La gran figura de la Eurocopa, campeón con 17 años cumplidos el sábado, reivindica su barrio de Rocafonda y los orígenes de su familia inmigrante mientras apunta a marcar una época con la selección española
15 jul 2024 . Actualizado a las 08:25 h.Acaba de terminar la ESO, dedica sus ratos libres a jugar al Fornite y el FIFA en la Play y trata de imitar los movimientos de Neymar y Lionel Messi con una pelota en los pies. Nada extraordinario para un chaval que este sábado cumplió 17 años. Salvo que Lamine Yamal Nasraoui Ebana (Esplugas de Llobregat, 2007) ya ha logrado hitos que ni siquiera alcanzaron dos de las mayores figuras del fútbol mundial en el Siglo XXI.
Miembro de pleno derecho de la selección española absoluta desde el pasado septiembre, el atacante zurdo del Barcelona ha devuelto el foco al campo en un país avergonzado por el caso Rubiales. Hace apenas un año y medio que Julen Guerrero lo apartó de la sub-17 por un acto de indisciplina; en la Eurocopa fueron potencias como Italia, Alemania, Francia e Inglaterra las que lamentaron la actitud irreverente de un todavía adolescente.
Ya es el más joven en ganar un gran torneo de selecciones. Pelé tenía 248 días más cuando conquistó el Mundial 1958 con Brasil. «Tiene ese talento innato en tres cuartos tan difícil de encontrar», anunció Xavi cuando, con apenas 15 primaveras, lo convirtió en el barcelonista más precoz de la historia. «Puede hacer cosas muy importantes», indicó Luis de la Fuente, el hombre con el que también ha roto todos los récords de edad con España y en la Eurocopa.
Con 16 añitos nadie había marcado ni asistido en el gran certamen continental, pero además Lamine Yamal ha sido el más determinante en Alemania. Antes de iniciar la final frente a Inglaterra, era el líder del torneo en grandes ocasiones creadas, con seis, y pases claves (16). Con desborde, una zurda minuciosa y una madurísima toma de decisiones, computaba tres asistencias y un gol, la obra de arte que rescató a España en su momento más delicado, en las semifinales contra Francia.
En la gran final frente al combinado inglés, también abanderó la ofensiva. El extremo derecho superó a Luke Shaw y sirvió el primer gol a su mejor socio, Nico Williams, en su cuarta asistencia de campeonato, y poco después rozó la sentencia en un zurdazo que palmeó con apuros Pickford. Palmer empató a apenas un cuarto de hora de la conclusión del partido, pero el chaval insistió, volvió a toparse con el portero y ya a punto de alcanzar el descuento Mikel Oyarzabal puso el final feliz al cuento de hadas de Lamine, salvado con suspense por Dani Olmo.
Su conexión con Nico Williams
De padre marroquí y madre ecuatoguineana, el dorsal 19 nació apenas un año antes del comienzo del mejor ciclo de la historia del fútbol español en la Eurocopa de Austria y Suiza 2008. Luego llegaron el Mundial y otro título europeo. Lamine Yamal es, junto a Nico Williams, el rostro de una selección que por fin ha vuelto a ilusionar a España.
Sin renunciar al tiquitaca, con el liderazgo de jugones como Rodri y Fabián, De la Fuente ha construido un equipo trabajador, diverso y más vertical. Protegidos por un grupo donde los más veteranos asumen responsabilidades, son dos jóvenes hijos de la inmigración los que marcan diferencias. Unidos por su origen humilde y un entendimiento común del balompié y la vida, Nico y Lamine bailan, juegan al piedra, papel y tijera y se divierten dentro y fuera del campo. España también gracias a ellos.
Una estrella con sus humildes raíces siempre presentes
Hace casi tres décadas que Fátima, la abuela paterna de Lamine Yamal, cambió Tánger por Madrid. Comenzó a trabajar como empleada de hogar y, tras morir su jefe, se mudó a Cataluña, adonde llevó al resto de la familia. Ella fue clave en la crianza en Rocafonda, en Mataró, de la ahora estrella de la selección y del Barcelona tras la separación de sus padres, Mounir y Sheila, que trabajaban como obrero y en una cadena de comida rápida, respectivamente.
Tras buscar alguna actividad extraescolar e iniciarse en el fútbol con el CF La Torreta, pronto comenzó a destacar y el Barcelona se lo llevó a La Masía con solo siete años, tras probar también con el Espanyol. Desde entonces, coleccionó goles virales, llenos de regates y golpeos inverosímiles, y se sucedieron las comparaciones con Messi, pero Lamine Yamal —nombres que significan «honestidad» y «belleza» y en honor a los dos hombres que acogieron a sus padres cuando iba a nacer— nunca ha olvidado sus raíces.
Aunque representa orgulloso a España, en sus botas luce las banderas de Marruecos y Guinea Ecuatorial, además de un 304, por el código postal de Rocafonda, que también representa con sus manos cuando marca un gol. Junto a él, una sonrisa pilla, adolescente, de un chaval que necesita una manta para sentirse protegido, pero ya hace historia.