¿Se puede trasladar a Asturias la imagen del Everest atascado por alpinistas? Los expertos dan su opinión
06 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.¿Se puede trasladar a Asturias la impactante imagen del Everest tomado por decenas de alpinistas haciendo cola para llegar a la cumbre? Los expertos alertan del riesgo de la masificación en las montañas y los senderos asturianos, que miles de turistas transitan cada año siguiendo el lema de Asturias paraíso natural. Y también advierten de sus consecuencias: accidentes por la falta de experiencia, por exceso de confianza y también un problema de residuos. En el ránking de la masificación sitúan el Naranjo de Bulnes y la Ruta del Cares.
Cada vez son más las personas que se animan a ir a las montañas. Según la Federacion de Deportes de Montaña y Senderismo del Principado de Asturias (FEMPA), actualmente se trata de la tercera actividad más realizada en España. Raúl Fidalgo, uno de los responsables del Grupo de Montaña de la Universidad de Oviedo, nombra el Torre Cerredo, Peña Ubiña «La Grande» y el Urriellu, el Naranjo de Bulnes, como los picos más frecuentados. Pero aclara que en general, donde más gente puedes encontrarte es en las rutas: «En verano la Ruta del Cares se llena muchísimo, y la Ruta del Alba está concurrida todo el año». Sin embargo, ¿Es el hecho de que las sendas se llenen y que cada vez más personas se interesen por subir a ciertos picos un problema a tener en cuenta?
Esta nueva oleada que llena los paisajes asturianos de excursionistas, supone la llegada de muchas personas que anteriormente no tenían la costumbre de ir al monte. Como explica Francisco Bercial, director del Club de Montaña Torrecerredo, hay ciertos picos que tienen un atractivo especial para el público general. Entre ellos menciona Peña Ubiña, Peña Santa y las cumbres alrededor de los puertos, como Pico Torres en el puerto de San Isidro, y por supuesto, el Urriello o Naranjo de Bulnes, «nuestro Everest». Estos nombres son atractivos y además fáciles de acceder, por lo que cualquiera puede animarse a realizar una subida por ellos. «Peña Ubiña por ejemplo tiene muy buen acceso, está cerca y la subida hasta la falda de la montaña es fácil», comenta Bercial. Pero la facilidad de acceso de estas rutas engaña, ya que una vez ahí, son montañas con una subida de cierto nivel, además de que los excursionistas se exponen «a los riesgos generales que implica el ir al monte». Otro ejemplo de esto sería el Naranjo, que «pagando a un buen guía te suben fácilmente, pero la gente no se da cuenta de que tiene mucha dificultad técnica». Aclara Bercial que «no es que se vaya sin cuidado, sino que hay masificación», que no es la culpable de los accidentes, «pero aumenta su posibilidad». En su opinión, este problema reciente tiene que ver en parte con la publicidad del Principado «que nos vende sus paisajes como un parque temático y la actividad del montañismo se confunde por una atracción».
Por su parte, Manuel Taibo, el responsable de seguridad de FEMPA, opina que el lugar en el que puede llegar a haber cierto problema con la concurrencia de gente es la ruta del Cares. Es especialmente en Semana Santa o en momentos centrales del verano cuando la congregación de personas puede llegar a ser alarmante, ya que se registran días con «más de mil personas llegadas desde León y Asturias» Sin embargo, Taibo no cree que haya un problema de masificación. «En ocasiones, mientras en los medios se decía que había problemas de masificación, en los montes se vivía una realidad totalmente diferente». Lo que sí saca en claro es que «de los poco accidentes que hemos asistido en la ruta, el perfil de los afectados nos alerta de que se trata de personas que no están lo suficientemente preparadas».
Además de los riesgos que esta nueva moda puede traer para los propios excursionistas, hay otros daños a tener en cuenta. Bercial opina que el problema de los residuos por ejemplo, es muy relevante. Aunque afirma que «el que es experto vuelve con la basura a casa». Normalmente, las zonas con mayor residuo son las vías frecuentadas por las personas que están menos habituadas a ir al monte. Otro problema que surge en consecuencia de esta creciente oleada de nuevos montañeros es que muchas veces, al no conocer el entorno, no se respetan las propiedades privadas (como cabañas, portillas para el ganado, campos, etc.). Por eso Bercial opina que hay que saber respetar determinadas zonas y que «el urbanita que nunca fue al monte esto no lo sabe».
Prevención
¿Se debería restringir el acceso a determinados espacios? Los expertos creen que la solución no es prohibir la entrada. El acceso a la montaña y a las rutas ha de ser libre ya que «no se pueden poner puertas al campo». Bercial afirma rotundamente: «Desde los grupos de montaña queremos llevar a la gente al monte». Sin embargo, considera que es muy importante que se mantenga a la gente informada, por ejemplo a través de la prensa: «Al final, son sucesos que llaman la atención y de alguna forma esto sirve para advertir a los futuros excursionistas». Propone como solución que los menos experimentados que quieran adentrarse en el mundo de la montaña lo hagan «acercándose a la gente experta, como los grupos de montaña». También sugiere a los guías, que son «un grupo muy bien formado de profesionales que se dedican a ello». Aunque no se puede evitar que algunas personas se expongan a los peligros del campo sin los conocimientos o equipamiento necesarios, Bercial afirma: «Si tienes dos dedos de frente sabes dónde buscar la información, ahora con internet el acceso es muy fácil, aunque de todas formas, siempre hay alguien que conoce a alguien que va a la montaña».
Como pautas de seguridad básicas, Taibo menciona: «Alejarse de los bordes, tener cuidado con las caídas de piedras, regular el ritmo y ceder el paso a los que más lo puedan necesitar». Aunque considera que es imprescindible además, «adquirir la mejor información posible». Ya que la mayoría de las veces las fuentes a las que se acude para leer sobre una ruta en concreto son blogs de montaña y publicaciones de ese estilo «en las que solo se habla de lo bonita que es la ruta, pero no se menciona si está debidamente señalizada, ni se advierte de los cambios de tiempo o de la dureza del recorrido». «Las entidades que controlan estas rutas, como los ayuntamientos o los parques nacionales, son las responsables de asegurar una información más fehaciente que combata a la de estos otros medios». De hecho, considera que para llegar a una situación ideal en este aspecto «queda un gran recorrido por hacer en España, ya que debemos empezar a concebir las rutas, las vías y las escuelas de escalada como instituciones deportivas» para que de esta forma, nos demos cuenta de «la necesidad de un mantenimiento continuo por parte de las entidades responsables».