El centrocampista vistió la camiseta azul en la temporada 16/17. «Gracias de corazón, todos sus mensajes me dieron fuerzas. Hala Oviedo», escribió el uruguayo
28 feb 2022 . Actualizado a las 18:31 h.La guerra en Ucrania tras la invasión rusa pilló a Carlos de Pena en Kiev. El futbolista uruguayo, que vistió la camiseta del Real Oviedo en la segunda vuelta de la temporada 16/17, juega en el Dinamo de Kiev desde 2019. Tras unos días llenos de incertidumbre en los que intentó salir de la zona de conflicto, De Pena ya está en Moldavia. El uruguayo, además, ha tenido tiempo para responder a todo el apoyo que llegó desde Oviedo, incluido el club azul: «Gracias de corazón, todos sus mensajes me dieron fuerzas. Hala Oviedo», escribió.
Relato de Carlos de Pena, publicado en sus redes sociales
Una pesadilla
24 de febrero, 04:55 am. Desperté con el ruido de los aviones y bombas que explotaban en Kiev. Terminó la paz y empezó la pesadilla. En la calle vi la desesperación de la gente, filas en los supermercados y cajeros y gente huyendo hacia la frontera. Junto con Vitinho nos fuimos a un hotel para refugiarnos con otros jugadores brasileños. Las rutas colapsadas, la falta de comida y combustible, hizo que pasáramos la noche en un piso subterráneo del hotel con estructura más fuerte frente a posibles bombardeos.
La preocupación era grande, y si bien nos conectaron las autoridades, las soluciones para escapar no aparecían. Salir de Kiev llevaba mucho riesgo y éramos un grupo de 40 personas que estábamos juntos en todo. El viernes las tropas rusas estaban invadiendo por varios lugares cerca de Kiev. Las explosiones se sentían cerca, civiles comenzaban a morir y el miedo crecía. Llegó la noche y los rusos ya estaban a las afueras de la capital, amenazando con tomarla. Una noche dura.
El sábado la solución parecía no aparecer, hasta que luego de hablar con una periodista de la BBC con experiencia en tres guerras decidimos tomar un tren hacia la frontera con Rumanía, pese al riesgo de no tener lugar o sufrir algún problema en el trayecto a la estación. Logramos tomar el tren, parando en muchas ciudades y, después de 17 horas, llegamos a una ciudad en la frontera, donde cogimos un autobús hasta cruzar a Moldavia.
Es el relato de los tres días que vivimos, pero quiero decirles lo que fui sintiendo. Primero, el apoyo de cada persona que me mandó mensajes se puso a disposición y mandó energías positivas en todo momento. No quiero dejar de agradecerles de corazón. También tuve mucho miedo y me escondí a llorar varias veces para no mostrar desesperación frente a los demás y mostrarme fuerte.
Ahora quiero pedir por mis compañeros de equipo en Ucrania y sus familias y por todo el pueblo ucraniano que está sufriendo esto tan terrible sin sentido. La solidaridad de los ucranianos es digna de admirar. Pedir por la paz, por el fin de esta pesadilla. Y no dejar de dar gracias, porque muy en el fondo, llegué a pensar que no iba a lograr salir de ahí.
VIVA UCRANIA.