Howi Álvarez: «No sueño con tener un Goya o un Óscar, sino con ganarme la vida como director de cine»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

CULTURA

El asturiano Rafa Álvarez, conocido artísticamente como Howi Álvarez, junto con Lia Lugilde (directora de fotografía) y Laura Ubach (actriz) durante el rodaje de Soledá
El asturiano Rafa Álvarez, conocido artísticamente como Howi Álvarez, junto con Lia Lugilde (directora de fotografía) y Laura Ubach (actriz) durante el rodaje de Soledá

Este asturiano de 30 años transformó una de sus pasiones en su forma de vida. Trabaja en productoras vinculadas a proyectos cinematográficos de Hollywood, mientras continúa forjando su carrera como cineasta

09 abr 2025 . Actualizado a las 09:31 h.

Decía Arthur Schnitzler que estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida. Razón no le faltaba al dramaturgo austríaco y si no que se lo pregunten a Rafael Álvarez. Este asturiano tiró de  ingenio cuando le preguntaron que a qué se dedicaba mientras descargaba camiones para un rodaje. «Soy director de cine y me gusta ver los departamentos por dentro», dijo sin pensárselo ni un segundo. Esa respuesta fue la clave para convertir su hobby en su profesión. Desde entonces, se dedica en cuerpo y alma al séptimo arte.

«A día de hoy puedo decir que vivo del cine cuando jamás me lo había imaginado», confiesa a sus 30 años. Pero, antes de llegar a trabajar en grandes producciones de Hollywood, tuvo que recorrer un largo camino de espinas. «Mantengo los pies en el suelo porque sé que este es un mundo muy complicado. De hecho, desde entonces apenas tengo vida. Hago jornadas laborales de 10, 11 o 12 horas diarias, sin apenas descansos», reconoce. Por eso, no tiene grandes aspiraciones en la vida. «Mi mayor sueño no es tener un Goya o un Óscar, sino poder ganarme la vida como director de cine. No quiero grandes fortunas ni nada por el estilo, solo quiero que me alcance para pagar el alquiler y estar tranquilo, sabiendo que soy director de cine», admite.

De la docencia al espectáculo

Corría el año 2019 cuando Rafa —así lo conocen cariñosamente— decidió hacer las maletas y abandonar su pueblo natal, Turón, en busca de un futuro mejor. Puso rumbo a Madrid porque creía que en la capital iba a tener más oportunidades para ejercer como maestro de Primaria. Se presentó a las oposiciones y, aunque consiguió entrar en bolsa, pasaban las semanas sin que le ofrecieran un contrato como interino. Comenzaron a invadirle la cabeza pensamientos negativos hasta que sus dos compañeras de piso, Silvia y Lidia, decidieron hacerle un regalo que cambiaría para siempre el rumbo de su vida.

Ambas son actrices y, desde que comenzó a convivir con ellas, el joven turonés les echaba siempre que podía una mano, ya fuera para grabar, leer los guiones o preparar los castings. Sabían que desde bien pequeño él sentía una gran curiosidad por el mundo de la interpretación. Por eso, al notar que cada vez le apasionaba más el oficio, decidieron regalarle un curso intensivo de teatro. Durante un fin de semana entero, Rafa tuvo la oportunidad de conocer y aprender los entresijos del arte dramático. Le gustó tanto la experiencia que, al seguir sin noticias de la bolsa de funcionarios interinos, apostó por seguir su formación como actor.

Profesionalizar su talento

Se apuntó por tanto a una escuela de teatro amateur. Contaba las horas para volver a subirse a las tablas de un escenario. Pero, para su sorpresa, a falta de unos días para empezar el curso formativo le llamaron para avisarle de que se cancelaba el mismo porque no habían logrado alcanzar el número mínimo de inscritos para formar un grupo. La noticia le cayó como un jarro de agua fría, ya que sabía que era complicado ingresar en otra escuela, considerando que ya era febrero de 2020 y que las instituciones suelen seguir el calendario académico. Sin embargo, buscando por internet encontró una academia de teatro que tenía abierta una convocatoria para nuevos alumnos.

«Me resultó extraño pero como no tenía tampoco muchas más opciones me apunté», dice el asturiano, quien por aquel entonces no sabía que se trataba de la afamada escuela de interpretación Work In Progress. A los tres años se graduó y ahí empezó su carrera como actor. Pero antes de hacer sus primeros pinitos tuvo que buscarse un nombre artístico. «Como me dijeron que era importante y compartía nombre con El Brujo me quedé con el mote con el que me conocen en redes sociales: Howi Álvarez, en honor a Howard Wolowitz, de The Big Bang Theory», dice.

