Miles de desplazados regresan al sur del Líbano al amparo del alto el fuego

Andrés Rey REDACCIÓN / E. LA VOZ

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Mohammed Sleem abraza a su hija Batoul Mohammed Sleem, en su reencuentro después de dos meses de guerra.
Mohammed Sleem abraza a su hija Batoul Mohammed Sleem, en su reencuentro después de dos meses de guerra. Adnan Abidi | REUTERS

Biden busca ampliar el acuerdo a Gaza, donde Hamás está dispuesto a negociar

27 nov 2024 . Actualizado a las 22:13 h.

El fuego cruzado continuó este miércoles hasta el último momento antes de que entrase en vigor la frágil tregua entre Tel Aviv y Hezbolá. Faltaban apenas unas horas para las cuatro de la madrugada local —la hora acordada— cuando las Fuerzas de Defensa de Israel emitieron órdenes de evacuación para dos edificios ubicados al sur de Beirut, mientras que la milicia chií aseguró haber atacado con drones la residencia del jefe de la Fuerza Aérea israelí, el general de división Tomar Bar, en Tel Aviv.

Dieron las cuatro, los ataques cesaron y fueron reemplazados por una calma tensa. Israel había aceptado el acuerdo, impulsado por Estados Unidos y Francia, pero advirtió de que, por el momento, mantendrá desplegadas a sus tropas en el sur del Líbano. «Se prohíbe acercarse a las aldeas evacuadas o a los soldados israelíes en la región. Por su seguridad y la de sus familias, absténgase de trasladarse a la zona», señaló el portavoz en árabe del Ejército israelí, Avichay Adraee.

También el Ejército libanés hizo un llamamiento a los ciudadanos para que esperasen a la retirada israelí para regresar a sus pueblos, pero las ganas de regresar a casa eran demasiado intensas. Las carreteras que salen de Beirut, la capital, pronto se llenaron de tráfico, mientras la gente intentaba regresar a las ciudades del sur devastadas por la guerra, la más mortífera entre Israel y Hezbolá en décadas. Maletas, colchones y mantas se apilaban en los techos de los vehículos que se dirigían hacia el sur, a la vez que el Ejército libanés enviaba más fuerzas a la zona.

«En este día comienza el viaje de mil millas para reconstruir lo destruido y terminar de reforzar el papel de las instituciones legítimas, entre ellas el Ejército, en el que depositamos grandes esperanzas para extender la autoridad del Estado a todo el país», dijo el primer ministro del Líbano, Najib Mikati. Entre los demás países, los primeros en saludar el acuerdo fueron los árabes, incluido Irán. Tanto ellos como los Estados europeos esperaron que la pausa en los combates se extienda más allá de los 60 días acordados. El jefe de la ONU, António Guterres, recordó también la necesidad de atender a la población.

Hezbolá proclama su victoria

Aunque muchos analistas consideraron el acuerdo como una derrota para Hezbolá, la milicia chií decidió proclamarse victoriosa. «Por su compromiso y esfuerzo durante más de 13 meses, la resistencia pudo lograr la victoria sobre el enemigo delirante, que no pudo doblegar su voluntad», comunicaron los oficiales del grupo.

Al otro lado de la frontera, los residentes israelíes de las comunidades limítrofes, donde más de 60.000 de ellos siguen evacuados, no creen que el acuerdo garantice su seguridad. «No estamos muy satisfechos con esta tregua, sinceramente. Hemos pagado un precio muy alto para ahora sentir que nuestro Ejército no ha terminado su trabajo», lamenta Tzahi David Hafsadi, de 34 años, y que lleva 12 meses evacuado con su familia en un hotel en Jerusalén.

Biden busca ampliar el acuerdo a Gaza, donde Hamás está dispuesto a negociar

El alto el fuego en el Líbano es el mejor regalo de despedida que podía esperar Joe Biden, a menos de dos meses de dejar la Casa Blanca en manos de Donald Trump. El presidente saliente ha conseguido un éxito pírrico para su política en Oriente medio con un pacto que llevaba meses persiguiendo y que finalmente logró de la mano de Francia. «Nos recuerda que la paz es posible», dijo este miércoles el demócrata, que buscará un acuerdo más ambicioso e intentará impulsar un pacto también en Gaza.

Allí, en la Franja, los gazatíes amanecieron entre la sorpresa y la decepción por el inicio del alto el fuego, que muchos ven como una traición de Hezbolá a la promesa que hizo su líder, Hasán Nasralá, antes de que Israel lo matara: «No dejaremos sola a Gaza». Ahora el enclave palestino está dividido en dos: quienes creen que el Líbano y los grupos de resistencia han hecho más que cualquier otra nación para aliviar el sufrimiento de la Franja, y los que se sienten abandonados.

Sea como sea, tanto Biden como los países árabes, especialmente Egipto y Catar (mediadores en el conflicto), han intensificado sus esfuerzos para que Israel acepte una tregua también en la Franja. Incluso un oficial de Hamás, Abu Zuhri, declaró que la milicia «aprecia el derecho del Líbano y Hezbolá de alcanzar un acuerdo que proteja al pueblo libanés» y que espera que «allane el camino para alcanzar el fin de la guerra de genocidio contra el pueblo de Gaza».

Las conversaciones de paz siguen, a pesar de todo, estancadas. El fuego no cesa en la Franja, donde los bombardeos israelíes han dejado al menos 28 muertos en las últimas 24 horas. El primero llegó el martes, cuando el Ejército bombardeó una escuela convertida en refugio y mató a 15 personas, según la agencia palestina WAFA. El segundo se produjo este miércoles contra otro centro para refugiados. Trece personas murieron, aunque este número podría aumentar porque hay varios desaparecidos. Se trata, además, de la segunda vez que el Ejército golpea este lugar. El pasado agosto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lo bombardearon y dejaron más de cien civiles muertos.