David Blanka, el asturiano que forma parte de la serie «Asuntos Internos»: «Cuando tu físico se acabe o ya no estés de moda, te vas fuera»

ASTURIAS

El actor asturiano David Blanka, junto a la actriz Laia Manzanares, en la serie de RTVE «Asuntos Internos»
El actor asturiano David Blanka, junto a la actriz Laia Manzanares, en la serie de RTVE «Asuntos Internos» Manu Sevillano

A lo largo de las dos décadas de su carrera, el actor ha participado en grandes proyectos audiovisuales como «Soy Nevenca», película nóminada a cuatro categorías en los premios Goya 2024

01 mar 2025 . Actualizado a las 10:31 h.

David Blanka, oriundo de Sama de Langreo, forma parte del nuevo éxito de Televisión Española, Asuntos Internos. Una serie ambientada a finales de los 70, durante la época de la transición, en la que se muestra cómo Clara Montesinos —interpretada por Laia Manzanares—,se incorpora al cuerpo de policía como la primera mujer de la comisaría de Vallecas. La serie española se ha convertido ya en todo un éxito, siendo el estreno de ficción más visto del año con más de dos millones de espectadores.

Pero Asuntos Internos no es el primer gran trabajo del actor asturiano. En sus dos décadas dentro del mundo de la interpretación, David Blanka ha tenido la oportunidad de trabajar en algunos de los proyectos audiovisuales más reseñados de la industria del cine de este país. Entre sus últimas apariciones en la gran pantalla se encuentra su interpretación en Soy Nevenca, película nominada a cuatro premios Goya 2024; o Maixabel, ganadora de tres premios Goya en 2021— ambas obras de la directora Icíar Bollaín—.

El teatro también ha estado presente en la vida del asturiano desde los inicios de una carrera actoral que, según explica el actor, empezó por casualidad. Ahora, tras el estreno de su último trabajo, David Blanka nos cuenta, en una entrevista para La Voz de Asturias, los secretos del éxito en el mundo de la interpretación.

—¿Cuándo se despertó su interés por la interpretación? ¿Cuál fue el momento en el que decidió que quería dedicarse a esto profesionalmente?

Me licencié en Historia en septiembre de 2008. Cuando acabé la carrera, empecé a opositar para los Cuerpos de Seguridad del Estado. En esa época, habían salido muchísimas plazas y me enfoqué en eso porque tampoco me veía dando clase en un instituto. Justamente en ese momento, por circunstancias de la vida, acabé en una escuela que había en Gijón, que se llamaba ProArte, fue mi primer contacto con la interpretación. Recuerdo perfectamente volviendo a mi casa en el bus decir: «Yo quiero dedicarme a esto». En ese momento paralicé las oposiciones. Luego, fui compaginando mi carrera como actor con algunos trabajos de producción y así fue como acabé en este mundillo. Lo descubrí casi de manera circunstancial, un poco por el azar, pero esto es lo mío y se me da bien.

Desde pequeño siempre me ha gustado el mundo artístico, me encantaba el cine y la música. Pero son de esas cosas que cuando te vas haciendo un poco más adulto las descartas, más estando en Asturias, piensas que es imposible dedicarte a esto, que lo tienes muy complicado. Además, en aquellos momentos, mi madre no podía permitirse pagarme una escuela en Madrid, pero la vida me dio el regalo de que hubiera una en Gijón.

David Blanka en el corto Todo Va A Salir Bien
David Blanka en el corto Todo Va A Salir Bien

—¿Diría que es complicado dedicarse en exclusiva al mundo de la interpretación?

—Sí, la verdad que es complicado. El porcentaje de gente que vive únicamente de la interpretación es mínimo. Esto también es trasladable a la gente que vive de la música, de la pintura o de cualquier disciplina artística, excepto que estés en una situación privilegiada, como puede un Luis Tosar o un Antonio de la Torre, que ya son gente que está muy instaurada dentro de la industria, hacen sus dos películas al año y que eso les permita vivir.

En mi caso, lo he compaginado dando clases de teatro como profesor, también con clases de producción y con producción ejecutiva. Me siento un privilegiado en ese sentido, porque por lo menos no me he salido del todo de la profesión. Hay a quien no le queda otra que combinarlo con trabajar en un supermercado o una tienda de ropa.

—¿Cómo recuerda sus primeras veces frente a las cámaras?

