Sesiones en Oviedo para ser más feliz: así es como Mario Villar cura los problemas con la risa

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Mario Villar (a la izquierda), junto con algunas de las personas que acuden a los talleres de risoterapia que imparte en Oviedo
Mario Villar (a la izquierda), junto con algunas de las personas que acuden a los talleres de risoterapia que imparte en Oviedo

El dramaturgo imparte una serie de talleres en la capital asturiana que reportan múltiples beneficios para quienes acuden

31 ago 2023 . Actualizado a las 09:33 h.

Decía Charles Chaplin que «un día sin reír es un día perdido». Razón no le faltaba al humorista y actor inglés. Y es que la risa es la mejor arma contra la tristeza y todo aquello que nos preocupa. Basta con echarse unas carcajadas para que uno empiece a sentirse bien, animado y, en definitiva, mucho más fuerte. El cuerpo parece además estar capacitado para comerse el mundo si hiciese falta. Una sensación de lo más placentera que el actor Mario Villar hace florecer en la capital asturiana. Con él las risas están más que aseguradas. Y si no, que se lo pregunten a las decenas de personas que acuden a los talleres que imparte en Oviedo y en los que reparte esta medicina que reporta numerosos beneficios en nuestro organismo.

«A mis clases vienen personas que sufren problemas de depresión, ansiedad e incluso con TDA, y no te puedes imaginar lo que les ha servido la risoterapia», asegura Mario Villar, no sin antes dejar bien claro que «esta actividad no sustituye a ningún tratamiento psicológico». «Al contrario, es un complemento que suma», resalta el langreano, quien desde el pasado mes de octubre imparte estas sesiones de una hora y media donde los participantes salen de la misma siendo más optimistas, con una actitud positiva y, en definitiva, mucho más satisfechos con sus vidas.

Lejos de parecerse al club de la comedia, donde los asistentes escuchan activamente durante aproximadamente 90 minutos los monólogos de los diferentes cómicos, en estas sesiones de risoterapia los participantes tienen un papel protagonista. «Apenas están sentados», asegura Mario Villar antes de detallar cómo lleva a cabo juegos, representaciones teatrales, ejercicios de creaciones corporales, así como coreografías o cualquier otra actividad con la que inunda la sala de carcajadas de «lo más naturales posibles».

«La risa superficial es la que tenemos todos y la utilizamos hasta en los momentos más incómodos. Pero yo quiero que la risa parta desde la tranquilidad, la comodidad e incluso la seguridad», reconoce el actor, antes de señalar que para cumplir con ese propósito desde el minuto uno que sus alumnos, tanto niños como mayores, pisan el aula intenta que estos se aíslen del mundo.

La confianza en sí mismos, punto clave de la risoterapia

Para ello, el langreano en el momento que comienza la terapia procura que todos los participantes estén completamente relajados, al mismo tiempo trata de que tengan muy buena relación entre ellos y que confíen en sí mismos. En primer lugar les pregunta cómo se sienten en el caso de que fuese un color, un animal o incluso una canción. De esta manera, con este simple ejercicio «todo el mundo empieza a abrirse, ya que de otra forma cuesta mucho verbalizar los problemas».

No es hasta la segunda clase cuando los alumnos deben señalar una cosa positiva y otra negativa de lo que les ha ocurrido ese mismo día. Y así sucesivamente hasta «que se sientan cómodos y no tengan miedo a que alguien los juzgue». En el momento que eso ocurre, «ya sale todo rodado». «Hacen todo lo que quieren porque saben que todos están como ellos. Es más, los mayores parece que vuelven a ser niños. Incluso las personas que tienen problemas de TDA, como aquí nadie les trata distinto comienzan a desarrollarse», destaca.

Además, si en algún momento de la sesión alguien se confunde a la hora de realizar un ejercicio, «el resto comenzamos a cantar Copacabana», porque «así ven que se lo están haciendo pasar bien a los demás puesto que al fin y al cabo un error no es algo negativo». «Si pierdes esa sensación de que cuando cometes un error vas a generar un ambiente incómodo, te sueltas siempre al máximo», afirma Mario Villar.

Las sesiones de risoterapia que imparte Mario Villar en Oviedo son aptas para todos los públicos. «Tienen un carácter intergeneracional», asegura el ovetense
Las sesiones de risoterapia que imparte Mario Villar en Oviedo son aptas para todos los públicos. «Tienen un carácter intergeneracional», asegura el ovetense

De la misma manera, el langreano trata de poner a sus pupilos en situaciones cotidianas de la vida para ver cómo se desenvolverían. «Así, si el día de mañana les pasa se van a sentir más libres de hacerlas», reconoce. También realiza una serie de actividades con las que ejercita la memoria. Una tarea muy importante, ya que estamos hablando de que la mayoría de los asistentes a las sesiones de risoterapia son personas mayores.

Al mismo tiempo, a través de estas dinámicas consigue que se fomenta la sociabilización. «Hay gente que antes no podía decir ni hola y ahora puede desenvolverse en una conversación», señala el langreano, quien además enseña a los participantes que una de las partes más importantes de la comunicación es mirar a los ojos a otra personas. «Muchos de ellos que al principio evitaban ese contacto visual, ahora lo buscan porque mejora la conversación», destaca.

Y por si fuera poco, a partir de esta terapia consigue que se generen lazos de amistad «superfuertes». «Muchos de ellos quedan incluso después de las sesiones para tomar algo», resalta orgulloso Mario Villar. No es para menos, ya que gracias a sus talleres logra en parte paliar los efectos de la soledad. «La mayoría de los que vienen aquí son personas que viven solas y solo tienen la compañía de su mascota», lamenta.

En resumidas cuentas, gracias a la risoterapia, muchos ovetenses han mejorado su estado mental y emocional. «En cierta medida su estado físico también ha mejorado», apunta Mario Villar, quien anima a todo aquel a unirse a estas sesiones donde «te lo vas a pasar muy bien». Además, no tienen límite de edad puesto que «son aptas para todos los públicos».

A día de hoy, estas tienen lugar cada martes y hasta el mes de octubre en el Centro Social de la Tenderina. Pero, el ovetense espera poder llevarlas a cabo en otros puntos del concejo, así como de la región. «Me encantaría poder impartir talleres de risoterapia en la zona rural porque me gustaría trabajar con el pueblo los problemas que puedan tener a través de la risa», asegura.

Cualquier persona interesada, tan solo tienen que ponerse en contacto con Mario Villar a través del siguiente número de teléfono: 622 477 365.