Rafael Álvarez es natural de Turón y se ha convertido en director de cine
Rafael Álvarez es natural de Turón y se ha convertido en director de cine

Comenzó trabajando como extra en unos proyectos y como figurante en otros. Le encantaba recrear personajes, aunque solo fuese por unas horas y por unos pocos de euros. De hecho, como no podía ganarse la vida como actor, para salir adelante tuvo que ir encadenando contratos en el sector de la hostelería, los eventos o la animación. A pesar de ser trabajos «muy precarios», no le importaba tener que pluriemplearse porque, al fin y al cabo, estaba persiguiendo un sueño. Sin embargo, llegó un momento en el que su salud mental empezó a verse seriamente afectada, puesto que debía de contar cada céntimo para llegar a fin de mes.

Se puso por tanto a buscar un trabajo estable o por lo menos que tuviese mejores condiciones laborales. Entre tanto, le llamaron para trabajar como peón de producción en Isla Brava, una serie de televisión mexicana. «Estaban grabando la segunda temporada aquí, entre Madrid y Toledo, y necesitaban a alguien para ayudar a descargar los camiones», cuenta. Aceptó la propuesta. En la fecha acordada se puso a bajar mercancía del vehículo pesado y a transportarla hasta una nave. En medio de la faena, se acercó un coordinador para preguntar por la carga. «Rápidamente le dije: está ahí, está ahí», cuenta.

En el momento justo y la respuesta clave

En ese preciso instante, apareció la jefa de arte y le preguntó quién era y qué hacía ahí. Sin pensárselo ni un solo segundo, Rafa dijo que era director de cine pero que le gustaba ver cómo funcionaban todos los departamentos. Vamos, que se tiró un triple. «En verdad solo tenía dos opciones. Decirle que estaba ahí porque necesitaba trabajar para ganar así 50 euros y calmar un poco mi cabeza, en ese momento estaba superando una depresión, o decir lo que dije», confiesa.

Sin pensar que le estaba engañando, la mujer comenzó a preguntar a los demás trabajadores sobre él. Dadas las buenas referencias, le aseguró que en el momento que necesitasen a alguien se pondrían en contacto porque «ya sabían que era cineasta y que se me iba a dar bien». «Pensaba que lo decía por decir pero no. A la mínima que necesitaban gente me llamaban», dice el turonés, que empezó a trabajar como peón en una subcontrata, donde se empleó un par de meses hasta que pasó a formar parte de la plantilla.

«Vieron que salía mucho más económico contratarme porque me estaban llamando para trabajar prácticamente todos los días», destaca. Pasó por tanto a ser un empleado más de la productora. Desde entonces, fui pasando de una producción a otra. Empecé como peón, luego como meritorio de producción, ayudante, auxiliar... hasta llegar al día de hoy, en el que en el proyecto en el que estoy me encargo de preparar todos los decorados y las escenas», señala orgulloso de su crecimiento profesional.

Su salto a Hollywood

Desde que se adentró en este mundo, Rafa no ha parado de trabajar en el departamento de arte de las películas. Ha formado parte del equipo técnico de Lucky Luke, la serie en la que Disney + adapta de forma moderna las aventuras del famoso vaquero solitario del cómic europeo; The Beast, la película de acción encabezada por el popular actor estadounidense Samuel L. Jackson, y Day Drinker, el largometraje protagonizado por Johnny Depp y Penélope Cruz, entre otros proyectos audiovisuales.

Pero, no solo trabaja para aportar su toque artístico a diversas producciones cinematográficas, sino que además desempeña como director de cine. Aunque apenas tiene tiempo para dar rienda suelta a esta faceta, siempre que su cuerpo y su mente se lo permiten —pues su jornada laboral es muy larga— se sienta a escribir guiones, confiando en que algún día se grabarán. Por el momento, ha logrado rodar su primer corto. Lleva por nombre Soledá y consiguió ver la luz gracias a la ayuda desinteresada de unos amigos suyos.

El asturiano Rafa Álvarez, conocido artísticamente como Howi Álvarez, junto con Lia Lugilde (directora de fotografía) y Laura Ubach (actriz) durante el rodaje de Soledá
El asturiano Rafa Álvarez, conocido artísticamente como Howi Álvarez, junto con Lia Lugilde (directora de fotografía) y Laura Ubach (actriz) durante el rodaje de Soledá

«Sabían que no tenía presupuesto y que, por tanto, no les iba a pagar nada, pero aún así tres de mis amigos, mi padre y un chico que me dijo que quería participar se ofrecieron para rodar Soledá», resalta agradecido. Finalmente sí que pudo recompensarles económicamente. «Por casualidades de la vida se canceló un viaje que tenía programado y procuré que todos cobraran algo, no lo que se debiera por convenio, ojalá, porque yo ni siquiera cobré nada. De hecho, no voy a decir que perdí porque lo veo como una inversión», manifiesta.

