El lateral castellonense, tras casi un mes sin jugar un solo minuto, completó una buena actuación ante el Albacete
15 oct 2019 . Actualizado a las 17:00 h.A sus 24 años, Juanjo Nieto estaba preparado para volver al fútbol profesional. Después de dos temporadas a un nivel muy alto en el Hércules, una plaza nada sencilla de la Segunda B, el Real Oviedo se fijó en el castellonense para reforzar el lateral derecho.
La primera complicación llegó durante el verano. Al conjunto carbayón se le complicó la operación salida y Diegui, llamado a no estar en la plantilla azul al cierre del mercado estival, se quedó y la posición quedó cubierta por tres futbolistas: el internacional islandés, Nieto y Lucas Ahijado.
Tras esto, el rendimiento del equipo no ayudó en absoluto a la integración de los nuevos. El Real Oviedo de Sergio Egea no era un equipo, era un grupo sin una idea definida y cuyo entramado hacía aguas por todos lados. Los malos resultados fueron una constante y se formó un contexto nada ideal para un jugador que llega de Segunda B.
Nieto jugó en tres de los cinco partidos dirigidos por el técnico argentino y en ninguno dio el nivel esperado. En su debut, ante el Lugo, fue expulsado por doble amarilla a los 47 minutos. Semanas después, tras la derrota ante el Elche, el Oviedo despidió a Egea y Javi Rozada llegó al primer equipo. Todos empezaban de cero.
El lateral castellonense sabía que pasaba a ser la tercera opción. Lucas Ahijado llevaba dos años con Rozada y con él había alcanzado su mejor nivel, mientras que el técnico conocía de sobra a Diegui Johannesson y sabía de qué era capaz. Nieto fue convocado el primer día, ante el Extremadura, pero se quedó fuera de la lista en los dos siguientes.
Según el entorno del futbolista, Nieto tenía claro qué hacer: entrenar a muerte cada día y hacer ver a Rozada que podía contar con él. Poco a poco, el técnico ovetense fue dejando mensajes positivos en sala de prensa. Antes del encuentro ante el Numancia, dijo que Nieto «va a ir a más, entrenando es una delicia». El último, en la previa de Albacete: «Juanjo está dando pasos hacia adelante».
Y llegó el día. Rozada recurrió al castellonense en el descanso del Carlos Belmonte y Nieto respondió. En su primer examen después de las malas experiencias anteriores, el ex del Hércules la pidió, encaró, llegó mucho a campo rival y tomó buenas decisiones. En defensa, salvo algún despiste, salvó la papeleta. Para redondear la actuación, asistencia en el gol de la victoria.
«Llegué tarde. Ha sido un proceso de adaptación que me costó. A base de trabajo diario, creo que la recompensa sale a la luz», dijo el futbolista tras el encuentro ante el Albacete. 45 minutos que pueden cambiar su futuro en el Real Oviedo.