El asturiano que protagoniza «Valle Salvaje»: «Un hombre por muy galán que sea tiene derecho a emocionarse»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

El ovetense Marco Pernas protagoniza «Valle Salvaje» la nueva serie de Televisión Española
El ovetense Marco Pernas protagoniza «Valle Salvaje» la nueva serie de Televisión Española Carlos Marqués

El actor y también mago Marco Pernas da vida al protagonista de la nueva serie de Televisión Española que arrasa además en Netflix. El camino hasta llegar a interpretar este papel no le ha sido fácil. De hecho, había sido seleccionado para ser uno de los personajes secundarios

15 ene 2025 . Actualizado a las 14:58 h.

Pasarse las tardes viendo películas con sus padres era para Marco Pernas el plan perfecto cuando era pequeño. Después, el ovetense solía encerrarse en su habitación para jugar a ser cualquier personaje que figurase en el filme. Se lo pasaba en grande recreando al capitán de los piratas, al superhéroe que debía de salvar a su pueblo o al valiente guerrero. Se le daba tan bien hacerlo que aún siendo menor de edad quiso hacer un curso de interpretación para perfeccionar la técnica. Inscribirse en estas sesiones fue una de las mejores decisiones que el criado en Trubia tomó en su vida, ya que le permitió aclarar sus dudas y encontrar su camino.

En ese momento, su joven mente estaba hecha un mar de líos y no sabía realmente a lo que quería dedicarse el día de mañana. «Descubrí que me encantaba la idea de vivir otras vidas y, sobre todo, hablar por los que no pueden hacerlo», asegura a sus 31 años. Para poder labrarse un futuro como actor tuvo que hacer importantes sacrificios. Desde no tener vida social para poder trabajar casi las 24 horas del día y costearse sus estudios hasta dejar su tierra natal y empezar de cero en una ciudad donde no conocía a nadie. 

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Y mientras que encadenaba pequeños papeles para poder seguir aprendiendo y creciendo profesionalmente como actor, el ovetense iba de escenario en escenario haciendo trucos de magia para poder realmente ganarse la vida. Finalmente ese esfuerzo dio sus frutos cuando hace unos meses logró convertirse en uno de los protagonistas de la exitosa serie de televisión española Valle Salvaje, que ahora arrasa en Netflix.

—Llegar hasta aquí no le resultó nada fácil. Su madre aseguraba en una entrevista que tuvo que salir adelante en una ciudad como Madrid donde no conocía a nadie. Pero aún así lo ha conseguido. ¿Cómo lo hizo?

—Ha sido difícil. Primero no contaba con toda la aprobación que quería porque siempre está el comentario de «tienes que dedicarte algo más seguro» pero lo que más influía en esa dificultad de comenzar mis estudios como actor era el tema económico. Ni mi familia ni yo podíamos permitirnos, ni por asomo, pagar todos los gastos que suponía tener que poner rumbo a Madrid para mi formación. Mi familia siempre me recuerda lo cabezón que soy poniéndome ese ejemplo. Siempre me recuerda que me pasé dos años «sin vida» dedicándome a trabajar de camarero en varios restaurantes a la vez, además de trabajar en las horas muertas de los turnos buscando socios en las calles de Oviedo para una ONG compaginándolo con la preparación para las pruebas de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, de Madrid.

Una vez pasados esos dos años y habiendo hecho las pruebas, me confirman que estoy dentro. Recuerdo que en mi año nos presentamos 455 personas y solo podían acceder 14. Ese momento lo guardaré siempre en mi memoria porque mis padres con lágrimas en los ojos me dijeron que todo el esfuerzo da sus frutos. Aunque si me permites, no estoy de acuerdo en que todo el esfuerzo dé sus frutos. No es un mensaje que me guste trasladar a la gente que está empezando en esto. Hay que aceptar que a veces no recoges los frutos que buscabas. A veces no se cumplen los sueños, pero sí se pueden actualizar.