—Las primeras veces tenía más nervios, más inseguridades, sobre todo cuando me tocaba ir a la tele. La televisión tiene unos ritmos excesivamente rápidos, en los que no hay tiempo ni para respirar. Cuando te tocan series de emisión diaria van a cuchillo, no puedes fallar; tienes que llevar muy bien aprendido tu texto y las marcas. También es verdad que ahora, con el paso del tiempo y a base de llevar 20 años en esto, toda esa adrenalina del principio se ha bajado mucho, aunque aún mantengo esa cosilla, ese nervio de cuando sales al escenario o cuando vas a un estreno. Se mantiene esa adrenalina de cuando te toca un personaje que te encanta y que tienes que defenderlo frente a un equipo de 50 personas, sin llegar a caer en un narcisismo patológico, pero sí te gusta tener esa adrenalina activa, porque eso también hace que estés alerta, que estés concentrado y que estés en lo que tienes que estar. También reconozco que con el paso del tiempo todo eso se ha ido rebajando paulatinamente, porque cuanta más experiencia tienes en la vida o en el trabajo, las cosas se van equilibrando.

«Cuando hay dinero las cosas se hacen mucho mejor»

—A lo largo de su carrera ha trabajado en grandes proyectos, algunos de ellos han sido incluso galardonados por los premios Goya. Algunos ejemplos son Soy Nevenka o Maixabel. ¿Cómo ha sido la experiencia en producciones de esta envergadura?

—Sí, he tenido la suerte de participar en las dos últimas películas de Icíar Bollaín. Cuando trabajo en una gran producción lo noto. Al final, los actores seguimos un poco el proceso natural, excepto que te haya tocado un caviar en la primera ocasión, todos hemos pasado por hacer teatro, producciones audiovisuales más pequeñas, cortos con muy poco equipo y muy pocos medios. Luego, ves la diferencia cuando hay presupuesto. Cuando hay dinero las cosas se hacen mucho mejor.

Al final, el mundo audiovisual es así. En las grandes producciones, se nota que todo es mucho más fácil, porque tiene una estructura de gente mucho más grande detrás que prácticamente hace que el actor esté como aislado, como si fuera un búnker. A lo mejor, el equipo está desesperado porque no está saliendo una cosa, pero tú estás sumamente protegido. Es verdad que estar en producciones de este tipo también te permite trabajar con mejores profesionales, te permite conocer a gente mucho más potente dentro de la industria y se nota mucho la diferencia. El trabajo es más fácil, más organizado y mucho más medido.

—De toda su carrera, ¿cuáles diría que son los proyectos que más ha disfrutado o de los que más ha aprendido?

—Casi todas las cosas que he hecho las he disfrutado. Tienes algunos que te han salido mejor y otros que te han salido peor y que se han quedado un poco en el olvido. Como se suele decir, siempre hay algunos cortos que se han quedado en el disco duro. Pero sí es verdad que de todos he aprendido mucho, de todos he recogido algo.

Ahora mismo, el proyecto de ficción con el que estoy más contento con el resultado en Asuntos Internos, que está ahora mismo en Televisión Española. Creo que es un producto muy bueno, una ficción muy potente en la que todo está equilibrado: los guiones, la foto, la escenografía, las interpretaciones. Estoy muy feliz de haber estado en él, porque es un proyecto que me gusta y porque sabes que has estado en un buen proyecto.

Por otro lado, ahora mismo estoy haciendo una obra en el Teatro de las Aguas en Madrid, El Psicópata. Es una obra que me está marcado mucho porque es la primera vez que me enfrento a un espectáculo yo solo, ósea que estoy solo en el escenario. Para mí, es todo un reto colocarme yo solo en un escenario. Cuando tienes compañeros, sabes que si te quedas perdido ellos te pueden ayudar, pero en este caso estoy solo ante el peligro. Si fallas, fallas tú, no hay opción de arreglo. No hay nadie que te lo vaya a solucionar.

David Blanka en el largometraje Tres Hombres No Pueden Ocultarse Bajo La Tapa De Un Puchero
David Blanka en el largometraje Tres Hombres No Pueden Ocultarse Bajo La Tapa De Un Puchero

—¿Cómo se prepara cuando tiene que hacer frente a un nuevo personaje? ¿Utiliza algún método en concreto? ¿Es diferente preparar un personaje para cine que para teatro?

