El restaurante japonés de Oviedo con aforo máximo para 8 personas y cocina en directo
LA VOZ DE OVIEDO
El concepto de Umami Teppanyaki es único en la ciudad y está de moda: «Tenemos esperas para comer en fin de semana hasta el 1 de abril, es increíble»
05 mar 2023 . Actualizado a las 12:15 h.Umami Teppanyaki no es un restaurante japonés al uso. Ni por la comida que se sirve, ni por la forma de degustarla, en un pequeño local de la calle Jacinto Benavente de Oviedo, junto a la plaza Pedro Miñor. Tan reducido, que el aforo está limitado a 8 comensales, todos ellos sentados a la misma mesa, alrededor de la gran plancha en la que se elabora en directo un menú degustación basado en la gastronomía nipona y que mezcla el archiconocido sushi con otros guisos y platos que aún no han traspasado fronteras.
Beatriz y Daniel Corgo Elvira, dos hermanos ovetenses, están detrás de este local con seis años de historia y cada vez más de moda. Ella cocinera y él jefe de sala, son los únicos trabajadores de este restaurante, que presume de tener un concepto único en la ciudad y «prácticamente en el norte de España».
Fue Beatriz quien comenzó «por casualidad» a adentrarse en la cocina japonesa, hace casi dos décadas. «Me ofrecieron la oportunidad de ir a Barcelona a aprender a un restaurante y me fui a ver qué pasaba, pasó que me gustó mucho y me metí de cabeza en el mundo japonés y no salí nunca más de él», confiesa. Ya de vuelta, trabajó en el teppanyaki —como se denomina a la gran plancha sobre la que cocina— de un restaurante de Oviedo. Por su parte, Daniel estudió Informática y «en su día no había mucho trabajo», por lo que se empezó a formar en la Escuela de Hostelería y a aprender el oficio de camarero. Ambos tenían un objetivo común, «trabajar juntos algún día», algo que se hizo realidad con la apertura de Umami.
Un proyecto «arriesgado» que les está dando muchas alegrías. «Fue Daniel quien me animó a montar esto, empezaba a haber muchos japoneses pero no esto, y me dijo "si llevas tanto tiempo haciéndolo y aquí no hay nadie que lo haga, vamos a tirar por aquí"», cuenta Beatriz. Dicho y hecho. Con la clientela que ella había creado en su anterior trabajo como garantía arrancaron esta «pequeña locura» en la que ni siquiera muchos bancos confiaron para concederles el crédito inicial: «Nos decían "estáis locos, es imposible que saquéis esto"», recuerda Daniel.
Pero Umami es hoy una realidad consolidada en la que las cuentas cuadran aunque haya un máximo de 24 comensales al día divididos en tres turnos (uno para comidas y dos para cenas, a las 21.00 y a las 23.00 horas). El truco está «en no desperdiciar nada», aseguran. Para ello, trabajan con un menú degustación cerrado. «Sabemos lo que vamos a tener y no tiras nada, compras la cantidad que necesitas y lo tienes mucho más cuadrado», aseguran. Además, económicamente un local pequeño es más asequible y Beatriz y Daniel pueden mantener el negocio sin otros empleados. Unas características que hacen que los números salgan aunque la clientela sea tan limitada.
Menús que cambian cada semana
En el restaurante Umami Teppanyaki de Oviedo trabajan con un menú cerrado en el que se puede degustar sushi pero también otros platos de la cocina japonesa menos conocidos en España. Todas las semanas cambian las elaboraciones que Beatriz realiza sobre la plancha, aunque conservan la estructura. Primero se sirve un aperitivo que sale de la cocina y tres piezas de sushi, después dos entrantes «que Bea ya pasa a cocinar a la plancha», un plato de pescado y otro de carne.
«Llevamos 246 menús desde que abrimos», detallan. Sus componentes están marcados, sobre todo, por los pescados de temporada. «Hay semanas muy fáciles y otras que no sale, te vuelves un poco loca pero también es divertido, porque no te encasillas en lo mismo ni da tiempo a aburrirse», celebra la cocinera. Esta fórmula permite, además, «que sea más interesante, porque te obligas a investigar y estás todo el día buscando cosas diferentes». También es la clave por la que muchos clientes repiten a menudo, «porque cada vez prueban cosas nuevas».
Además, intentan ir más allá de los platos típicos que los comensales encuentran en un restaurante japonés. «Damos cosas que no se suelen ver habitualmente, cocina más interna, no solo gyozas, sushi o el ramen que ahora está tan de moda», apuntan. «Se combinan platos que comería en casa un japonés a otros más elaborados de restaurante, el menú da mucho juego y es más auténtico, la cocina japonesa tiene los platos que quieras, hay muchísimos guisos, una variedad enorme», explica Daniel.
El auge de la comida nipona también les ha venido bien. «Es una maravilla que la gente aprecie este tipo de cocina, te lo pone todo mucho más fácil», señala Beatriz celebrando que cada vez sean más los restaurantes japoneses en Oviedo y haya «muchos buenos».
Un contacto «súper directo»
Alejados del «bullicio» del centro y en un local pequeño, Daniel y Beatriz tienen a diario un contacto «súper directo» con sus clientes, que en muchas ocasiones pasan a ser amigos. «Hay veces que son grupos completos y son todos amigos y es muy divertido, pero la otra parte también es muy chula porque al principio la mayoría de la gente es un poco tímida, pero cuando va pasando la cena hablan con todo el mundo, hay gente que ves que no tiene nada que ver y se acaba haciendo una piña, son casi dos horas comiendo, nosotros hemos hecho amigos», cuenta Beatriz. Los comensales comparten mesa aunque no se conozcan, un concepto también muy diferente al de un restaurante habitual.
«Mucha gente nos dice que por qué abrimos aquí y no en el centro; realmente sabíamos que era algo tan concreto y tan específico que el que lo quiere va a venir a buscarlo, y es un negocio que te pide un poco más de tranquilidad», explica Daniel.
Desde luego, la fórmula ha sido un éxito y estos hermanos ovetenses reconocen que están «encantados» y Umami Teppanyaki, «a tope». «Es verdad que es muy poco aforo y se llena fácil, son 24 personas como mucho al día, pero tienes que llenarlas y desde que acabaron las navidades hasta ahora no tuvimos ni un solo turno vacío, está teniendo hasta bum y se nos llena, para comer los fines de semana tenemos esperas hasta el 1 de abril, que es algo increíble», celebra Daniel.
Lo más satisfactorio para ellos es «que los clientes repitan y traigan a gente nueva», porque «el boca a boca hace mucho». Además, cada vez llegan más comensales de fuera de Asturias, «de León, de Santander o de Bilbao, y eso que no hacemos nada de publicidad más allá de estar en redes sociales», admiten.
Por eso están dispuestos a seguir con este modelo. «Preferimos la calidad que la cantidad», reconoce Beatriz Corgo. Desde Umami, además, realizan servicios de catering de comida japonesa para bodas y otro tipo de eventos. Aunque el teppanyaki sigue siendo su «esencia» y el lugar sobre el que seguirán girando estos dos hermanos.