De hecho, como supongo que decía mi madre en esa entrevista que mencionas, el no poder conseguir «mi sueño» en Madrid, a pesar de todo el esfuerzo, me ha llevado a crear otro camino: a actualizar mi sueño. Ahí fue donde decidí introducirme en el mundo de la magia y crear mi propia productora, La Chistera producciones, junto a mi socio, Álvaro Molero, de la nada. Mi primera inversión en el negocio fue de 170 € cuando tenía 200 € en mi cuenta —se ríe— y dedicarme a la magia y sacar adelante mi productora me hace tan feliz como poder trabajar como actor.

«Lo peor que le puede pasar a un actor es estar pendiente de un resultado»

—¿Qué recuerda de sus primeras veces frente a una cámara?

—La cámara es cierto que asusta y las primeras veces fue frustrante porque llevas el trabajo bien preparado, pero te pones delante de ella y todo desaparece porque llegan las tensiones para esconder todo ese trabajo. Al final no consiste en ser natural, eso sería sencillo, consiste en ser orgánico. Ser creíble dentro de un código interpretativo. Cuando digo código interpretativo, me refiero a que tiene que verse un cuerpo que, sin estar sobreactuado, transmita las emociones necesarias, una dicción que hace que se te entienda, una voz que hace que se te oiga sin hacerte daño, un estar en todo momento a disposición de tu compañero… En definitiva, ser orgánico, es tener en cuenta toda esa técnica sin que se vea, ni que tape todas las emociones que atraviesa tu personaje y que quieres transmitir. Eso es lo complicado y cuando te pones delante de una cámara, más. Aunque pienso que no es la cámara lo que te asusta, sino el ser consciente de que eso lo van a ver o lo están viendo en ese momento más personas. Incluso cuando sabes que no lo va a ver nadie, que solo lo vas a ver tú, también es complicado porque uno así mismo siempre se juzga y eso te hace ir encaminado hacia un hipotético resultado y eso es lo peor que le puede pasar a un actor, estar pendiente de un resultado.

«Aunque empecé antes siendo actor que mago también me ayuda mi faceta de mago en mi trabajo como actor»

—¿Qué ha aprendido de todos y cada uno de los papeles secundarios que ha interpretado? De todos ellos, ¿con cuál se quedaría?

—He aprendido que para un actor o una actriz nunca debe haber personajes protagonistas o secundarios. Todos los personajes tienen protagonismo, todos los personajes tienen un objetivo claro y unos miedos y deseos claros. Si piensas que estás haciendo un personaje pequeño, vas a ser pequeño. Un personaje que me ha marcado es haciendo teatro, con José Carlos Plaza de director. Es un personaje que no tenía ni nombre y solo tenía una escena de un minuto y medio, dentro de una obra de teatro de casi dos horas. Desde el primer momento José Carlos Plaza y yo nos pusimos a trabajar este personaje y le dedicamos las mismas horas que si fuese un personaje principal. Eso, por ejemplo, es lo que hace que las obras de José Carlos Plaza brillen como lo hacen porque en ellas, como te digo, no hay un solo personaje que el actor o actriz considere pequeño aunque solo diga una frase y aparezca una vez durante cinco segundos sobre el escenario.

El actor Marco Pernas es también mago
El actor Marco Pernas es también mago Carlos Marqués

—Para poder ganarse la vida ha tenido que compaginar su trabajo como actor con el de mago. ¿Qué le aporta esta faceta suya a la de actor?

—Tener formación y conocimiento en interpretación ayuda sobremanera a ejercer tu labor de mago. Una cosa es que una rutina de magia o un espectáculo de magia esté bien y otra cosa es que brille. En mi opinión, solo puedes hacer que brille si tienes herramientas para transmitir emociones al público como poder decidir cuándo al público le entra una emoción u otra, saber identificar qué siente, vender algo que no es real como real, moverse sobre un escenario, u otras claves más técnicas como saber cuando te está dando la luz y cuando no, e identificar si estás teniendo ritmo en tu rutina o estás yendo demasiado rápido. Estas son claves que se van adquiriendo con la experiencia como mago, pero ayuda mucho tener una formación que te hace tener todas esas herramientas. Esa formación es a la que recurrimos los actores y actrices.

