La Guía Repsol recomienda acudir a estos locales para comer este plato típico del Principado. En esta pequeña selección se encuentran aquellas fabadas «por las que vale la pena recorrerse Asturias»
07 ene 2025 . Actualizado a las 17:50 h.La fabada no es el guiso más antiguo ni tampoco el que más historia tiene —en realidad, su origen está en el aire— pero sí es uno de los que mejor representa la gastronomía asturiana. Es de hecho considerada como un símbolo de la cultura culinaria del Principado, porque no solo mantiene con vida los sabores tradicionales de la región sino que además refleja la esencia de toda una comunidad. Es por estas razones, entre otras muchas, por las que este plato de cuchara forma parte de la carta de la mayoría (por no decir todos) de los restaurantes de Asturias.
Son numerosos los establecimientos hosteleros y casas de comida de la región que a diario ofrecen este ancestral guiso elaborado a partir de fabas de la granja y carne procedente de la matanza del cerdo. La receta que siguen en cada uno de estos locales de restauración es prácticamente la misma, aunque es verdad que cada quien ajusta alguno de los pasos a su gusto. Pero eso no quita para que el secreto siga residiendo en la calidad de los ingredientes y el mimo con el que se cocina.
Algunos restaurantes han conseguido dar con el toque personal exacto y han convertido así a la fabada en su plato estrella. Con sus recetas, varios de estos establecimientos han logrado conquistar a los paladares más exigentes, incluidos los de aquellos que conforman la Guía Repsol. La publicación reconocida por ofrecer recomendaciones sobre lugares de interés gastronómico ha elaborado un listado de los establecimientos, que a su juicio, elaboran el mejor guiso. En esta pequeña selección se encuentran aquellas fabadas «por las que vale la pena recorrerse Asturias».
La primera parada de este viaje gastronómico es Casa Gerardo. El restaurante que la familia Morán tiene en Prendes, en el concejo de Carreño, sirve uno de los mejores platos de fabas de toda la región. «Es obligatorio probarlo al menos una vez en la vida», aseguran desde la popular guía sobre la propuesta de este establecimiento con nada más y nada menos que tres Soles y una estrella Michelin.
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El siguiente destino de este recorrido es Pola de Allande. Concretamente, se debe hacer un alto en el camino en la casa de comidas situada en la calle Donato Fernández. Aunque en verdad el pote es «la insignia» de La Nueva Allandesa, «la fabada no se queda atrás». «Los 3.000 kilos de chorizo y algunos menos de morcilla que gastan al año crean una sociedad con sus fabas cocinadas a fuego lento, como se ha hecho siempre», dicen destacando así el buen saber hacer de Geli Lacera, la guisandera que regenta en la actualidad este restaurante asturiano.
Tras hacer parada en la citada localidad allandesa hay que dirigirse a la capital del Principado para probar otra de las mejores fabadas de la región. Y es que las que prepara el chef Pedro Martino en su restaurante de Caces, sin duda alguna, merecen ser saboreadas. Al hacer que el compango y el caldo tengan «la misma importancia» que las fabas, el afamado cocinero logra así un guiso que conquista el paladar de cualquiera.
Como era de esperar, Casa Benigna se encuentra en este recorrido gastronómico. Si uno lo que quiere es probar una buena fabada debe acudir a este restaurante situado en el Parque Natural de Ponga es por su fabada. «Es uno de esos sitios que te quedarías observando todo el día, aunque no te costará concentrarte en su comida casera y de calidad», destacan en la Guía Repsol, donde aparte de poner en valor sus fabas, recomiendan probar la sopa de hígado y la carne de caza. «Todo de la manera más auténtica», manifiestan.
En el restaurante con más de 120 años de historia y situado en «uno de los pueblos más bonitos de Asturias» se preparan también uno de los mejores platos de fabas de toda la región. Se trata de Casa Xico, uno de los establecimientos con más solera de Llanes, donde este plato típico asturiano se ha convertido en su principal seña de identidad. A diferencia de otros establecimientos hosteleros, este antiguo bar-tienda-estanco echan pantruque —«un rollo frito de tocino y cebolla»— y huevo a la fabada. Una versión de la receta que se puede disfrutar durante estas fechas los sábados y domingos, ya que, en invierno, el establecimiento «solo abre los fines de semana». En cambio, por el verano, gracias al buen tiempo «aprovechan para ampliar sus horarios».
