Así vivió el Carlos Tartiere el derbi asturiano que finalizó sin goles
18 nov 2019 . Actualizado a las 09:55 h.La complicada actualidad extradeportiva, el estado del césped, la baja de Saúl Berjón y, sobre todo, la posición en la clasificación, quedaron en el olvido cuando Symmachiarii desplegó su tifo, una vez más brillante, y el Carlos Tartiere comenzó a corear el 'Volveremos' primero y el himno oficial después. En tan solo medio minuto, el ambiente de derbi llegó al municipal ovetense para quedarse, al menos, un rato largo.
Que esa cifra de 20.448 espectadores, la más baja de los últimos tres derbis en el Carlos Tartiere, no fuese la peor noticia de la tarde dice mucho del miedo que había a un aforo incluso inferior. La grada, a sabiendas del nivel futbolístico actual, se encendió con lo mínimo y el griterío aumentó con la primera acción a balón parado del encuentro.
Los sobresaltos cerca del área de Champagne no eran una constante y, más o menos, la parroquia azul esperaba paciente. Eso sí, el ambiente de derbi que se activó en los minutos previos al saque inicial se fue apagando por momentos debido a que el Oviedo no tenía gasolina para reactivarlo. Ortuño casi lo consigue, pero salvo un valiente Juanjo Nieto nadie más tenía capacidad para lograrlo.
El oviedismo frunció el ceño cuando Champagne se apuntó la parada del partido frente a Djurdjevic. Una cosa es que no pase nada y otra es verse en peligro. El Oviedo acabó el primer tiempo con Ortuño probando a Mariño, pero tras el descanso se confirmó que el Sporting, por primera vez desde su vuelta al Carlos Tartiere, allá por febrero de 2018, estaba más cómodo que su eterno rival.
Al mismo tiempo en el que la lluvia comenzaba a cumplir con las previsiones, la afición carbayona intentó ser el mejor defensa del Oviedo y los decibelios subieron en el Fondo Norte. El gol anulado al Sporting terminó de convencer a los jugadores azules de que salvar la derrota podría ser la mejor de las victorias. Tener esta sensación ante un equipo que tampoco había hecho mucho para merecer dicho estatus refleja a las claras la temporada actual.
Christian a balón parado y la carrera de Ibra desde la esquina donde calentaba hasta el banquillo. Esas fueron las únicas ocasiones locales en el último tramo del encuentro. Al Sporting, además, el juego no le daba para dar continuidad a ese amago de acoso y el partido se fue muriendo entre imprecisiones que hacían resoplar a la grada del Tartiere.
Pese a todo, la ilusión volvió a hacer acto de presencia cuando Tejera, en el último minuto, tuvo una falta desde la frontal para poner patas arriba el fútbol asturiano. Al igual que todo el partido en general, la ocasión se quedó en nada. El Tartiere se vació pronto tras el pitido final y, como llegó, la semana del derbi se esfumó sin más pena que gloria.