Aunque empecé antes siendo actor que mago también me ayuda mi faceta de mago en mi trabajo como actor. Por ejemplo, en la magia son muy importantes los focos de atención: donde diriges tu atención, y hacia donde quieres que vaya la atención del espectador. Si como actor tienes eso bien trabajado, tienes mucho ganado. También cuando trabajas como mago sueles estar más solo en una actuación o en la preparación de la misma y eso te da una soltura muy grande, ya que todos los preparativos de sonido, de luz, etc. los tienes que llevar tú mismo a cabo y eso hace que como actor, no dependas tanto de los demás, sino que tengas una autonomía.

—Después de muchos sacrificios ha logrado ser uno de los principales personajes de Valle Salvaje. ¿Cómo consiguió realmente el papel?

—En esta serie fui seleccionado para ser uno de los personajes secundarios. Cuando comenzamos los ensayos previos al primer día de rodaje me dijeron que querían que yo fuese el protagonista. Fue algo inesperado. De hecho, desde que me lo dijeron hasta que empecé el primer día de rodaje yo tenía los típicos miedos que te vienen cuando piensas que no estás preparado, porque no contaba con ello. Aquí tengo mucho que agradecer a mis compañeras y compañeros tanto del elenco como de todo el equipo por todo lo que me han ayudado en esa fase. Ya contaba con la confianza de quien decidió darme el papel de protagonista, pero tuve algunos momentos de fragilidad y supe en primera persona lo que es sentir el síndrome del impostor, ya que era difícil para mí confiar en que pudiese estar a la altura. Ha sido un proceso complicado pero muy bonito al ver a tanta gente que depositaba su confianza en mí. Y siempre estaré agradecido al productor ejecutivo, Josep Cister, y al director, Miguel Conde, por todo ello.

«Un hombre, por muy galán que sea, también tiene derecho a ser emocional, a ser sensible, a llegar a amar a alguien que odia, y a llegar a odiar a alguien a quien ama»

—¿Qué sintió cuando le ofrecieron dar vida a Rafael Gálvez de Aguirre?

—Al principio sentía una responsabilidad enorme, pero poco a poco me fui motivando. El personaje, cuando lo lees por primera vez, puede parecerte fácilmente el típico galán de telenovela. Pero tenía en mis manos la oportunidad de arriesgar y de hacer un galán diferente. Por ejemplo, un personaje que no sea un príncipe azul si no una persona que en algunos momentos te caerá bien y en otros te costará entenderlo por ser tan emocional e impulsivo. Digo que estaba ante una oportunidad porque quería transmitir la idea de que un hombre, por muy galán que sea, también tiene derecho a ser emocional, a ser sensible, a llegar a amar a alguien que odia, y a llegar a odiar a alguien a quien ama.

No quería quedarme encorsetado en la figura de galán. Soy consciente del riesgo que eso supone ya que hay gente a la que puede no gustarle tanto ver como un personaje de este tipo es, por ejemplo, tan emocional. Considero que los actores y actrices tenemos un compromiso ya que mucha gente ve los personajes que interpretamos y también aprenden de ellos y me gustaba la idea de transmitir que un hombre, aunque sea del siglo XVIII, también puede estar lleno de sensibilidad.

—¿Cómo se ha preparado para interpretar este papel? ¿Tuvo que aprender algo nuevo o cambiar algo de ti?

—Considero que un personaje no se crea desde un imaginario, sino que se va creando según vas analizando cómo responde a cada acontecimiento que le sucede. También según lo que otros personajes hablan de él, o según lo que te van dando tus compañeras y compañeros de reparto. Obviamente siempre siguiendo unas directrices que te marcan desde dirección. Pero intentando ser coherente con el texto, ya tienes mucho de tu personaje creado. A esto hay que añadirle algo diferente al ser una serie de época. Llevas un vestuario al que no estás acostumbrado y caminas, te mueves, hablas, etc. como no sueles hacerlo en tu vida sino como un personaje del siglo XVIII. Todo esto va haciendo tu personaje, sin olvidar la gran importancia que han tenido en este proceso Nazareth Troya, que ha sido la encargada de darnos clases de protocolo del siglo XVIII y de los coach de interpretación Jorge Elorza, Laura Toledo y Teresa Aristrain, que son profesionales cruciales e imprescindibles en nuestro proceso interpretativo y que actualmente aún nos siguen acompañando, ayudando y dando claves para llevar a cabo las secuencias.

