Una sensación casi olvidada se apodera de todos los oviedistas tras caer en Cádiz
11 feb 2018 . Actualizado a las 15:48 h.¿Recuerdan esta sensación? Sí. Es lo que suele ocurrir cuando tu equipo pierde. El oviedismo prácticamente se había olvidado de ella tras casi 3 meses sin probar el amargor de la derrota. Ayer, en el Carranza, volvió ese sentimiento desagradable y triste que invade a todo buen aficionado.
Junto a este trance doloroso, el cabreo por el modo en el que se perdió. Un árbitro que se inventa una expulsión que no existe. Diez gladiadores que lo dejan todo sobre el terreno de juego y que incluso consiguen ponerse arriba en el marcador. Remontada contraria en apenas 7 minutos y tremenda decepción entre la parroquia azul.
Porque la decepción es innegable, pero también el orgullo. Lo que está haciendo el Real Oviedo es un derroche de solidaridad y esfuerzo en todos los campos de la categoría. Ayer se vaciaron todos y apenas se puede reprochar nada a nadie.
Toca recomponerse y seguir mirando al futuro con esperanza. Pocas cosas han cambiado. Solo han sido 3 puntos, importantes como todos, pero la derrota en Cádiz no ha supuesto ninguna condena.
Un colegiado que dificulta el sueño, pero no lo aleja
Juan Luis Pulido Santana, del Comité de Árbitros de Las Palmas, se encargó de desnivelar un encuentro que transcurría parejo durante 35 minutos, con dos equipos que se respetaban incluso en exceso. Se inventó una falta, se excedió con la roja y se extralimitó con una redacción del acta que dificulta el obligado recurso por parte de los azules.
Decisiones erróneas y sorprendentes en un árbitro que cuenta en su haber con el extraño récord de haberse retirado lesionado en dos encuentros de playoff de ascenso a Segunda División. Le ocurrió en un Logroñés - Huracán Valencia en 2015 y otra vez en un Leganés -Lleida en 2013.
