Los 5 pasos de José Alberto para cambiar al Sporting

Daniel Souto

SPORTING 1905

Quini
Quini @Guillegl73

Análisis sobre el primer encuentro con el asturiano al frente

26 nov 2018 . Actualizado a las 00:27 h.

Se comenzaba a atisbar la llegada del invierno a los pies de una Sierra Nevada a punto de inaugurar su temporada de esquí. El desafío, mayúsculo. El Sporting arrancaba una nueva etapa con José Alberto, hasta entonces entrenador del filial rojiblanco, al frente y con un rival y una afición con el objetivo de dormir como líderes del campeonato en el horizonte en un fortín inexpugnable. Y es que, hasta la visita de los gijoneses, que sumaban 7 meses sin vencer fuera de su templo, los granadinos llevaban toda la temporada sin ver perder a su equipo en el Nuevo Los Cármenes. Todo hasta que llegó el gol de Traver en el minuto 92 y cambió todo análisis a escribir, así como la cara de todos los aficionados sportinguistas.

Siete días después de haber perdido el choque más importante hasta el momento en la temporada, y lo que es peor aún, dejando una triste imagen en el feudo rival que dejó por los suelos la moral de todo seguidor rojiblanco, el Sporting recobra las buenas sensaciones de la mano de su nuevo técnico. Como bien dijo el propio José Alberto en la rueda de prensa posterior al encuentro, el partido tuvo muchos ‘mini’ partidos a lo largo de los 90 minutos. Y no le falta razón. Posiblemente coincidiremos en que el mejor rato de fútbol para los asturianos vino durante la primera media hora, tramo que sirvió para esbozar las primeras intenciones del nuevo inquilino en el banquillo rojiblanco.

Buscando un sistema que le defina

José Alberto salió de inicio con un sistema que permutaba entre el 4-1-4-1 en fase defensiva, con Cofie pivotando y Nacho Méndez y André Sousa por delante más orientados a la presión, y el 4-3-3 en ataque que descolgaba a los dos interiores y daba alas por fuera a Traver y a un especialmente móvil Carlos Carmona. El sistema aportó equilibrio en defensa, con un Granada al que le costó mucho llegar con claridad durante gran parte del encuentro, y que permitió al Sporting, sin la posesión de por medio, generar mucho más peligro del que venía acostumbrando en la etapa anterior y sobre todo fuera de casa. Ya con ventaja en el marcador José Alberto decidió cambiar el sistema con la entrada de Pablo Pérez, que se situó unos metros por detrás de Blackman y dibujó un doble pivote en el centro con Cofie y Nacho en un dibujo más próximo al 4-4-1-1 que utilizaba Baraja en las últimas semanas.

Intensidad en la presión

Con Rubén Baraja era menos habitual ver una presión alta demasiado intensa, más bien mostraba preferencia por colocar más abajo a su equipo y defender desde la mitad propia del campo que dificultar la salida rival, aunque al inicio de temporada, especialmente desde la figura de Sousa, sí era más proclive a incomodar las posesiones contrarias. Sin embargo, José Alberto apostó por darle más peso a Nacho Méndez y al propio Sousa para descolgarse con la firme intención de provocar el error en el rival, adelantando unos metros el bloque rojiblanco respecto a su predecesor. El Granada logró salir en muchas ocasiones por fuera, algo a lo que acostumbra cuando lleva el dominio de la posesión, pero, aunque faltase algo más por parte del sistema de José Alberto para terminar de hacer más efectiva esa presión, es un buen primer paso sobre el que asentarse y desarrollar la idea del asturiano.

Verticalidad como vía de ataque

Como ya venía acostumbrando en el filial, José Alberto no se casa con una única idea de juego para llegar al fin último: el gol. El Sporting combinó tramos de posesiones más elaboradas, buscando controlar el tempo de partido, con fases en las que la verticalidad, los pocos toques y el juego al espacio fueron las alternativas de los gijoneses para llegar al área rival. Construyendo desde el balón, el Sporting trataba de finalizar sus jugadas por fuera, con importante presencia de centros al área por parte de Traver y Carmona.