«No hay personajes pequeños, pero tampoco hay personajes más grandes que otros»

—¿Qué desafíos enfrenta al asumir un papel tan importante?

—El desafío más grande al que tuve que enfrentarme fue el hacer un personaje orgánico, creíble y que transmita al público teniendo en cuenta que es un personaje del siglo XVIII. También hay mucho riesgo cuando haces un personaje de este tipo a caer en un cliché o una exageración al no identificarte con esa época. Hemos tenido que hacer un gran trabajo de investigación de época para poder identificarnos al máximo con ella y ofrecer al público una historia creíble.

«A mí me daba vergüenza decirle te quiero a mi padre o llorar o mostrarme débil en público»

—¿Cómo manejó la presión de saber que eras el protagonista de una producción con tantas expectativas?

—En línea de lo anterior, considero que no hay personajes pequeños, pero tampoco hay personajes más grandes que otros. Al menos es lo que me gusta pensar. Eso me libera cuando interpreto un personaje protagonista y me mantiene alerta cuando hago un personaje más pequeño. Cada personaje tiene su historia y ninguna historia vale más que otra. Todas esas historias tienen sus conflictos, sus objetivos, etc. De hecho, esta serie destaca por ser muy coral, ya que se puede ver que todas las tramas que la forman son igual de potentes.

«Hay muchos más puestos de trabajo alrededor de una producción que son imprescindibles y que la gente no sabe»

—¿Se identifica con su personaje en algún aspecto? ¿Qué tiene en común con él?

—La sensibilidad quizás sea la parte con la que más me identifico. En esta sociedad es más complicado ver a hombres que muestran su sensibilidad. Yo siempre me he sentido un poco esclavo de ello, a mí me daba vergüenza decirle te quiero a mi padre o llorar o mostrarme débil en público. Es algo que he aprendido a hacer a lo largo de mi vida, a llevarme bien con mi sensibilidad, y aceptar que está ahí. Por eso decía antes que me encanta la idea de que el mensaje que yo pueda transmitir a la gente con mi personaje sea ese.

El ovetense Marco Perna, en la premiere de «Valle Salvaje»
El ovetense Marco Perna, en la premiere de «Valle Salvaje»

—¿Qué ha supuesto este papel para usted tanto a nivel profesional como personal?

—Este papel me ha dado la oportunidad de ser más profesional. No lo digo porque me sienta más profesional por el simple hecho de estar trabajando en una serie de televisión sino porque me he dado cuenta de que hay muchos más puestos de trabajo alrededor de una producción que son imprescindibles y que la gente no sabe. Yo tampoco lo sabía. Eso me ha hecho ser más profesional porque ver cómo trabaja toda esa gente te hace entender la profesión de otra manera. Por ponerte un ejemplo, los y las auxiliares de dirección son quienes se encargan de coordinar a todo el equipo, a todas las actrices y actores, se aseguran de que todo el mundo esté a su hora; elaboraran los calendarios y, si hay algún percance, ellos se encargan de solucionarlo y siempre con la mejor de las caras. Esa profesión la gente no la conoce y sin ellas o ellos sería completamente imposible sacar un proyecto de este tipo adelante.

«No estoy acostumbrado a trabajar en este tipo de series. Estoy acostumbrado a trabajar en otros proyectos en los que tienes más tiempo para pulir tu personaje»

—¿Cómo cree que este papel marcará su trayectoria artística?

Eso es algo que me gustaría saber a mí también. Por ahora no es algo en lo que piense porque estoy completamente centrado en el papel y en el proyecto. Más adelante quién sabe. Ahora tengo la oportunidad de vivir un momento de mi vida que estaba esperando, así que estoy disfrutándolo sin pensar en lo que pueda venir después.

—¿Qué le gustaría que los espectadores se lleven después de ver Valle Salvaje y de su interpretación?

—Lo que mencionaba antes de la sensibilidad pero también me parece un buen mensaje intentar ayudar y defender siempre a la gente que te rodea, que quieres y que te quiere, a pesar de las consecuencias. Algo que es el motor de mi personaje.

