La derrota ante el Alcorcón abre una herida en el corazón del oviedismo de difícil curación
16 feb 2020 . Actualizado a las 13:00 h.Se llegaba en una buena dinámica, con empates ante rivales de enjundia como el Huesca, Rayo o Girona, además de una victoria decisiva frente al Albacete. Se había salvado un calendario terrorífico en enero y el equipo estaba vivo y esperanzado por la llegada de los últimos fichajes. Pero todo saltó por los aires ante el Alcorcón (1-2). Una derrota justa, merecida, incluso escasa para los méritos de uno y otro. Una primera parte nefasta y hasta desagradable de ver para todo aquel que sienta el azul correr por sus venas. La realidad, como siempre, pone en entredicho las sensaciones.
«Dos victorias en diez encuentros no me parece un dato preocupante, el equipo mereció mucho más en esos partidos». Palabras de Javi Rozada tras la derrota de ayer. Una declaración difícil de entender. Un entrenador que no se muestra preocupado por la falta de puntos de su equipo porque en merecimientos se encuentran muy bien posicionados. El Real Oviedo descendió de Primera División en 2001 sin merecerlo. El fútbol no entiende de reconocimientos abstractos. El fútbol entiende de victorias y puntos. Los carbayones tienen muy poco de ambos.
El míster carbayón sabe que su futuro pende de un hilo. De un partido. El que se disputará el próximo domingo en el Anxo Carro ante el Lugo. Una victoria le daría vída a Rozada y aire al equipo. Todo lo que no sea ganar puede suponer el final del ovetense al frente del primer equipo.
Son 14 los encuentros que restan de temporada y el Real Oviedo tiene 29 puntos. Los azules necesitan sumar la mitad de los puntos en juego para que su permanencia no dependa de cábalas (21 de 42). El objetivo, despreciado otros años, son 50 puntos. Si se festeja o no, ya se verá. Cada uno que decida qué hacer, pero salvar esta campaña y mantenerse en Segunda debería tomarse como un alivio y un serio aviso directo a los despachos del Tartiere y de México. Tras cinco años en la categoría de plata, la entidad sigue en retroceso y nadie parece darse cuenta.
El Real Oviedo debe reaccionar sobre el terreno de juego de una forma contundente, no de la forma tímida y timorata en la que lo ha hecho desde que llegó Rozada al banquillo. La destitución de Sergio Egea llegó con el equipo último con un solo punto. La salvación, que marcaba el Deportivo, estaba a tres puntos. Tras 23 encuentros con el ovetense al frente, los azules han sumado 28 puntos. Una mejoría leve, ni notable ni sobresaliente y, por desgracia, es posible que hasta insuficiente. El Real Oviedo ha sumado 29 puntos en 28 partidos. En 14 debe conseguir 21 más. Que cada uno haga sus cuentas.