Trump frente a Harris: una campaña electoral marcada por la polarización

Miguel Palacio NUEVA YORK / E. LA VOZ

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Kamala Harris (a la izquierda) y Donald Trump, en imágenes de archivo.
Kamala Harris (a la izquierda) y Donald Trump, en imágenes de archivo. Marco Bello | REUTERS

Los estadounidenses votarán pensando en la economía, la migración y las amenazas a la democracia

05 nov 2024 . Actualizado a las 14:07 h.

El 4 de marzo del 2023, Donald Trump se subió al escenario de la Conferencia Conservadora de Acción Política y prometió a sus seguidores que sería «su venganza». Había presentado su segunda candidatura a la Presidencia de EE.UU. cuatro meses antes. Lo hizo con prisas, después de que el Partido Republicano firmara una decepcionante actuación en las elecciones legislativas de medio mandato. Una actuación que despertó dudas sobre el liderazgo del expresidente entre los conservadores. Un año y ocho meses después, la situación es completamente distinta: el partido está rendido a sus pies y tiene las mismas posibilidades de ocupar la Casa Blanca los próximos cuatro años que su rival, la demócrata Kamala Harris.

Según la media de encuestas de FiveThirtyEight, ambos candidatos están empatados. Harris está en cabeza a nivel nacional con un 48 % frente al 46,8% del republicano, una ventaja que entra dentro del margen de error de los sondeos por lo que cualquiera de los dos podría ser el vencedor. La vicepresidenta se impone en dos de los siete estados bisagra, Wisconsin (por 0,8 %) y Míchigan (por 1 %). Trump está por delante en Carolina del Norte (1,3 %), Georgia (1,5 %) y Arizona (2,1 %). En Nevada, junto con Pensilvania —el estado clave más determinante— ambos obtienen un 47 %.

Trump ha obrado el milagro con una campaña bronca, planteada sobre la acusación de que en el 2020 le robaron las elecciones y que sufre una persecución judicial. Ha contado, además, con la ayuda de las consecuencias del covid-19: una crisis migratoria inflamada por el fin de las restricciones al movimiento, y una inflación nacida de las ayudas contra el impacto económico de la pandemia. Dos factores que han jugado a su favor.

El magnate ha dado una campaña repleta de insultos y ataques, muchos al hilo de sus propios problemas con la Justicia. En el terreno de las medidas, el republicano ha ofrecido políticas igual de radicales que las que trató —a veces con éxito— de imponer en su primer mandato. Ha prometido llevar a cabo «la mayor deportación de la historia de EE.UU.», desactivar las medidas contra el cambio climático y perseguir en los tribunales a sus oponentes políticos.

Del otro lado, la candidatura demócrata comenzó con un descalabro. Un Joe Biden avejentado y convencido de que era el único capaz de derrotar a Trump complicó el inicio de la campaña. El presidente, aparte de exhibir signos de deterioro cognitivo, cargaba con un bagaje importante: los estadounidenses no solo lo asociaban con la galopante inflación, también lo percibían como el principal responsable de una crisis migratoria que colapsaba los sistemas de acogida de ciudades como Nueva York y Chicago.

En cuestión de solo tres meses, la campaña de su sucesora logró recuperar parte del terreno perdido por Biden. Kamala Harris, que se presenta con la opción de ser la primera presidenta negra de EE.UU., ha centrado su campaña en alertar del peligro que representa Trump para la democracia y reavivar el espíritu de esperanza que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca en el 2008.

La vicepresidenta ha tratado de ensanchar su base electoral hacia la derecha con declaraciones como que posee un arma —«si alguien irrumpe en mi casa, recibirá un disparo», confesó a Oprah Winfrey— y que Israel tiene derecho a defenderse, y con el reclutamiento de republicanos como la excongresita Liz Cheney.

66 millones ya han votado

La pelota está ahora sobre el tejado de los estadounidenses. De momento, más de 66 millones ya han votado: un 41 % de ellos a favor de Harris y un 40 % a favor de Trump. Los demócratas han animado a optar por el voto anticipado. Y también los republicanos, con Trump a la cabeza, al tiempo que arrojaban dudas sobre este tipo de voto.

Los estadounidenses acudirán a las urnas pensando en la economía (crucial para un 26 %); el extremismo, las amenazas a la democracia (para un 17 %) y la crisis migratoria (16 %), según la consultora IPSOS. Pero sobre todo votarán en medio de una polarización que, según indican los sondeos electorales, mantiene al país dividido justo por la mitad.