Valoramos las actuaciones de los azules en el encuentro frente al Real Valladolid
19 nov 2017 . Actualizado a las 21:25 h.De nuevo un partido para poner a prueba una posible mejora del equipo en los partidos lejos del Carlos Tartiere y nuevo golpe de realidad para los de Anquela. El Real Oviedo llegaba a Zorrilla con las pilas cargadas tras haber remontado su último partido frente al Nástic de Tarragona en el estadio de los catalanes pero la moral que dieron esos tres puntos no fue acompañada de buen juego para volver a ganar como visitante. Tres tiros a puerta, tres goles pucelanos y para casa con las manos vacías y con la sensación de que si hay una acción ofensiva del rival va a acabar siempre en gol.
La primera parte volvió a ser el desierto futbolístico que estamos acostumbrados a ver, y en este caso la segunda mitad no sirvió para solucionar los primeros 45 minutos. Así quedan asignados los papeles esta semana:
El bueno: Aarón Ñíguez
Es de los jugadores que gustan a la afición azul por su entrega y su verticalidad y hoy lo volvió a demostrar. El ataque oviedista suele nacer de sus pies, en Zorrilla esto se destacó debido a que Berjón cuajó un mal partido e hizo más evidente el trabajo de Aarón. A pesar de las escasas ocasiones claras de gol, el Oviedo pudo hacer daño mediante los balones parados; a diferencia de temporadas pasadas este año tenemos a alguien que pone buenos balones en el área.
El feo: Linares
Desde la lesión de Toché tuvo que coger las riendas del ataque carbayón y está demostrando que su olfato goleador sigue intacto. Lleva dos goles en tres partidos y el esfuerzo que demuestra sobre el verde es indescriptible. Lamentablemente en esta ocasión su acierto no se vio recompensado con puntos para el Real Oviedo, pero si esto sigue así llegarán.
El malo: Juan Carlos
La concentración antes del inicio del encuentro es clave para arrancar los 90 minutos con confianza, pero si de un fallo del guardameta llega el primer gol escasos minutos después de haber saltado al terreno de juego la desesperación se hace evidente. El portero oviedista está teniendo demasiado protagonismo en los goles rivales y la afición esta perdiendo la paciencia.