El entrenador acusado de abusar de una futbolista menor de edad: «Me pidió un hijo, me amenazaba con decírselo a sus padres si no me acostaba con ella»

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

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E. V. Pita

La Fiscalía de Vigo rebajó su petición de 13 a 6 años de cárcel porque el acusado consignó 35.000 euros para reparar el daño moral a la denunciante. La psicóloga forense afirma que la joven padecía estrés postraumático: «No comía para no tener curvas, hacía dos horas de boxeo y tres de fútbol»

04 abr 2025 . Actualizado a las 00:26 h.

El entrenador acusado de abusar de una jugadora de un equipo femenino de fútbol de Vigo se declaró inocente en la segunda vista del juicio celebrado en la Quinta Sección de Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo. Admite que tuvo una relación totalmente consentida con la jugadora entre el 2020 y el 2022, pero solo después de que esta hubiese cumplido los 16 años pero la mantuvieron en secreto por miedo a la «repercusión social» y a que se enterasen los padres de ella. La psicóloga forense del Imelga diagnosticó que la joven padece un estrés postraumático. La declaración de la entonces menor no ha trascendido porque declaró a puerta cerrada el miércoles y arropada por un psicólogo del Imelga.

La Fiscalía rebajó a la mitad su petición de cárcel para el acusado, de 13 a 6 años, porque lo benefició con una atenuante de reparación del daño al consignar este 35.000 euros de indemnización para la víctima. El fiscal propone 2 años y medio de prisión por tocamientos a una menor de 16 años y tres años y medio por abusos a una menor de 18. La acusación particular pide 10 años de cárcel porque cree que el entrenador se «trabajó» la confianza de la niña desde los 13 años, recogiéndola en coche para ir a los entrenamientos y a rehabilitación, y se ganó a los padres, los cuales jamás desconfiaron de él.

El acusado, condenado en el 2022 por otro abuso a una jugadora de fútbol, admitió haber tenido una relación con la denunciante, pero solo desde que ella se le declaró y después de que hubiese cumplido 16 años. Negó tocamientos antes de la edad legal. «Tuvimos relaciones sexuales completas desde mediados del 2020 en mi casa, nos acostamos por iniciativa de ella, teníamos una relación como una noria, paramos y seguimos porque ella insistía de forma exagerada. Yo me alejaba y ella incrementaba las exigencias, era una persona muy intensa, me chantajeaba con decírselo a sus padres o mandarme a la cárcel si no me acostaba con ella. Me pidió un hijo. Hicimos de todo pero no la forcé nunca. Era consensuado, estaba coordinado por ambas partes, venía ella a mi encuentro porque se hablaba todo y se organizaba todo una semana antes», afirmó en el juicio. 

El entrenador, casado y con hijos menores, fue condenado a dos años de cárcel en el 2022 por abusos a otra jugadora menor de edad. Según él, fue mal asesorado por el abogado para aceptar un acuerdo judicial. La condena enfureció a la denunciante cuando se enteró de que había otra chica además de ella. La tensión se elevó tras las reiteradas negativas de él para no quedar con ella. Siempre según la versión del acusado, estos incidentes hicieron explotar a la joven, la cual telefoneó a su esposa para desvelar la infidelidad y luego lo denunció a él en comisaría.

El implicado aseguró en el juicio que la menor estaba «obsesionada» con él y que, a veces, él cedía a sus presiones de dormir juntos. Relata que ella lo amenazaba con decírselo a sus padres y según el acusado, lo dejó «plantado» cuando conoció a otro chico y tuvieron relaciones. Según su versión, ese mismo día, la jugadora, por iniciativa propia, llamó a su esposa para contarle que había tenido una relación sentimental de dos años con su marido. El acusado, al final del juicio sollozó al recordar que la chica, 18 meses después, se había dirigido en la playa de Samil a su mujer, cuando estaba en una reunión de trabajo, para increparla.

A las preguntas de la acusación sobre si él se había aprovechado de una jugadora adolescente que estaba enamorada, el procesado aseguró que nunca la tocó antes de que cumpliese los 16 años, edad mínima legal para mantener relaciones con adultos. Explicó que «el fútbol es mi pasión» y que hace una década cogió a varios equipos de Vigo y otro municipio cercano. Conoció a la denunciante en un torneo pero dice que solo coincidió con la jugadora cinco meses en total, en dos equipos distintos. 

La Fiscalía le preguntó si era verdad que iba al cine con las jugadoras o las invitaba a bañarse en la piscina. El entrenador aclaró que al final de cada temporada invitaba a las jugadoras del equipo y a sus padres a ir a la playa y luego iban a la piscina de su urbanización para «quitarse la sal».

«Ella se me declaró»

La acusación particular, que defiende los intereses de la joven, subraya que el acusado conoce a la niña desde los 13 años, ya que es su entrenador. La subía y la bajaba a entrenar dos o tres días por semana durante años y la llevaba a los partidos. Se «trabaja» la confianza de sus padres, incluso le ofreció ayuda cuando la menor se rompió la clavícula en el verano del 2019. Siempre según la acusación, a partir de ahí el entrenador la busca en determinados situaciones cuando sabe dónde va a estar. La primera vez que le realiza tocamientos es cuando la coge camino a un hospital y la lleva a rehabilitación. Como llegan antes de la hora la sube a una zona de un parque cercano y le hace tocamientos, según la acusación particular. A partir de ahí, empiezan los tocamientos en zonas íntimas y con el transcurso de los meses, el entrenador mantiene sexo completo, según la defensa de la joven.