Con 17 años Marco Pernas se apuntó a un curso de interpretación y ahí se dio cuenta cuál era realmente su vocación
Con 17 años Marco Pernas se apuntó a un curso de interpretación y ahí se dio cuenta cuál era realmente su vocación Carlos Marqués

—¿Cómo ha sido o está siendo el rodaje de esta serie? ¿Cómo lo calificaría?

—Por una parte está siendo duro, ya que una serie diaria requiere estar trabajando muchas horas al día de lunes a viernes y durante mucho tiempo. Eso también supone que cuando llegamos a casa, el poco tiempo libre que tenemos, tenemos que dedicárselo a seguir estudiando y analizando secuencias. No estoy acostumbrado a trabajar en este tipo de series. Estoy acostumbrado a trabajar en otros proyectos en los que tienes más tiempo para pulir tu personaje pero aquí la sensación es que todo va muy rápido. Eso también te hace adquirir muchas tablas como actor.

Por otra parte, y es la principal, estoy aprendiendo mucho de todos mis compañeros. Es increíble todo lo que me dan en cada secuencia y lo fácil que es llevar mi trabajo a cabo con cada uno de ellos. Además, hay gente muy joven en el reparto y me ha sorprendido lo bien preparada que está. Yo con 20 años no estaba tan preparado interpretativamente hablando. Destaco también el buen rollo que hay en todo el equipo, que es algo que tampoco me esperaba de esa manera. Puedo decir, y de verdad, que este equipo es mi familia.

«Los sueños no siempre se cumplen cuando uno quiere, sino que llegan muchas veces cuando menos te lo esperas»

—¿Alguna anécdota que pueda contar?

—Hay muchas y más cuando compartes tanto tiempo con tus compañeras y compañeros. Una de ellas es que tenía que hacer con Nacho Olaizola, el actor que interpreta a Julio, una secuencia en la que los dos personajes que interpretamos estaban llorando si no recuerdo mal por la muerte de su madre y, de tan profundo que estaba siendo todo y tan agotados que estábamos, tuvimos que repetirla cuatro o cinco veces porque no podíamos parar de reír. Era curioso, porque reír es lo último que se te ocurriría en una secuencia de ese estilo, pero ni siquiera podíamos empezar porque era mirarnos y empezar a reírnos a carcajadas.

—En un futuro, ¿qué tipo de papeles le gustaría explorar?

A mí siempre me han atraído los personajes malvados y afrontar el reto de humanizarlos. No tratar de conseguir que la gente justifique su maldad, pero sí tratar de que la gente pueda llegar a comprenderlos.

—¿Está embarcado ya en algún otro proyecto? ¿Puede adelantarnos algo?

—Ahora mismo como actor estoy centrado en esta serie. Pero, como mago, estoy empezando con mi productora, La Chistera Producciones, una gira nacional por los colegios de educación primaria y secundaria con nuestros espectáculos educativos. También estamos terminando la preproducción de varios espectáculos de magia, tanto el mío de mentalismo, como de los magos y magas que tenemos trabajando en la productora para comenzar otra gira nacional e internacional.

—Por último, ¿qué consejo le daría a quienes sueñan con dedicarse al mundo del espectáculo?

—Ser actor o actriz significa convivir con el no. Para llevarme este papel en la serie he tenido que pasar por decenas de noes. Entonces, les diría que no se estresen, que aprendan a vivir con el fracaso, que los sueños no siempre se cumplen cuando uno quiere, sino que llegan muchas veces cuando menos te lo esperas, pero tienen que estar preparados para cuando lleguen. También, por desgracia, la mayor parte de las veces no llegan. Por este motivo antes he hablado de que en vez de cumplir sueños a veces conviene más pensar en actualizarlos. Si quieren empezar su carrera como actores o actrices, considero que deberían tener esto muy en cuenta, además de prepararse muy bien y adquirir las máximas herramientas posibles. Siempre he visto la profesión del actor como la de un chef, ya que no deja nunca de investigar, de probar nuevas técnicas, de crear nuevos platos que den diferentes sabores y compaginar un sabor con otro. Cuando empiezas en la interpretación, aprendes a cocinar una patata, pero después está en tu mano hacerla al horno, rellena de atún, guisada, etc. Si quieres ser actriz o actor es porque te gustan las montañas rusas.