Las lesiones, factor clave en el desempeño negativo del equipo una vez más
13 jun 2023 . Actualizado a las 17:45 h.Dentro de los numerosos paralelismos que ha tenido esta temporada 22/23 con la anterior, especialmente en materia deportiva al volver a igualar la peor clasificación histórica del Real Sporting de Gijón en Segunda División, encontramos otro factor negativo común entre ambas: las lesiones. El pasado curso muchas miradas se centraron en la enfermería como una de las principales causas -que no la única- que explicaron el mal rendimiento del equipo. Un mal síntoma que esta campaña que acabamos de cerrar también ha reproducido.
30 lesiones de consideración ha sufrido este curso el Sporting dirigido por Abelardo Fernández y Miguel Ángel Ramírez. Un número considerablemente alto y que en términos estrictos supera al año anterior, cuando 21 lesiones afectaron a la plantilla rojiblanca. La principal diferencia, eso sí, radica en los positivos por Covid-19, que elevaron la cifra hasta las 32 bajas en algunos momentos de la temporada. Unos coletazos del virus que no afectaron en la presente campaña en el vestuario sportinguista.
La elevada cifra ya es por sí misma preocupante, pero además se suma la gravedad de muchas de las lesiones que han sufrido varios futbolistas rojiblancos. Por ejemplo, Axel Bamba o Nacho Méndez, los casos más llamativos, tan sólo contabilizan por una lesión, pero ambos se han perdido más de 7 meses de competición por la gravedad de sus lesiones. También Djuka tuvo que pasar por quirófano en su única lesión de la temporada, siendo un futbolista nada propenso a causar baja por problemas físicos. De hecho, el balcánico recortó de forma importante los plazos para su recuperación alcanzando algo menos de dos meses alejado de los terrenos de juego.
Igualmente preocupantes fueron los casos de Jony o Christian Rivera, que son quienes más interrupciones han sufrido durante la temporada con un total de 4 cada uno. De los 4170 minutos que disputó el cuadro rojiblanco entre todas las competiciones, el cangués tan sólo sumó un 13,8% de los mismos (576'). Sí tuvo mayor participación, aunque marcada por una gran exigencia que a la postre le pasó factura, el centrocampista gijonés. Tal y como le ocurrió a Gio Zarfino, que lo había jugado casi todo hasta la jornada 29 a finales de febrero y que se perdió los últimos 3 meses de competición entre lesión y recaída, Rivera estuvo fuera otros tres meses, aunque en su caso repartidos en diferentes tramos de la temporada. En total, el pivote disputó un 39,7% de los minutos. Mención especial a los meses de octubre y noviembre, donde las bajas de Pedro Díaz y José Gragera obligaron al gijonés a jugarlo todo junto al uruguayo, algo que mermó a ambos.
Campuzano tampoco logró esquivar una temporada más los problemas físicos, si bien había comenzado el curso de manera más prometedora en ese sentido. El atacante catalán también sumó 3 lesiones esta campaña. La cara positiva de la moneda la representa Guille Rosas. El lateral diestro, que había sufrido un importante calvario el año anterior, apenas tuvo problemas físicos puntuales en un par de ocasiones durante la temporada, por suerte sin mayor gravedad. Más dificultades tuvo que superar su competencia en la posición, pues Pol Valentín sumó dos ausencias más prolongadas. Muy pocos son los jugadores que esquivan la quema, como por ejemplo José Marsà, Diego Sánchez, Juan Otero o Cristo González, que por desgracia se convierten en excepción cuando se busca que sea la norma para poder optimizar rendimientos.
En el club se siguen dando pasos de forma paulatina para tratar estos problemas de lesiones que vienen afectando de forma considerable al Sporting en los últimos dos años. No hay un único factor a controlar, pues no es sólo una cuestión de preparación física, por eso mismo es tan complejo comenzar a recoger los frutos en actuaciones en este ámbito. Desde la creada área de Ciencia Deportiva dirigida por Odín Vite se siguen estableciendo pautas para mejorar la nutrición, el descanso y el reparto de cargas de los jugadores para cuidar su estado físico en conjunto con el departamento médico y de preparación física. Del mismo modo, cambiar el césped del campo de entrenamiento o mejorar las instalaciones de gimnasio y terapia no sólo van encaminadas a mejorar el rendimiento, sino también a cuidar de mejor manera el estado de salud de los futbolistas. Pasos necesarios que requerirán de tiempo para mejorar el balance de lesionados que en los últimos años viene castigando sobremanera al Sporting.