La Pizarra: Caer en la trampa

ALFONSO SUÁREZ OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Anquela Real Oviedo Albacete Carlos Tartiere.Anquela, durante el partido
Anquela, durante el partido Real Oviedo

Análisis del partido propuesto por Juan Antonio Anquela

18 feb 2018 . Actualizado a las 21:08 h.

Nota: 5. Suficiente

«De lo que yo pensaba, el partido no se ha salido ni una coma». Palabra de Anquela en rueda de prensa tras el empate frente al Albacete. Pese a ser consciente de lo que se iba a encontrar, el Real Oviedo no tuvo armas para contrarrestar la idea propuesta por Enrique Martín. Los azules cayeron en la trampa.

Ambos conjuntos presentaban un dibujo muy parecido con tres centrales y dos carrileros. Quizá, la única diferencia es que el Albacete decidió acumular un hombre más en el centro del campo, entorpeciendo la circulación y fiando toda su producción ofensiva a sus dos puntas, Bela y Aridane.

Anquela propuso un encuentro de segunda jugada, lo mismo que Enrique Martín. El problema residió en que no la ganó en toda la primera parte. Al abusar del balón largo para evitar el centro del campo, el Real Oviedo se estiró demasiado, separó sus líneas y creó espacios que no podía cubrir. El Albacete, mucho más compacto, era el dueño de todos los rechaces.

Al no tener posesiones largas, Mossa y Diegui apenas podían incorporarse al ataque ni tampoco crear superioridades en banda. Cuando llegaban a campo contrario, el esférico ya estaba en poder de los manchegos.

Con estas premisas, el Albacete se centró en tapar a Aarón y Saúl. Bittolo y Arroyo recibían ayuda de uno y dos compañeros cada vez que los azules querían encarar.

Pequeño cambio en la segunda mitad

El paso por los vestuarios trajo una modificación en lo visto en la primera mitad: Mossa y Diegui pasaron a instalarse en campo contrario casi permanentemente. El Albacete renunció al ataque y los carrileros azules trataron de abrir el campo lo máximo posible, buscando espacios para Toché, Berjón o Fabbrini.

Enrique Martín reaccionó juntando todavía más su línea de 5 defensas con los 3 centrocampistas y tapando cualquier resquicio que pudiera existir en su zaga. Fue aquí cuando el Albacete renunció totalmente al gol, fiándolo todo a la inspiración de Aridane o Bela. Cuando al francés se le terminó la gasolina, los manchegos dejaron de inquietar a Herrero.

Los cambios

Pasada la hora de partido, Anquela movió el banquillo buscando una reacción. El primer cambio fue el de Toché por Linares. El preparador oviedista afirmó que no se planteó jugar con dos delanteros porque era «el mejor momento de su equipo».

La entrada de Fabbrini por Aarón revolucionó un poco el centro del campo, ofreciendo desborde en el uno contra uno, pero no fue suficiente. Tras salir de un regate, al italiano le aparecía otro defensor constantemente.

La última sustitución, la de Mariga, quizá fue la que más tarde llegó. Hidi sufría en la medular y el equipo lo notó demasiado hasta la entrada del keniano.

Un partido en el que tanto el Real Oviedo como Anquela cayeron en la trampa de Enrique Martín y su Albacete. El partido se jugó como quiso el preparador manchego, desactivando casi todas las virtudes azules.