La Pizarra: Dos partidos en uno

PABLO FERNÁNDEZ OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Anquela Cervera Cadiz Real Oviedo Ramon de Carranza.Anquela y Cervera se saludan antes del inicio del encuentro
Anquela y Cervera se saludan antes del inicio del encuentro LFP

Análisis del partido propuesto por Juan Antonio Anquela

11 feb 2018 . Actualizado a las 21:33 h.

Nota: 6, bien.

Durante la semana, todos los implicados coincidían en que el Cádiz-Real Oviedo eran tres puntos especiales. Febrero ya no es octubre y, aunque quede mucho trayecto, los partidos comienzan a tener mayor significado a medida que avanza la competición. Lo del Ramón de Carranza no era una batalla más.

Es imposible analizar el partido obviando lo que sucedió en el minuto 35, ya que la historia del encuentro cambió por completo. Todo lo trabajado no valía y ambos conjuntos debían adaptarse al nuevo escenario. Cervera y Anquela lo hicieron, cada uno con sus recursos, y hay que decir que el técnico azul a punto estuvo de llevarse una partida que se le había puesto muy en contra.

El aspecto táctico

«Hay que estar juntitos, repliegue rápido y atentos a las ayudas. Ya nos ha comentado el míster cómo quiere trabajar cuando se pierde el balón». No mentía Carlos Hernández cuando dijo esta frase en la sala de prensa del Requexón. Juan Antonio Anquela quería evitar a toda costa los espacios y no ofrecerle a Salvi y Álvaro García el escenario en el que más brillan.

El plan estaba claro. Los centrales azules se juntaban con un centro del campo que, liderado por Ramón Folch y David Rocha, cerraban cualquier opción de pase interior a los centrales amarillos. Centrales que, por cierto, Linares, Aarón y Saúl obligaban siempre a dar el pase que quería Anquela. Cuando Abdullah por fin conseguía recibir, era tal la presión de los carbayones que devolver el pase de cara era la única solución.

Y este fue el guion hasta el minuto 35. Fue entonces cuando una entrada en la que sería debatible la amarilla se convirtió en roja. Rocha a los vestuarios y el partido dio un giro de 180 grados. Anquela no movió el banquillo y se pasó a un 4-4-1 claro con Forlín de pivote acompañando a Folch y Carlos y Christian de pareja de centrales.

Después de unos minutos de reflexión, tras el descanso dio comienzo el gran reto del Oviedo. El nuevo contexto no era familiar para el Cádiz y les costó crear peligro. Los azules se encerraban, dejaban libre las bandas a los laterales y tapaban dentro. Si el Cádiz centraba, que fuera desde tres cuartos de campo y no desde línea de fondo. Cuando parecía que el partido solo trataba de defender, Miguel Linares puso el 0-1.

El Oviedo estaba ganando con diez hombres en uno de los campos más difíciles de la categoría. Con Perea, Jona y Eugeni ya en el campo, Cervera buscó encerrar en su área a los azules. Un golazo primero de Perea y un cabezazo de Servando después dieron la vuelta al partido. Derrotado pero reforzado, así salió del Carranza el Real Oviedo. A la Segunda División ya le ha quedado claro que tendrá que sudar mucho si quiere volver a los de azul besando la lona.

Los cambios

Guillermo Cotugno fue la primera medida de Anquela para intentar frenar la tromba amarilla. Doble lateral en la banda derecha que no fue suficiente para parar a un Alberto Perea venenoso en cada balón que tocaba. Tras el empate de este, el técnico azul se la jugó con Héctor Verdés. A la vista de que el peligro del Cádiz venía en forma de centros laterales, Anquela tiró del central valenciano para sumar una torre más en el área. El plan se diluyó pronto cuando, precisamente en un córner, Servando ganaba el duelo y ponía el 2-1.

Ya sin Saúl Berjón en el campo, el Oviedo no tenía argumentos ofensivos para hacerle daño al equipo de Álvaro Cervera. Toché entró por Christian para intentar pescar una ocasión en alguna acción a balón parado, pero no pudo ser.