Artículo de opinión
20 dic 2019 . Actualizado a las 09:08 h.Existe un debate en el fútbol -uno de tantos- que no ofrece una única solución, así como tampoco un único punto de vista. Un debate relacionado con el estilo de juego, el famoso ‘jugar bien’, que comprende muchas acepciones, y los resultados. Un debate que parece más arraigado en los equipos más grandes, aquellos que tienen capacidad económica y expectativas para atraer a los mejores futbolistas del panorama, pero que, en su medida, también aplica a equipos con otro tipo de aspiraciones.
Lógicamente, todo aficionado busca que su equipo juegue bien, que disfrute viéndolo desde la televisión o la butaca, pero esta afirmación incluye multitud de definiciones. Sin embargo, si en algo podemos estar de acuerdo todos y cada uno, es que queremos que nuestro equipo gane. Aunque para según quién, las formas de llegar a esa victoria importen más o menos.
Las evidencias nos pueden empujar hacia uno de los lados, pero al final no podemos obviar la fuerte correlación que existe entre ambas cuestiones. Está claro que la clasificación final en la tabla o el estar más cerca o no de un título lo marcan los resultados, pero ¿hasta qué punto estos son sostenibles sin un plan de juego desarrollado? Y es que para mí ahí reside la definición del concepto de ‘jugar bien’: hacer de la mejor manera aquello a lo que quieres jugar. Sin mayor debate estilístico o de forma. Simplemente ejecutar bien el plan que tenías marcado. Y en esas, el Sporting no parece tenerlo nada claro.
Siempre es importante resaltar la importancia de las dinámicas, del aspecto mental en esto del fútbol, porque es una variable más dentro del resultado final y con mayor peso del que se le suele asociar. Encadenar una serie de resultados positivos siempre ayuda a encarar mejor el siguiente compromiso, y no solo cambia la manera de afrontarlo, también las expectativas sobre el mismo. Sin embargo, aun con la importancia de esto, a mi modo de ver el hecho de tener un plan de juego definido ayuda más a conseguir esos buenos resultados que una dinámica positiva. Es cierto, muchas veces se gana siendo inferior al rival y se pierde jugando bien, pero el hecho de vivir en una buena dinámica de resultados no implica que esta se vaya a eternizar.
El Sporting se encuentra ahora mismo en ese punto; ha conseguido sumar dos victorias consecutivas en liga por segunda vez en toda la temporada, algo que se venía demandando como necesario entre aficionados y tertulianos habituales, pero que no supone garantía de nada. La última vez que el Sporting encadenó dos victorias consecutivas -ante Elche y Zaragoza- inmediatamente después vivió un mes sin conocer la victoria. Y ya lo hemos visto cómo, tras estas dos victorias llega una derrota en Copa del Rey que puede hacer bastante daño. Las dinámicas son importantes, sí, pero no definitorias. El fútbol no es una ciencia, y aquí dos más dos no siempre suman cuatro, por eso, atendiendo al juego que ha desarrollado el conjunto asturiano en esas dos victorias, lo cierto es que por muy positiva que fuese la dinámica, los siguientes compromisos no invitaban al optimismo.
Como ya hemos dicho, se puede ganar sin jugar bien, es decir, sin desarrollar un plan de juego concreto y ejecutarlo en consecuencia, y sin embargo esos puntos valen lo mismo que una victoria en el mejor partido de la temporada, pero un equipo no vive solo de dinámicas. Sin un modelo de juego no veo factible que una racha pueda ser sostenible en el tiempo, y aunque estos seis puntos sean de mucho valor para las aspiraciones rojiblancas en liga, será difícil que estos, por sí mismos, sean suficientes para cambiar la situación actual. Y lo de Zamora ha venido a confirmarlo. El Sporting necesita más, mucho más desde el plano futbolístico para cambiar sensaciones, ambiente y resultados. Que al final, en definitiva, terminan por ser lo que cuenta. Se puede ganar de cualquier forma, pero no de cualquier forma se consigue ganar con regularidad.