Megaestructuras que salvan vidas: el desvío del Turia, la presa romana de Aragón y el dispositivo antitsunamis de un alcalde japonés al que tildaron de loco

Iago García
IAGO GARCÍA LA VOZ

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A la izquierda, el nuevo cauce del Turia tras el paso de la dana. En el centro, la presa romana de la localidad zaragozana de Almonacid de la Cuba. A la derecha, la presa de Fudai, en Japón
A la izquierda, el nuevo cauce del Turia tras el paso de la dana. En el centro, la presa romana de la localidad zaragozana de Almonacid de la Cuba. A la derecha, la presa de Fudai, en Japón

Tras la riada de 1957 los valencianos financiaron con 6.000 millones de pesetas un cauce que evitó daños a la capital la tarde-noche del martes. En Almonacid de la Cuba sigue en pie un dique ideado hace 2.000 años y que funciona como el primer día. En Fudai, en Japón, sus habitantes siguen vivos por el empeño de un regidor que tras sobrevivir a dos maremotos les prometió que nunca más volverían a vivir ese tipo de tragedia

02 nov 2024 . Actualizado a las 16:45 h.

Durante los días 13 y 14 de octubre de 1957, las lluvias torrenciales descargaron sobre la ciudad de Valencia más de 300 litros por metro cuadrado en solo unas horas. El río Turia se desbordó y las calles de la capital se convirtieron en peligrosos torrentes que arrastraron todo a su paso. La urbe no solo quedó sucia y destrozada. Perdió a 81 de sus vecinos en esa riada que arrasó con todo. Una tragedia cuya noticia avergonzó al régimen franquista y que supuso un punto de inflexión en el Mediterráneo. En aquel momento no había siquiera un atisbo de lo que hoy se conoce como estado del bienestar, no existían sistemas de protección social y los fondos europeos eran una utopía en un continente que aún sufría las secuelas de la II Guerra Mundial. Pero algo había que hacer. Aquello no podía volver a repetirse. Y quienes desafiaron a la descomunal fuerza de la naturaleza iban a ser los propios valencianos. Ellos iban a financiar la faraónica obra que el Gobierno de Franco ideó como solución. De nada valía limpiar y trabajar en el antiguo cauce del río para los ingenieros. Había que sacar el Turia de la ciudad, ejecutando unos descomunales trabajos que se bautizaron como Plan Sur, costase lo que costase.

Y lo que costó fue una millonada, que inicialmente en 1962 se valoró en 2.000 millones de pesetas pero, como suele pasar en España, ya entonces tuvo sobrecoste. Se estima que la cifra se multiplicó por tres y salió directamente del bolsillo de los ciudadanos. Cuando un valenciano quería enviar una carta, se gravaba con 25 céntimos de peseta. Al fin y al cabo había que arrimar el hombro para una de las obras de ingeniería más destacadas de cuantas se habían hecho hasta entonces en nuestro país. En 1965, cumplido el papeleo, la maquinaria pesada empieza a trabajar y en 1969 queda inaugurada. Tres años después, en 1972, se completaba todo el desvío, que tiene 11 kilómetros de longitud. Tras las brutales precipitaciones del pasado martes en la comunidad valenciana, que dejan al sur de la capital una cifra de más de 200 muertos que aumentará dado el número de personas aún desaparecidas, queda confirmado que el aliviadero sigue cumpliendo exactamente la función para la que fue ideado. Basta con ver la zona afectada desde el cielo para apreciar con claridad que lo que queda encima o al norte del nuevo cauce está en perfectas condiciones y lo que está por debajo o al sur quedó arrasado. Los abuelos de la ciudad valenciana, con aquellas cartas enviadas en una España de la posguerra en la que escaseaba el teléfono, han acabado a la postre salvando a alguno de sus nietos.     

La presa romana que contuvo la furia del agua para fortuna de 200 vecinos

Si bien ha sido especialmente en la Comunidad Valenciana donde la dana ha causado estragos, provocando la mayor inundación en Europa en lo que va de siglo, las fortísimas lluvias del martes y miércoles pasados también se dejaron notar en puntos de Andalucía, Castilla-La Mancha o Aragón. En esta última comunidad, pocos conocían hasta esta semana que allí se mantiene en pie la presa romana de mayor altura de las que se conservan en todo el mundo. Está ubicada en la comarca del Campo de Belchite, provincia de Zaragoza. Hace 2.000 años fueron pensados sus 34 metros de altura como contención de un río con un nombre premonitorio, Aguasvivas. Ese muro de piedra inalterado desde hace cientos de años ha sido y es parte del paisaje de la localidad de Almonacid de la Cuba. Hoy los 227 vecinos de este lugar dan gracias a que su infraestructura de la época del emperador Augusto se haya vuelto famosa en centenares de vídeos que circulan por las redes sociales. Fue capaz de aguantar el episodio de lluvias torrenciales, con sus aliviaderos trabajando a pleno rendimiento para evitar una catástrofe mayor. 

«Desde la riada de 2004 no había vivido una situación similar», aseguraba a los medios el alcalde del pueblo, congratulándose de que los daños no sean personales y se limiten a unas cuantas huertas anegadas. Algo asombroso observando con detenimiento el vídeo colocados sobre estas líneas. 

Fudai, el pueblo japonés que se salvó del tsunami en 2011 por el empeño de su alcalde

El terremoto y posterior tsunami que sufrió Japón en su costa que da al Pacífico en 2011 dio la vuelta al mundo. A la desgracia de perder casi 16.000 habitantes se sumaron fugas radioactivas en la central nuclear de Fukushima, que provocaron el éxodo de miles de personas. Mucho más al norte del país, en Fudai, en la perfectura de Iwate, sus 3.000 residentes apenas notaron ese bestial impacto de la naturaleza. Y eso que sus antepasados contaban que a finales del siglo XIX o en 1933, episodios similares habían matado a casi 500 de los suyos. Una historia que conocía perfectamente Kotoku Wakura, quien fue regidor de esta población entre 1945 y 1987. Se propuso que algo así no volviera a suceder en su tierra. Lo primero que hizo, en 1967, fue un dique de unos 16 metros de alto con el objetivo de proteger las casas más próximas al puerto pesquero. Pero cuando años después se propone realizar un gigantesco dispositivo con compuertas móviles que blinden al pueblo frente al mar muchos lo tomaron por loco. Pero lo hizo. Se protegió la bahía donde están agrupadas la mayor parte de las edificaciones tras obtener la colaboración de las administraciones de la perfectura y el gobierno central nipón. La megaestructura tardó 12 años en hacerse, entre 1972 y 1984. Wakura dejó el cargo tres años después y murió en 1998. 

La presa de Fudai y sus compuertas, decisivas en la contención del tsunami de 2011 que azotó Japón.
La presa de Fudai y sus compuertas, decisivas en la contención del tsunami de 2011 que azotó Japón. OPQR | CC BY-SA 3.0

Entonces muchos recordaron cómo se habían gastado 3.560 millones de yenes en algo que no se había necesitado nunca. Pero cuando la suerte se acabó en 2011 y la presa de hormigón y acero contuvo un terremoto y posterior maremoto de magnitud 9, centares de vecinos no solo de Fudai sino de otras poblaciones acudieron a su tumba agradeciendo seguir vivos gracias al que fue su mayor empeño como político.