—He estado con distintas escuelas y distintas formaciones, he estado en la Escuela Pro Arte de Gijón, en el Laboratorio Willian Layton de Madrid y también en Actos's Temple de Londres, con gente del Circo del Sol. Me he formado con mucha gente diferente, de muchas formas distintas, por lo que siempre he cogido lo que me ha servido de cada uno, de técnica o cada persona me ha enseñado algo.

Yo trabajo mucho los personajes desde la verdad, es decir, busco sobre todo acercarlo a mí lo máximo posible para que sea cercano y hacerlo lo más realista posible. Por eso, cuando me llegan los papeles me gusta tener mi tiempo de desarrollo, de proceso. No soy tampoco un actor de estos de súper mega desquiciados de volverse loco. También intento aportar ideas, pero me gusta que el director sea esa guía que te ayude a sacar esos últimos recursos que tienes.

En cuanto a las diferencias de hacerlo en teatro o en audiovisual, es sobre todo una cuestión de energía. El teatro tiene unos códigos de lenguaje muy diferentes a los del cine. En el cine estás mucho más contenido porque a lo mejor tienes el plano pegado a la cara y un momento brusco puede verse muy raro. En ese sentido, también he aprendido a saber dosificar la energía de los movimientos en un lado y en el otro. Como actor, soy más explosivo y en televisión y en cine a veces me tienen que ayudar a controlarlo y a tener ese punto de dosificación de la energía. A veces crees que no has exagerado los movimientos, pero te ves en cámara y dices «hostia para que voy loco». Creo que el ir combinando esas dos partes me ha permitido tener una visión más global de cómo trabajar en los distintos medios del mundo de la interpretación.

«Puedes venir a ver una función al teatro dos veces seguidas y te aseguro que verás dos funciones distintas»

—Si tuviera que elegir, ¿se quedaría con cine, televisión o teatro?

—Para mí, poder vivir de esto es suficiente, me da exactamente igual con el medio. Que viene cine perfecto, que viene tele genial. Pero sí es cierto que cada una tiene algo especial o algo único. Para mí, el teatro tiene algo que lo demás no y es el contacto con el público. El teatro es aquí y ahora, es irrepetible. Tú puedes venir a ver una función al teatro dos veces seguidas y te aseguro que verás dos funciones distintas. Aunque, evidentemente el texto no se cambie, los objetos sean los mismos y los actores también, el teatro tiene esa magia que creo que el cine o la televisión no tienen. En audiovisual tienen sus trampitas, tienen montaje, cortes, hay planos pegados. En el teatro hay una relación entre público y actor, es algo más místico, por así decirlo. Por eso, creo que los verdaderos actores, el teatro lo disfrutan muchísimo.

A nivel de actuación, el teatro tiene algo que al final al actor le llega. Por ejemplo, ahora la obra de El Psicópata rompe la cuarta pared, ahí se ve como el actor necesita esa conexión con el público. Para los actores de vocación, el teatro es nuestra bomba de energía.

¿Qué tiene de bueno el cine o la televisión para el actor? La televisión te da la inmediatez, la agilidad para saber hacer cosas mucho más rápidas de lo que sería un proceso orgánico. El cine te enseña a cambiar de una escena a otra, que quizá no tienen un arco lógico entre sí, porque a veces ruedas en un mismo sitio una escena en la que tienes que estar en un estado emocional concreto y tienes que pasar a otro totalmente distinto.

—Su último proyecto, Asuntos internos, se ha convertido en el estreno de ficción más visto del año con 2.858.000 espectadores, ¿qué se siente al participar en un proyecto así?

—Juana Martínez, directora de casting de la serie, llamó a mi representante para decirle que tiene un personaje en el que creía que podía encajar. Cuando me llegó el proyecto vi que tenía algo especial. La prueba está en que ha sido un proyecto que ha empezado en el market de las series de la Berlinale, es importante que se seleccione para un festival de esta envergadura. También ha estado en el South International de Cádiz, que es un festival también muy importante de series a nivel nacional e internacional. Cuando leí un poco los guiones que habían escrito Pedro García Ríos y Rodrigo Martín, pensé «hay canelita en esta serie». Ya he visto el resultado, y María Togores y Samantha López han hecho un trabajo buenísimo, también hay un elenco muy bueno. Todos los patrones se han combinado para que salga una ficción muy potente. Asuntos Internos tiene buenos actores y un buen equipo detrás, además de buenas directoras y buenos guionistas, y todo eso hace que crezca de una forma exponencial.