El entrenador admite que tuvo contactos telefónicos con todas las jugadoras, incluida la joven. Dice que ella le empezó a escribir por WhatsApp cuando le faltaban 15 días para cumplir 16 años. Recuerda que la temporada anterior fue tortuosa, les echaron del club por cambio de directiva y crearon otro equipo. Ella también tenía problemas porque la convocaron con el primer equipo y le mandaron calentar para reemplazar a una lesionada, se negó y le pusieron una cruz, razón por la que le mandaba a él muchos mensajes como entrenador. «Yo sabía la inclinación por el mismo sexo de ella, me sentí tranquilo, antes de cumplir los 16 años me hablaba de su novia, después empezó a decir que le gustaban los chicos y las chicas», relata el implicado.

El acusado también admitió que la llevaba en coche a rehabilitación por una lesión en la clavícula y que ella le guiaba con mensajes para dirigirlo al lugar en el que debía recogerla. «Se inventa que ese día hay tocamientos, nos dedicábamos a hablar de fútbol en el coche como siempre. Yo se lo dejé muy claro», afirma el entrenador.

Finalmente, ella se le declaró dos semanas antes de cumplir 16 años, según la versión del acusado. «Me pidió un beso y una videoconferencia. Se me declaró, me dijo 'Me gustas', y yo la rechacé. Le dije: "Es una locura, no quiero hablar de este tema, no tienes la edad". Fue todo en progresión, primero por problemas de fútbol tensos, luego ella se me declaró y le frené, me presionó y reclamaba un mimo y yo le daba un baño de realidad y ella insistía. Le dije que le llevaba 33 años y que pronto quedaría calvo y sin dientes», aseguró el acusado. Siguieron mensajeándose por Telegram, por razones de discreción porque, según día, ambos hablaban sobre la directiva del club.

El fiscal recordó al entrenador que, en una grabación, él reconoce que durante un viaje a un partido tocó a la joven en un gemelo pero negó haberle acariciado la rodilla. El entrenador lo justifica porque regañó a la joven por cambiar constantemente la música en el coche.

Inicio de relaciones

Cuando la adolescente cumplió los 16 años, él habría cedido a sus presuntas presiones y le dio un beso por WhatsApp. Luego, al acabar el confinamiento del 2020, admite que iniciaron una relación sexual completa que duró dos años. El acusado añade que a veces la llevó a un monte a pasear y se sentaron en un banco pero «no hicimos nada». Pero no oculta que tuvieron relaciones completas. «Solíamos quedar después de los partidos o antes de los entrenamientos cuando ella programaba los encuentros, le molestaba la improvisación», afirma.

La crisis de la relación y la denuncia

Pasados dos años de relaciones, tuvieron una crisis porque él aceptó una condena por abusar de otra jugadora, lo que «cabreó» a la joven denunciante, la cual le exigía a él continuar con sus citas. El implicado relata que la joven llamó a su esposa y le dijo que había tenido una relación con él entre el 2020 al 2022, justo en el momento en que la jugadora inició un nuevo noviazgo. El acusado añade que la joven se enfadó tras enterarse de que había hecho tocamientos a otra jugadora del club. A partir de ahí, lo «chantajeaba» con mandarlo a la cárcel o que ella se iba a matar.

El hombre se sintió presionado a principios del 2022, porque la joven quería seguir teniendo relaciones y él se mostraba reacio porque estaba ocupado con su trabajo, estaba cansado o no podía atenderla en ese momento. Esas negativas molestaban a la joven y él se sintió «chantajeado». «Ella siempre decía de hablar en mi casa y luego se me echaba al cuello. Yo era débil y cedía. Me amenazaba con decírselo a sus padres sino no me acostaba con ella. Después de pecar de pardillo en el juicio de la otra jugadora, empecé a grabar todas las conversaciones», afirma el acusado.

La psicóloga ve estrés postraumático

La psicóloga forense del Imelga diagnosticó un estrés postraumático a la jugadora denunciante, un trastorno de ansiedad que lo desborda. La experta explicó que la joven tenía «fobias» e incluso quiso dejar su carrera universitaria porque tenía miedo de encontrarse en el campus al abogado del acusado, que era profesor.

La víctima también tenía pensamientos intrusivos que le bloqueaban en su vida diaria. Además, sentía conductas autodestructivas. Para olvidarse, la joven hacía mucho deporte y mantenía dieta para quitar sus curvas y no ser identificada como mujer. «Hacía dos horas de boxeo y tres de fútbol», indicó. «Se sentía culpable y vergüenza, tenía miedo a no ser creída, no era capaz de concentrarse, tenía insomnio y pesadillas», indicó.

A preguntas del abogado defensor, la forense no descarta que la joven sufriese «dependencias emocionales y mal gestionadas». No descarta que, en la adolescencia, «tontease» con el cannabis.