El PP apuesta por el giro a la derecha para rearmar ideológicamente el partido y recuperar sus valores mas tradicionales frente a la propuesta continuista y pragmática de Sáenz de Santamaría
22 jul 2018 . Actualizado a las 08:41 h.El luto ha durado poco. Solo unas horas después de dedicar una jornada entera a agradecerle a Mariano Rajoy todo lo que ha hecho por el partido y de competir por el elogio más superlativo, el PP enterró ayer el marianismo. El congreso más incierto de la historia de los populares se resolvió con la victoria de Pablo Casado con un 57,2 % de los votos frente a un 42,8 % de Soraya Sáenz de Santamaría. Entre la continuidad de la política entendida como la pura gestión, que Rajoy llevaba catorce años practicando y que encarnaba la exvicepresidenta del Gobierno, o el retorno a un modelo de partido con fuerte componente ideológico que propugnaba el vicesecretario de comunicación, el partido apostó por el cambio y la renovación.
Una renovación singular, en todo caso, porque en buena medida representa también un retorno al pasado. Ninguno de los dos se pronunció explícitamente en público, pero nadie en el PP dudaba de que la candidata de Rajoy era su eterna segunda, mientras que el preferido de José María Aznar era quien fue su jefe de gabinete. Según esa tesis, el duelo póstumo entre ambos expresidentes lo ganó el hombre que ni siquiera asistió ayer al congreso. Entre otras razones, porque no había sido invitado.
«El PP ha vuelto»
«El PP ha vuelto», aseguró exultante Casado tras el recuento de los votos. Dando por finalizada la conmoción que el partido ha sufrido con su inesperado desalojo del poder, afirmó que ya no están «en funciones» y que el nuevo Ejecutivo socialista les recuerda que tienen que estar «más fuertes que nunca». Casado sabe que, a pesar de su clara victoria, recuperar la unidad del PP es su primera tarea si quiere ganar. «No preguntéis a nadie por quién ha votado», dijo, para dejar claro que no pretende pasar factura a nadie. Pero está por ver si ese 42 % del partido al que representa Sáenz de Santamaría está o no por la labor de la unidad.
Renovación y tradición
La estrategia del joven diputado por Ávila, que ha sabido moverse con habilidad y audacia aunando la defensa del retorno a los valores más tradicionales del partido con la integración en su candidatura de figuras que representan la renovación, como Javier Maroto o Andrea Levy, se impuso finalmente a la propuesta de la exvicepresidenta, que basó sus aspiraciones en su mayor experiencia de Gobierno.
El abanico de Soraya
El duelo se decidió finalmente por un margen más amplio de lo que se esperaba. El apoyo explícito de María Dolores de Cospedal a Casado influyó sin duda en ello. Pero también el hecho de que muchos compromisarios decidieran su voto en el último momento, tras escuchar los discursos de ambos candidatos. La exvicepresidenta, que no tuvo su mejor día, trató de contrarrestar la imagen de que siempre estuvo de espaldas al partido en momentos difíciles destacando que ella es «la candidata de las bases» porque ganó la primera votación, y sacando pecho por su labor como látigo de la oposición a Zapatero. Habló de la necesidad de «abrir» el partido. Y, para ilustrar esa metáfora, exhibió un abanico con la bandera de España, en el que cada una de las varillas encarna un valor. «Así es como se ganan elecciones», dijo. Pero, poco después, las perdió.
Casado optó, sin embargo, por una intervención más emotiva y mucho más elaborada, en la que apeló directamente a los sentimientos e invitó a recuperar las esencias tradicionales del partido, que resumió en la defensa de valores como la vida, la unidad de España, la familia o la seguridad.
«Recuperar la ilusión»
«Recuperar la ilusión. La ilusión que yo quiero volver a ver en vuestros ojos», les dijo a los compromisarios, en un discurso que recordó a aquel «no estamos tan mal» con el que el socialista José Luis Rodríguez Zapatero se impuso por sorpresa a José Bono, al que todos daban por ganador. Sáenz de Santamaría, que intentó hasta el final conseguir que Casado renunciara a un duelo abierto, aseguró que su única «tristeza» era haber llegado hasta el congreso «sin una candidatura de integración». Y afirmó que, en caso de que ella hubiera quedado segunda en la primera ronda, se habría integrado en la lista de Casado. «Yo estaría en tu lista si tú me lo hubieras pedido», le dijo a modo de reproche. Pero Casado, hábil, contrarrestó el golpe de efecto anunciando que no iba a revelar su candidato a ocupar la secretaría general, al contrario que su rival, que propuso a Fátima Báñez, insinuando así que ofrecería ese puesto a un miembro del otro equipo.
Para demostrar su falta de complejos a la hora de defender la unidad de la nación, Casado concluyó su discurso con un sonoro: «Viva el PP y viva España». Y, ya con el triunfo en la mano, el nuevo líder se propuso «conseguir la integración para seguir remando todos en la misma dirección». Pero dejó claro que esa dirección supone ahora «conectar con la gente y con esa España de las banderas y los balcones».
El «contrato con España» del nuevo líder
Tras su triunfo incontestable, Pablo Casado presentó lo que llamó su «contrato con España».
Impuestos
No a la doble imposición. Propuso «suprimir los impuestos que no son justos», como los de doble imposición: patrimonio, donaciones y sucesiones, además de bajar el impuesto de sociedades y el IRPF.
Vida y Familia
No a la eutanasia. El nuevo líder aseguró que defiende «sin complejos» la «vida» y la «natalidad», criticó la reforma de la ley del aborto del último Gobierno socialista y anunció que el PP se opondrá en el Congreso a ley de la eutanasia que propugna el nuevo Gobierno socialista por ser «injusta e innecesaria».
Ley Electoral
Prima al ganador. Propuso cambiar la ley electoral «con prima al partido ganador sin modificación de la Constitución». Una medida que permitiría, según dijo, que si el PP gana las elecciones no tenga que depender «ni de bisagras nacionalistas ni de cualquier otro partido» que luego socave sus intereses electorales, «como ha pasado en la última legislatura».
Cataluña
Reforma del Código Penal. Abogó por reforzar el Código Penal para poder «evitar cualquier desafío secesionista».
Educación
Libertad de elección. Aseguró que el PP batallará para que el nuevo Gobierno «no vaya contra la libertad de elección de la educación concertada», promueva el adoctrinamiento educativo o pretenda «dividir» a los niños «por la lengua que empleen en el colegio».
Sanidad y pensiones
Excelencia y sostenibilidad. Defendió la necesidad de una sanidad y unas pensiones «excelentes», pero «sostenibles» y «justas». Y advirtió al nuevo Gobierno socialista que no cabe «meter facturas en el cajón para que tenga que volver otra vez el PP a rescatar un sistema que otros dejan quebrado».