¿Quién fue Nicolás Soria? Así era el hombre que da nombre a una calle de Oviedo

LA VOZ DE OVIEDO

Este ilustre personaje forma parte del callejero de la capital asturiana debido a su gran relevancia en el Principado
18 ago 2023 . Actualizado a las 09:31 h.Antiguamente, en la Edad Media, la mayoría de las calles recibían el nombre del oficio de los artesanos que trabajan en ellas. En algunos casos hacían también referencia a la topografía o las personas que las habitaban. Sin embargo, con el paso de los tiempos esa nomenclatura que respondía a la realidad social del momento fue sustituyéndose por nombres de personalidades con el objeto de honrarlas. Si caminamos por Oviedo y observamos su callejero podemos contrastar que son varias las placas que llevan por título el apelativo de algún individuo como puede ser Nicolás Soria. Aunque para muchos ovetenses han escuchado muchas veces este nombre, muy pocos saben por qué este personaje es tan importante.
Si queremos conocer la historia de este ilustre asturiano que da nombre a esta céntrica calle de Oviedo tenemos que remontarnos al siglo XIX. Concretamente a un 12 de agosto de 1882, día en el que Nicolás Soria González vino al mundo. Nació en el barrio avilesino de la Ferrería en el seno de una familia de pintores. El primero en dedicarse al oficio fue su abuelo Nicolás, su padre Policarpio y sus hermanos Jesús, Florentino y Manuel se dedicaron a este oficio, tal y como recuerda la Real Academia de la Historia.

Desde niño, al igual que el resto de la familia, Nicolás Soria sintió vocación por el arte. Comenzó a recibir sus primeras lecciones de dibujo y de pintura de la mano de su padre, quien era su ejemplo a seguir. No fue hasta cursar la enseñanza primaria cuando ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés donde perfeccionó esos estudios. En el momento en el que cumplió los 17 años, y tras realizar el examen reglamentario, puso rumbo a Madrid, en compañía de su hermano Jesús, para ingresar en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado.
En dicha institución académica, denominada tiempo después como Escuela Superior de Bellas Artes, Nicolás Soria cursó con «elevadas notas y premios» los estudios de Pintura hasta obtener en 1904 el título de profesor de Dibujo. Entre sus calificaciones destaca la matricula de honor alcanzada en la clase de Acuarela creada por el Círculo de Bellas Artes, tal y como se desprende de la obra Escritores y Artistas Asturianos de Constantino Suárez, más conocido como el Españolito. Y por si fuera poco, fue alumno «aventajado» de los afamados artistas Luis Menéndez Pidal, Muñoz Degraín, Alejo Vera y Moreno Carbonero.
Primeros pinitos del artista
Mientras cursaba dichos estudios, el avilesino comenzó a darse a conocer como pintor. «Concurrió a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid en 1901 y 1904, a la primera con el cuadro El último homenaje y a la otra con ocho lienzos: Viaje de novios, El pequeño bohemio, La herencia del abuelo, Paisaje, dos retratos y dos estudios, conquistando entonces el laudo de una mención honorífica. Un reconocimiento parecido lo había alcanzado el año anterior con su cuadro Retrato del doctor y en la Exposición organizada por el Círculo de Bellas Artes, de Madrid», según detalla el Españolito.

En el momento que obtuvo la titulación, Nicolás Soria combinó la pintura con la docencia artística. Tras aprobar las oposiciones al cuerpo de profesores de Enseñanza Media fue destinado como catedrático de Dibujo al Instituto de Murcia, donde impartió clases durante aproximadamente seis años. En 1912, el avilesino logró que lo trasladasen como profesor de dibujo al Instituto de Oviedo. Una vez en la capital asturiana decidió fijar su residencia, contrajo matrimonio en diciembre de 1915 con Blanca Fernández Victorero y desarrolló su actividad profesional hasta que falleció a la corta edad de 51 años.
Aunque algunas personas criticaban que impartir clases iba a suponer un obstáculo para adaptar su pintura a las nuevas técnicas que empezaban a aflorar, la realidad fue totalmente diferente. Su actividad docente no supuso ningún impedimento en su carrera artística. Nicolás Soria, además de ser uno de los fundadores del Centro de Estudios Asturianos, pudo crear sus propias obras, que se enmarcan dentro del realismo, al mismo tiempo que introdujo la modernidad en la pintura regional.
¿Cómo eran las obras de Nicolás Soria?
«Cultivó sobre todo el cuadro de género y el retrato, aunque también el bodegón y el paisaje», según detalla la Real Academia de la Historia. Además, el artista asturiano era «apasionado» en realizar encuadres fotográficos y composiciones «en las que las figuras se muestran con gran monumentalidad, a veces recortadas sobre fondos paisajísticos interpretados como si se tratara de escenografías». Sus paisajes iniciales son expresivos y poseen un sentido de «irrealidad».
No es hasta 1913 cuando se hacen «más ensoñadores» y posteriormente son «naturalistas». Asimismo, «algunas de sus obras, como La Huelga (1924), se aproximan a la temática social, pero no expresan una verdadera crítica, lo que le acerca al naturalismo social o realismo accidental».
Con cada una de sus obras, al igual que lo hizo cuando se estaba formando, Nicolás Soria acudió a «todas» las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid. También, tal y como recoge el Españolito, asistió a la exposición regional celebrada en Oviedo en el verano de 1916, así como a la Internacional de Barcelona de 1929 y a la de artistas asturianos organizada por el periódico Heraldo de Madrid en la sede de la Sociedad Española de Amigos del Arte. De la misma manera, participó en exposiciones llevadas a cabo en su localidad natal a la que concurrían artistas avilesinos, entre otras.
Además recibió varios premios que se suman a los ya citados. Por Los nuevos esposos obtuvo una medalla de bronce en 1920 y seis años más tarde consiguió la de plata por La Galerna. «Han sido muy celebrados otros cuadros suyos, entre los que figuran Un profesor de Valdediós, Jardín murciano, Candás, Luzuriaga, El castañón y Perlora», asegura el Españolito, antes de señalar que La Academia de Bellas Artes, de Madrid, reconoció sus méritos incorporándose a su seno como académico correspondiente el 15 de octubre de 1928.
A día de hoy, parte de las obras del artista asturiano pueden apreciarse en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Y todo ello gracias a que la familia del pintor asturiano ha dejado en depósito a la pinacoteca asturiana los lienzos que se encuentran «entre lo más granado» de su trabajo.