Estoy muy contento de pertenecer a este proyecto, porque creo que es una de las ficciones españolas que he visto últimamente mejor desarrolladas. En ella se entrelazan muchas historias que ocurren en la época de la transición española. Se centra sobre todo en el caso de la policía; se ve el contraste de esa policía de la Old School con la incorporación de una nueva policía mujer. Se ve ese choque de cómo se introduce una mujer dentro del sistema policial, por primera vez, y para ello, los guionistas han hecho un trabajo de investigación muy potente. Creo que es una serie que va a gustar y que está recibiendo muy buen feedback, en Twitter estoy encontrando a mucha gente que le está gustando y eso no pasa habitualmente.

David Blanka, en su función El Psicópata
David Blanka, en su función El Psicópata

—¿Qué nos puede contar acerca de su personaje? ¿A qué retos tuvo que hacer frente para interpretarlo? ¿Hay algún aspecto en el que se identifique con él?

—Matías Prado es un policía de la científica de la comisaría de Vallecas, que es donde entra a trabajar Clara Montesinos, interpretada por Laia Manzanares. Matías es un personaje muy masculino que ve cómo de repente aparece una tía inspectora y es como que le choca. Es un personaje un poco pusilánime, pero que ha gustado mucho a nivel de dirección y en general al equipo.

Como actor, es un personaje que a nivel de apariencia es muy contrario a mí, de hecho me han tenido que tunear bastante el look, no parezco yo. Cuando la gente lo vea, se dará cuenta de que no se parece nada a como yo voy en mi día a día. A nivel de energía, también es muy opuesto a mí. En ese sentido, me gusta porque el hecho de que tenga un carácter muy diferente al mío me ayuda a ponerme en una posición distinta y a no caer en las comodidades del actor. Al final por un tema físico, a los actores nos suelen dar un perfil concreto y entras en piloto automático, pero en mi caso no ha sido así. Aunque yo le he dado ese alma al personaje, es cierto que es completamente contrario a mí y eso me ha supuesto un reto.

—¿Hay algún tipo de personaje que aún no haya interpretado y que le gustaría explorar?

—Creo que los papeles van por etapas. Quiero decir, ahora hago un papel que quizá hace 10 años no podía hacer, no solamente por el físico, que evidentemente también influye, sino por la experiencia vital. Quizá ahora me apetece entrar a explorar esa década que me llega de entre los 40 y los 50 años, pero no tengo ningún perfil en concreto, mientras me sigan llegando curro, yo encantadísimo. A mí lo que me gusta es actuar y cualquier papel es bienvenido.

—Para este 2025, ¿qué proyectos tiene en mente?

—De momento, lo único que tengo activo es El Psicópata en el Teatro de Aguas de Madrid, todos los días a las 19.30 horas. Es en lo que estoy ahora mismo focalizado y en promocionar Asuntos Internos. Sí hay propuestas y cositas escritas por ahí, pero que no se pueden decir muy en alto todavía. Esperemos que en un futuro se complete todo lo que está por ahí, porque en este mundillo al final es muy fácil que tengas cinco cosas y que de esas cinco, cuatro se caigan.

«En la actuación empiezas a recoger los frutos diez años después de haber empezado»

—Por último, ¿qué consejo le darías a alguien que quiere dedicarse al mundo de la interpretación de manera profesional?

—Bajo mi punto de vista, sobre todo tiene que ser vocacional, es como el que se dedica a la enseñanza o a la medicina. En la actuación empiezas a recoger los frutos diez años después de haber empezado y yo lo corroboro. A mí me pasó, con el paso del tiempo es cuando empiezas a asentarte más y a tener una trayectoria más regular. Por otro lado, es muy importante la paciencia, porque es una profesión en la que recibes más noes que síes. El porcentaje de noes que he recibido es bastante superior al de síes.

También tiene que haber detrás mucho trabajo, mucho estudio y mucha formación. Creo que es importante que un actor esté formado, porque a veces ves actores que no saben ni hablar. La gente piensa que esto ponerse delante de una cámara o subirse a un escenario y ya está, pero no, esto es algo más, te tienes que preparar. La gente que no se ha formado tiene los días contados, cuando tu físico se acabe o ya no estés de moda te vas fuera. Por otro lado, hay gente que tiene un don innato, pero aún hay que trabajarlo. Hay gente que a lo mejor no tenía un talento previo que se viera muy claro, pero a base de trabajo y de estudio la gente consigue convertirse en un profesional. En resumen, las claves del mundo de la actuación son la vocación, la paciencia, el estudio y la formación.