El delantero afirma que «sigue vivo el sueño de jugar en Primera con el Real Oviedo»
04 jun 2018 . Actualizado a las 13:34 h.Miguel Linares, todavía jugador del Real Oviedo, acudió al acto de entrega de los fondos recaudados con sus muñequeras solidarias, que serán destinados a la Asociación Galbán, dedicada a ayudar a familias de niños y jóvenes con cáncer en el Principado de Asturias.
El delantero es noticia, aparte de por esta gran iniciativa, por el hecho de poder haber jugado su último partido oficial con la camiseta azul. El sábado, frente al Huesca, el Tartiere le despidió con una sonora ovación, además de corear su nombre en varias ocasiones durante el partido.
Pese a ese sabor a despedida, Linares no quiere cerrar todavía su etapa como futbolista del Real Oviedo: «Siempre he dicho que estaré aquí mientras me quieran. Lo que he hablado con el club, se queda ahí. A esperar acontecimientos».
Lo cierto es que el atacante aragonés termina contrato el próximo 30 de junio y la decisión sobre su continuidad será anunciada en los próximos días por parte del club. Pese a que la puerta no está cerrada por ninguna de las partes, el pichichi azul de esta temporada asume que «puede ser que haya sido mi último partido con el Oviedo».
El delantero no olvida una promesa que hizo el primer año cuando llegó a la capital asturiana: «Sigue vivo el sueño de jugar en Primera con el Real Oviedo. No sé si será posible o no, pero ahora mismo tengo cuerda para rato».
Porque el hecho de que tuviera que abandonar Oviedo no implica la retirada del mundo del fútbol: «No pienso en el final de mi carrera. Jugaré hasta que pueda el físico. Soy un privilegiado. Mentalmente me encuentro de maravilla».
La despedida del Tartiere
Sobre los momentos de emoción vividos el pasado sábado, Miguel Linares tiene muy claro que «la despedida del otro día fue increíble». Es por ello que, aunque se marche, «esté donde esté, habrá un oviedista más».
Lo más positivo de sus cuatro años como futbolista azul han sido su dedicación esfuerzo y trabajo en favor de un escudo. El delantero aragonés tiene claro que «pueden pasar dos cosas: que siga y sea el hombre más feliz del mundo, o que no siga y sea el hombre más orgulloso del mundo. He sentido el cariño de la afición desde el primer día hasta el último partido».