Al espacio, fue clave la entrada de Blackman, que dispuso de varias ocasiones claras, pero solo la puntería y un buen meta rival le privaron de lograr el premio del gol. El inglés puede devenir determinante con José Alberto si la apuesta ofensiva sigue por este camino, siendo mucho más útil por sus características en presión y velocidad que un Djurdjevic más posicional. Ni siquiera con ventaja en el marcador se echó atrás -más de lo que le encerraba el propio rival- el Sporting, que siguió buscando el segundo gol que diese tranquilidad al encuentro. Algo que la parroquia rojiblanca agradeció por todo el tiempo que no podían ver eso en su equipo, mucho más conservador en ese aspecto con Baraja.

Un cambio de mentalidad

Desde el primer instante del partido se pudo observar algo que escapa de lo puramente futbolístico, pero que obviamente influye sobre ello: un cambio en la mentalidad. El equipo se mostró más incisivo, con más determinación y convicción en todas sus acciones, alejados de lo que pudo suponer la última derrota de la etapa Baraja. Intenso en la presión y en los duelos, pudimos ver un Sporting más solidario, más coral, con el colectivo como principal argumento sobre el que situar los cimientos del proyecto de José Alberto. Las coberturas fueron constantes y el equipo mostró una imagen mucho más positiva en lo que a mentalidad se refiere. Algo que directamente no supone nada, pero indirectamente se tradujo en una actuación mucho más satisfactoria para el aficionado rojiblanco.

Nombres frescos como alternativas

Muchas fueron las novedades en el primer once de José Alberto, aunque, como destacábamos al inicio del texto, condicionadas por las numerosas bajas que sumaba el cuadro sportinguista. Geraldes hizo un partido serio, de menos a más, aunque aún le falta una consistencia que le permitan asentarse como titular, dejó cosas positivas tanto en ataque como en defensa. Peybernes fue la principal sorpresa cuando conocimos el once inicial. El central francés ofreció -esta vez sí- una actuación digna de elogio: seguro y rápido en el corte, férreo por alto y contundente en las disputas en el uno contra uno. Faltará por ver su evolución y cómo progresa su -hasta el momento- buena sintonía con Babin, pero no debe dormirse si no quiere volver a estar por detrás de Álex Pérez. Carlos Cordero fue otra de las novedades, esta sí por obligación de las bajas, y dejó un partido muy convincente; atrevido en sus incorporaciones al ataque y muy férreo en las intercepciones. Sin embargo, lo tendrá muy difícil dada la competencia de dos hombres del primer equipo, pero fue un buen punto a tener en cuenta como alternativa de futuro.

Uno que más que una alternativa es cada día más una realidad es Nacho Méndez. El canterano luanquín ya había ofrecido buenas actuaciones esta temporada, siendo importante en varios partidos especialmente saliendo desde el banquillo. Con su primera titularidad en la etapa de José Alberto queda claro que el asturiano puede ser una pieza importante en ese centro del campo. Un jugador con mucho recorrido y trabajo que además puede aportar ese plus creativo en un centro del campo más dominado por el músculo. Tendrá fuerte competencia, pero con el nuevo técnico puede ser una apuesta en firme.

Como puede serlo también el último nombre de esta lista: Blackman. El delantero inglés salió desde el banquillo y supuso un soplo de aire fresco para el equipo. Muy intenso en la presión, recuperó un par de balones que acabaron en ocasión de gol, aunque el propio Blackman terminó por desaprovecharlas. Solo le faltó eso; puntería para concretar sus acciones, pero su velocidad, intensidad y potente remate parecen mimbres suficientes para presentar una dura competencia a Djurdjevic de cara a ser el delantero referencia de este nuevo Sporting.

Muchas cosas positivas en una victoria anhelada por la parroquia rojiblanca que, de la mano de su nuevo técnico, el que la propia afición pedía en El Molinón, espera recobrar esperanzas que ya parecían perdidas esta temporada.