Artículo de opinión de Alfonso Suárez
03 jun 2018 . Actualizado a las 13:25 h.Proyecto. Seguramente la palabra más repetida por parte del oviedismo en el tramo final de campaña. Eso es lo que se requería desde hace tiempo en la entidad oviedista y eso es lo que se tiene con la noticia de la renovación de Juan Antonio Anquela como entrenador. Tras la desilusión de ayer al quedarse fuera del playoff, la mejor noticia que podían tener los seguidores azules es la continuidad del andaluz.
El míster de Jaén, ex del Huesca, Numancia, Granada o Alcorcón, ha caído de pie en la capital asturiana. Su discurso, sencillo y directo a los sentimientos, es de fácil absorción por parte de la hinchada: lucha, pelea, fútbol, esfuerzo… Términos que casan muy bien con la visión futbolística oviedista. Anquela lo sabe y no ha parado de repetirlo durante todo el año.
Tras una primera campaña irregular y en la que solo un gol ha separado al Real Oviedo del playoff de ascenso, Anquela tendrá que afrontar el duro reto de una segunda temporada en la que el único objetivo será pelear por el ascenso directo. Volver a quedarse fuera de la lucha sería, esta vez sí, un varapalo deportivo tremendo.
El reto que afrontará el preparador andaluz a partir del próximo mes de julio es de órdago. Su buena sintonía con la dirección deportiva ha sido uno de los motivos para su continuidad. Pero es que además, Anquela está donde quiere estar, en una entidad que le ilusiona y que ha aprendido a «amar», como bien recuerda cada cierto tiempo en sus conferencias de prensa.
Ahora, con conocimiento del club, Anquela debe ser decisivo en la confección de la primera plantilla, en el número de integrantes, en las renovaciones, bajas y fichajes. Ese será su reto, amoldar un plantel de futbolistas a su gusto, permitiendo también el paso de los guajes del filial que llamen a la puerta del primer equipo. Todo ello mientras no se olvida de la exigencia deportiva del año que viene.
¡Mucha suerte, míster!