Los habitantes de Carreño creen que derivar el tráfico pesado por el concejo, tras el fallido proyecto de un vial de Jove soterrado, equivale a sacar un problema de un lugar para ponerlo en otro. «No tenemos por qué estar tragando nosotros la mierda que va para el Puerto de Gijón», afirman
09 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El pasado jueves tenía lugar un anuncio que, más que una sorpresa o un jarro de agua fría, fue la crónica de una muerte largamente sospechada. Ese día, el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, confirmaba que el Gobierno central no iba a continuar con el proyecto del vial de Jove ante la falta de consenso social, con el Principado y Ayuntamiento de Gijón para desarrollar un proyecto en superficie.
Vecinos, Ayuntamiento y Principado eran firmes en la negativa a aceptar alternativas no soterradas que sacaran el tráfico pesado con dirección a El Musel de la avenida Príncipe de Asturias y que, por ende, redujeran el problema de polución que atenaza a la zona oeste.
Lo que antes se vislumbraba como una solución de transición mientras se desarrollaban las obras del fallido vial, ahora se erige como el plan «A» (A de «Aboño»). En este sentido, esta alternativa pasa por derivar el tráfico pesado por Carreño. El lunes, el consejero de Fomento del Principado, Alejando Calvo, aseguraba en la Comisión de Fomento del parlamento autonómico que la solución que el Gobierno asturiano baraja para los accesos al puerto de El Musel pasa por retirar tráfico pesado del barrio gijonés de La Calzada, pero también de Carreño mediante una «alternativa prioritaria y directa» que no penalice a los vecinos de este concejo.
Mientras tanto, los vecinos de Aboño no pueden evitar recibir esta ristra de noticias respecto a la fallida infraestructura de Jove y sus alternativas con una mezcla de resignación y enfado. «Pues mal, ¿cómo no vamos a recibirlo mal?», no duda en afirmar el presidente de la Asociación de Vecinos El Filandón de Carrió, Javier Cuervo.
«Se quitaron el marrón ellos de encima y se lo echaron a los vecinos, es muy guapo», añade. Considera, no sin cierto hartazgo, que «para Carreño solamente mandan la porquería». indica que los vecinos no quieren «compensaciones», ni que les «vendan la moto» o «taparles los ojos».
«Lo que queremos es que nos quiten tráfico, no que nos aumente, no tenemos por qué estar tragando nosotros la mierda que va para el Puerto de Gijón», insiste este representante vecinal. Este representante vecinal apunta que la deriva de los acontecimientos en las últimas semanas «no es buena» para los vecinos. Considera que, a efectos de tráfico, tienen «suficiente» con los accesos viarios con los que cuentan, y añade que «lo que hace falta es que quiten el tráfico de camiones».
Considera que «una alternativa barata, rápida, y que en el 80% ya está hecha, es la carretera de La Reguerona». Se trata de una vía pública de titularidad municipal (correspondiente a Gijón), que pasa entre la cantera antigua de la Internacional y la térmica de Aboño, dando acceso a La Reguerona.
«Son dos carriles amplios y solamente habría que condicionar un poquito para aumentarlos y hacer un puente que pase por encima del río y de las vías del tren para acceder a la Reguerona desde la carretera que va hacia Avilés», afirma. Javier Cuervo añade que, «para atrás, todo el acceso a La Zalia y a la 'Y' ya está hecho».
El presidente de la Asociación de Vecinos El Filandón considera que «no son necesarios cuatro carriles de alta densidad ni de alta velocidad», en el sentido de que «la carretera antigua puede quedar para el tráfico normal de coches y de servicios de todo Carreño y de Avilés».
Respecto a las demandas de los vecinos en este sentido, explica que «el Ayuntamiento está de nuestra parte, o sea, el alcalde y toda la corporación dijo que apoyaba a los vecinos al 100%, porque tampoco están de acuerdo con la situación». Sin embargo, no puede evitar preguntarse si los habitantes de esta zona cuentan con la masa crítica suficiente como para hacerse oír. «¿Qué movilizaciones vamos a hacer si somos 600 vecinos?», plantea.
Javier Cuervo considera que ahora la estrategia pasa por ejercer «presión con el Ayuntamiento y, si hay que llegar hasta ahí, pasar a la vía judicial».