Tras imponerse en la prueba del sábado, hace doblete el domingo en Philip Island y rubrica el inicio soñado
24 feb 2019 . Actualizado a las 19:11 h.Pese a que quiso mantener sus esperanzas de seguir en MotoGP hasta el final Alvaro Bautista entendió pronto el año pasado que debía replantearse el siguiente paso de su carrera deportiva. Con la unanimidad en el paddock acerca de lo injusto de su salida. Con la Ducati de 2017 del Angel Nieto Team había sido capaz de terminar entre los diez mejores en todas las carreras en las que cruzó la meta (doce) tras tres primeros grandes premios complicados, incluyendo un quinto puesto en Alemania y otro en Japón, y un cuarto en Australia con la moto del lesionado Jorge Lorenzo, en una carrera en la que rozó el podio.
Ahí Bautista ya sabía que su nuevo destino iba a ser el Mundial de Superbikes (SBK), el que podría denominarse como 'hermano pequeño de MotoGP', bajo el amparo de Ducati, con la nueva Panigale V4 R. Un campeonato con un firme dominador, el norirlandés Jonathan Rea y su poderosa Kawasaki, campeones en los últimos cuatro años, lo que había extendido la reclamación de su paso a MotoGP, sobre todo por parte de la hinchada y los medios anglosajones. Un nuevo reto que el de Talavera de la Reina afronta con las máximas aspiraciones aunque consciente de las dificultades que se irá encontrando, sobre todo en esos trazados en los que nunca ha rodado frente a un rival experimentado que conoce al dedillo su moto. Un reto que ha tenido un inicio para enmarcar.
Ya en los tests previos a la primera cita de SBK en el mismo escenario del arranque de la temporada, el Circuito de Phillip Island (Australia), Bautista consiguió por muy poco ser el más rápido, por delante precisamente de Rea. Aún así, en el entrenamiento oficial celebrado este pasado viernes, fue el norirlandés el más rápido, por delante de su compañero Leo Haslam, con el español tercero. Un resultado que no reflejó lo que iba a vivirse en las tres carreras del fin de semana (las dos que se disputan habitualmente más una exprés a diez vueltas y que reparte la mitad de puntos): en la del sábado Bautista arrasó, barrió a la competencia con un ritmo demoledor que le hizo cruzar la meta con casi 15 segundos de ventaja sobre Rea para volver a subir a lo más alto del podio casi diez años después (la última de sus 16 victorias mundialistas la había logrado en Montmeló en 2009 en 250cc); en la exprés, a primera disputada esta madrugada, la 'Superpole Race', volvió a imponerse al que debería ser su máximo rival del año, esta vez por poco más de un segundo de ventaja; el colofón lo puso con la segunda carrera y una nueva paliza, 12 segundos más rápido que el norirlandés.
Una barbaridad en un escenario que le encaja al manchego a las mil maravillas, y donde guarda el imborrable recuerdo de haber sellado su título de campeón del mundo de 125cc en 2006. «Si antes de venir a Australia alguien me dice que voy a empezar así el campeonato no lo hubiera creído», reconocía tras su enorme éxito. «En los entrenamientos antes a la prueba hicimos un gran trabajo y conseguimos hacer una moto bastante consistente para las carreras.
En la carrera Superpole he tenido una pelea fantástica con Johnny, me he divertido mucho, y sabía que en la segunda carrera de hoy él iba a intentar seguir mi ritmo. Las condiciones eran algo complicados pero aún así he intentado tirar un poco más fuerte en las primeras vueltas que el sábado, porque no había acabado tan mal con los neumáticos. Lo he intentado y he podido abrir un hueco y gestionarlo. Ha sido un fin de semana fantástico». La siguiente prueba se disputará en Tailandia, del 15 al 17 de marzo, en el que será el segundo escalón de una complicada e interesante escalera que Bautista tendrá que subir para tratar de batir y Rea y convertirse así en el segundo español campeón en SBK después de Carlos Checa (2011).