Es uno de los templos de peregrinación de los amantes de los productos marinos. Tanto es así que los lugareños ya lo apodan como «La Casa del pescado», ya que sus platos con marisco y ejemplares de peces son los más recomendados. Es por esta razón por la que guisos tradicionales suelen pasar desapercibidos en Casa Pilar pero eso no quita para que la fabada que sirven cuente con «sus adeptos». Además puedes pedir fabas en otros platos, con pulpo y carabineros», señalan. En resumen, en este restaurante de Llanes hacen también unas «cuidadas» elaboraciones por las que «merece la pena desviarte de tu camino y adentrarte en las profundidades del pequeño pueblo de Nueva».
Otra de las fabadas por las que a juicio de la Guía Repsol merece la pena desviarse en el camino son las que se cocinan a fuego lento en Casa Adela. «Están bien hechas» y además «apetecen a cualquier momento» «Si el cuerpo te pide un plato de cuchara y pasas por las Cuencas Mineras asturianas, Adela estará encantada de recibirte en su restaurante, el cual comanda desde hace dos décadas», aseguran desde la popular guía. «Algo estará haciendo bien porque según nuestros lectores se trata de unos de los mejores Soletes donde comer guisos de toda España», destacan de este local de Langreo.
Hay que conducir hasta Villayón para encontrar otro de los establecimientos de Asturias en los que sirven uno de los mejores platos de fabada. Lleva por nombre El Torneiro y puede presumir de haberse colado este año entre los finalistas del concurso que busca la elaboración más exquisita de este guiso típico asturiano del mundo. En esta casa de comidas regentada por Mirta y Santi tienen además mucho que ofrecer en cuanto a carne se refiere, ya que tal y como recuerdan desde la Guía Repsol llevan «nueve temporadas» criando bueyes casinos para poder ofrecer «los cortes de proximidad y alta calidad».
Se aloja en una construcción de 1833 y tiene cerca de tres décadas de experiencia sobre los fogones. Casa Poli es parada obligatoria para los amantes del guiso cuya receta nació a raíz del pote asturiano. La fabada que se sirve en este restaurante situado en la localidad llanisca de Vidiago es de toma pan y moja. «Emplatada con más contención que en otros lugares pero muy consistente» esta se pueden disfrutar «tranquilamente» en su comedor exterior. «Pero sus cuatro salas interiores son perfectas para los días lluviosos», apuntan desde la icónica guía, que pone en valor el «excelente servicio» y «los buenos productos» de este Solete con Solera.
Si uno se encuentra por Cangas de Onís y de repente le apetece comerse una buena fabada, sin dudarlo ni un instante diríjase a El Molín de Mingo. El restaurante regentado por la chef Dulce Martínez es un referente en cuanto a este guiso típico de Asturias se refiere. «La tradición va siempre por delante», aseguran desde la guía sobre este local, donde «no defraudan las recetas que uno tiene en mente cuando se sitúa entre los Picos de Europa y el mar Cantábrico». «Aunque hay espacio para la creatividad, en este establecimiento se siguen preparando los platos más tradicionales», precisan.
Las fabas con compango que se preparan en Casa Eladia merecen también una mención especial en este artículo. A juicio de quienes elaboran la Guía Repsol, vale la pena recorrer unos cuántos kilómetros en coche para probar la fabada en este local que en su día fue bar-tienda de Villaviciosa. Preparada con «cariño y esmero», «como todo lo que cocinan», estas se sirven en una «pequeña olla de cerámica» para «enamorar» así al comensal. La puedes acompañar con los clásicos tortos o el pantrucu, la morcilla clásica de la comunidad», recomiendan desde el popular libro gastronómico.
La última parada de este recorrido debe hacerse en Ponga, donde se encuentra Casa Ricardo. Aunque se haya dejado este sitio para el final, eso no quiere decir que su fabada sea peor que las que se sirven en los citados restaurantes, para nada. De hecho, «es una de las mejor valoradas por sus comensales». «Si además la rematas con su tarta de queso, tu comida puede alcanzar cotas de inolvidable», aseguran desde Repsol. En este restaurante no solo es posible vivir una auténtica experiencia gastronómica sino que además puedes disfrutar de los espectaculares paisajes de los Picos de Europa, ya que cuenta con una terraza que ofrece vistas de lo más «privilegiadas».