Después de tres días de grabación y casi un año de posproducción, este cortometraje, que cuenta la historia de una joven ganadera que vive en una aldea costera casi deshabitada, sumida en una rutina de la que no puede escapar, vio la luz en el  2024. Con apenas unos meses de vida, la producción de Howi Álvarez ganó el premio a Mejor Cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX). Recientemente ha conseguido el premio del jurado sección oficial y premio del público sección oficial en el IV Festival de Cine de Llanes.

No cabía de sí en su gozó cuando recibió la noticia de que Soledá se había alzado con la medalla de oro en el FICX. «Fue una locura porque fui a los dos días de la competición, y es que había cortos muy pero muy buenos. De hecho, confieso que fantaseaba con llevarnos una mención especial porque ganar era imposible. Por eso, cuando me llamaron para decir que habíamos ganado, no me lo creía. De hecho, colgué y dije: “Seguro que se equivocó de persona”», cuenta, antes de reconocer que «inconscientemente todos solemos desprestigiarnos».

Durante la presentación del corto de Soledá. Quien lleva el micrófono es el padre de Howi Álvarez
Durante la presentación del corto de Soledá. Quien lleva el micrófono es el padre de Howi Álvarez

Este premio marcó un antes y un después en su carrera como director de cine. «Al ver que apuestan por la historia de la trama, porque técnicamente hay mucho que mejorar, decidí no dar por perdido mi segundo proyecto y me puse a levantar el mismo. Cogí el proyecto con más ganas y me dije: “Pa'lante, que las cosas cuestan pero al final salen”, dice. El nuevo corto tiene un toque autobiográfico, ya que la historia versa sobre un joven profesor que vuelve a su pueblo después de haber estado años en la ciudad. «A la hora de escribir, siempre tiro de historias personales. Aunque Howi no es el protagonista sí que intento que los personajes vivan o sientan lo que yo en su día sentí», confiesa.

Lo más desafiante 

Aunque muchos lo ven como un trabajo fascinante, ser director de cine no es una tarea fácil. Requiere manejar múltiples aspectos creativos, técnicos y logísticos al mismo tiempo, además de tomar decisiones bajo una constante presión. Pero, para Howi Álvarez «lo peor de todo», sin duda, es la incertidumbre que genera esta profesión. «Soy una persona a la que le gusta tener todo bajo control, y no saber cómo conseguir financiación para el siguiente proyecto, cómo levantarlo, cómo presentarlo, etc., es algo que me mata», reconoce.

En este punto, señala que para materializar Soledá, un cortometraje no profesional, estuvo literalmente un año en postproducción para lograr esos 15 minutos. «Por eso, el valor positivo es tan grande, porque una vez que estrenas, sabes todo el trabajo que hay detrás y te sientes feliz de haberlo logrado», asegura.

Y lo más gratificante de ser director de cine

Si tuviera que elegir una sola cosa como director de cine, sin duda alguna, se quedaría con las buenas compañías. «Creo que es súper importante hacer proyectos rodeado de buena gente. En Soledá estuvimos tres días grabando desde la mañana hasta la noche, lo cual es realmente agotador, pero fueron los tres mejores días de mi vida porque formamos una piña increíble», resalta.

También valora los contactos que ha logrado hacer en todo este tiempo detrás de la gran pantalla. «No te puedes imaginar la cantidad de gente que vas conociendo en el camino. Al ir a festivales, te encuentras de repente con cineastas asturianos… Si no fuera por Soledá, la mitad de los contactos que tengo no los habría hecho», confiesa el joven, quien trabaja incansablemente para lograr su sueño de vivir del cine como director

«Salgo de casa a las seis de la mañana y no llego hasta las siete de la tarde. Hay veces que estoy tan cansado que no soy capaz de ponerme a trabajar en mi segundo proyecto como director. Pero, al menos, trabajando con la productora de La Bestia, estoy aprendiendo, porque ya estoy inmerso en el mundo del cine. Aunque no tiene nada que ver con el cine que yo hago, claro, es como comparar un corto amateur con una producción de Hollywood», admite.

Como sabe que la clave del éxito está en la perseverancia, este joven asturiano se ha convertido en el mejor amigo de la paciencia. «Esto lleva mucho tiempo y no pasa nada si no salen las cosas a la primera porque al final tengo tablas, conocimientos y contactos, que es lo importante», asegura. Por eso, anima a todos aquellos jóvenes que sueñan con ser directores de proyectos cinematográficos a lanzarse a la piscina y a nadar, aunque sea, a contracorriente.

«No hay que tener miedo a equivocarse. Si uno tiene una idea tiene que apostar por ella y tirar para adelante. No hay que comerse la cabeza con tener una productora y muchísimo dinero, obviamente todos queremos hacer nuestros proyectos lo mejor posible, pero muchas veces no se puede. Entonces, si alargas y alargas nunca lo vas a hacer», señala este joven asturiano que se ha convertido por sí solo en director de cine.