«Los Xarreros», la familia ovetense que traspasó fronteras al son de la gaita y del tambor
LA VOZ DE OVIEDO
Fueron durante décadas los responsables de conservar y difundir la música tradicional asturiana
30 jul 2023 . Actualizado a las 09:56 h.Cada vez que se habla de música tradicional, por lo general, a la mayoría de los asturianos se les viene a la cabeza el sonido de la gaita y del tambor. Y no es para menos. Estos emblemáticos instrumentos tan antiguos como propios suelen estar presentes en gran parte de las celebraciones. A día de hoy son numerosas las personas dedicadas a tocar los mismos para amenizar todo tipo de eventos, pero no siempre ha sido así. Si nos remontamos a tiempos pasados, suena con fuerza el nombre de Enrique El Xarreru y su hijo José, quien heredó también el apodo familiar. Durante décadas los ya fallecidos fueron los responsables de conservar y difundir nuestra cultura, traspasando incluso fronteras. Pero, ¿quiénes eran estos personajes?
Para empezar, cabe destacar que el sobrenombre de El Xarreru es herencia del «abuelo o bisabuelo» de Enrique Mariño. Un apelativo que «se ha ido extendiendo a toda la familia» y que proviene del trabajo que realizaban sus antepasados. «Antiguamente las personas que se dedicaban a realizar trabajos manuales se apodaban con el nombre del trabajo que realizaban. En el caso de mi familia, como trabajan la arcilla y hacían jarros, de ahí lo de Xarreru», señala su nieto Manuel Alonso Mariño.
Enrique Mariño López, más conocido como El Xarreru, fue un «magnífico» gaitero que no solo tocó por toda Asturias sino que llegó a interpretar su repertorio en Madrid y también en Francia. «No lo puedo asegurar pero sí que oí comentarios al respecto», señala Manuel Alonso Mariño, quien a sus 84 años aún recuerda parte de la historia de su abuelo. Nació en la localidad ovetense de Toleo en 1887 en el seno de una humilde familia cuyos ingresos provenían de trabajar las tierras y de poseer varias cabezas de ganado.
Desde bien pequeño, Enrique Mariño echó una mano a sus progenitores en las tareas del campo. Cuando tenía un rato libre, a diferencia de la mayoría de los niños de su edad, se dedicaba a tocar la gaita. Acudía a clases con Manuel Álvarez, padre del gaitero y constructor de gaitas Antonio Álvarez, Antón de Cogollu, hasta que dominó la técnica a la perfección. A partir de ese momento, continuó ensayando y tal era su buen hacer que «la gente le llamaba para amenizar bodas, fiestas de prau y todos los eventos que había en aquel momento».
No obstante, a pesar de que llenaba la agenda casi todos los fines de semana, compaginaba su afición con las correspondientes tareas agrícolas y ganaderas, así como con otras actividades como mayador de sidra. «Vivía estrictamente del campo. Tenía muchas fincas y muy grandes», asegura su nieto Manuel, antes de señalar que «cuando yo empecé a tener conocimiento de la familia, mi abuelo ya se dedicaba más a la gaita que a trabajar en el campo». Ello tampoco impedía que aprovechase las ocasiones para tener sus romances.
Uno de sus hijos hereda su interés por la música tradicional asturiana
Tras conocer a Josefa, natural de Cuyences, «un pueblo encima de La Corredoria», y procedente de una familia que llamaban «Los Fuertes», Enrique se casó con ella. Fruto del matrimonio nacieron nueve hijos -cinco varones y cuatro mujeres-. De todos ellos, tan solo uno siguió los pasos de su padre. Nacido en 1919, se trata de José Mariño quien también heredó el sobrenombre familiar y se convirtió en «uno de los tamborileros más notables conocidos en Asturias en la segunda mitad del siglo pasado».
Al igual que su padre, desde bien pequeño José comenzó a tocar una gaita realizada a medida por Antonio El Cogollu. Sin embargo, tiempo después decidió aprender a hacer sonar el tambor. Un instrumento que le llevó a la fama y con el que durante años acompañó a su progenitor en misas y romerías. «Llegó a tocar varias veces con mi abuelo», asegura Manuel, quien a diferencia de su tío y de su abuelo nunca sintió cierta atracción por la música tradicional asturiana.
De la misma manera que siguió los pasos de su progenitor para conservar y difundir la música tradicional asturiana, José Mariño compaginaba sus actuaciones con el trabajo en el campo. Además, «al igual que el resto de la gente de su época, se casó una mujer que vivía a escasos metros de él y por tanto seguramente eran conocidos ya de críos». Se trata de Pacita con quien fue a vivir a una casa de Fitoria de Arriba donde tuvieron tres hijos, dos mujeres y un hombre al que también a día de hoy llaman El Xarreru.
A parte de tocar junto con su padre Enrique, quien falleció en 1959 a los 72 años de edad, José formó pareja con muchos otros gaiteros. Además fue tamborilero durante dos décadas del Grupo de Danzas de la Sección Femenina de Oviedo, a parte de formar parte del grupo de Gaita y Tambor de Educación y Descanso de Oviedo, tal y como recuerda su sobrino Manuel. Y por si fuera corta su trayectoria, recorrió varios países de los distintos continentes llevando por bandera el nombre de Fitoria y Asturias de la mano del folklore.
Así se honra la memoria de los Xarreros
Tras su fallecimiento en 1998, la Sociedad de Festejos de Fitoria y Villamejil decidió, en homenaje a su persona, constituir el premio anual que convoca durante las fiestas patronales. Un galardón que la entidad otorga para reconocer la trayectoria ejemplar de personas que destacan en diversos ámbitos del mundo cultural, artístico, científico o empresarial, entre otros. Este año, el reconocimiento cayó a manos del ya citado Manuel Alonso Mariño.
«Para mi es un orgullo, no cabe duda. Fue muy emocionante recibir el premio porque no esperaba recibir esa distinción ni por lo más remoto. Pero bueno, como vivo en la Cogolla, donde mi padre empezó a poner la estrella de los Reyes Magos y yo seguí el mismo cauce pues creo que ese ha sido uno de los motivos por los que me haya tocado el premio. Además está que mi profesión me llevó a restaurar durante varios años la sillería gótica, expuesta en la sala capitular, de la Catedral de Oviedo», resalta.
A parte de entregar este memorial, con el objeto de honrar a José Mariño El Xarreru, desde el año 2001 y tras la petición de las asociaciones de vecinos de Fitoria, el Ayuntamiento de Oviedo una calle de dicha localidad ovetense lleva el nombre de este conocido tamboritero. En el caso de Enrique Mariño un famoso pasacalles recuerda su nombre. Un himno que cada año suena al son de la gaita y del tambor en la entrega de los Premios Princesa de Asturias en el Teatro Campoamor.