Arrolladora victoria de los laboristas, que recuperan el poder en Reino Unido tras 14 años
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El Partido Laborista de Keir Starmer ha ganado las elecciones generales con una aplastante mayoría absoluta, logrando 412 diputados de una cámara de 650. Sunak lleva a los conservadores a una debacle anunciada, perdiendo 251 escaños
05 jul 2024 . Actualizado a las 13:27 h.Punto final. Apenas cuatro años después de haber asumido las riendas del Partido Laborista, Keir Starmer ha conseguido desalojar a los conservadores del 10 de Downing Street tras 14 años. El hasta ahora líder opositor ha ganado de manera aplastante las elecciones generales celebradas ayer en el Reino Unido, consiguiendo holgadamente la mayoría absoluta. Aunque el recuento aún no ha terminado, ya está clara la arrolladora mayoría absoluta del Partido Laborista de Keir Starmer. A estas horas, la formación de centroizquierda suma 412 diputados de una cámara de 650. Esto supone que los laboristas han doblado los escaños que tenían en la última legislatura, 202, y logran su mejor resultado desde el récord de 418 conseguido en 1997 por Tony Blair.
Starmer: «¡Lo hemos conseguido!»
Tras conocer su reelección como diputado por la circunscripción norteña de Richmond y Northallerton, Sunak ha admitido que «el Partido Laborista ha ganado estas elecciones», mientras que su rival, Keir Starmer, ha celebrado el triunfo y declarado que «el cambio empieza ahora».
«¡Lo hicimos!», ha dicho un exultante Starmer en un discurso ante sus partidarios, en el que ha asegurado que el país tiene ahora «la oportunidad de recuperar su futuro». A su juicio, los británicos van a despertar hoy para descubrir que «finalmente se han quitado un peso de los hombros de esta gran nación».
Starmer ha hecho hincapié en la reforma que ha tenido su partido político en los últimos años, indicando que ahora los británicos tienen «la oportunidad» de reparar sus servicios públicos porque han «cambiado de partido». «Tenemos la oportunidad de hacer que el trabajo valga la pena porque cambiamos de partido. Tenemos la oportunidad de ayudar a los trabajadores, a los jóvenes y a las personas vulnerables, los más pobres de nuestra sociedad, porque cambiamos de partido», ha remarcado.
Así, ha sostenido que los cambios que los laboristas han realizado «son permanentes, irreversibles» y, por ello, deben «seguir adelante». «Nos presentamos como un Partido Laborista cambiado y gobernaremos como un Partido Laborista cambiado. No prometo que sea fácil», ha expresado, antes de indicar que «cambiar un país no es como apretar un interruptor, sino que es un trabajo duro, paciente y decidido». «Dijimos que pondríamos fin al caos, y lo haremos. Dijimos que pasaríamos página, y lo hemos hecho. Hoy empezamos el siguiente capítulo. Comenzar el trabajo de cambio, la misión de renovación nacional, y empezar a reconstruir nuestro país. Gracias a todos», ha concluido.
Por su parte, Sunak ha felicitado por su victoria al líder laborista y se ha disculpado por los pobres resultados de su formación, que ahora mismo pasaría de los 365 escaños que tenía a solo 121. «Hoy, el poder cambiará de manos de manera pacífica y ordenada, con buena voluntad de todas las partes. Esto debe darnos confianza a todos en la estabilidad de nuestro país y su futuro», ha afirmado. Además, en su escueto discurso de claudicación frente al número 10 de Downing Street, ha confirmado que no seguirá al frente de su partido aunque no «de manera inmediata» sino «cuando todos los arreglos formales para elegir sucesor estén preparados».
El primer ministro ha reconocido que hay «mucho de lo que aprender y reflexionar» ante la debacle de su partido y asume «la responsabilidad por la pérdida de muchos candidatos conservadores que han trabajado duro». Con cara de circunstancias, Sunak ha pedido perdón y ha adelantado que viajará a Londres desde su circunscripción en el norte inglés para dejar la jefatura del Ejecutivo, a la que «ha dado todo», y ofrecerá más detalles sobre los próximos pasos.
Ocho ministros han perdido este jueves su escaño en favor de los laboristas y los liberaldemócratas. La ex primera ministra británica conservadora Liz Truss también ha perdido su acta en la circunscripción de South West Norfork ante el candidato laborista Terry Jermy.
Otro de los antiguos líderes conservadores que abandonará la Casa de los Comunes es Jacob Rees-Mogg, que ha perdido su asiento —que llevaba ocupando desde el año 2010— contra el laborista Dan Norris. Rees-Mogg, la cara más visible del ala tradicionalista y reaccionaria del partido conservador, fue uno de los primeros en posicionarse a favor de la salida de la Unión Europea, y llegó a ocupar la cartera ministerial «para las oportunidades del Brexit» (hoy extinta) durante el mandato de Boris Johnson. Fue también ministro de Negocios, Energía y Estrategia Industrial en el brevísimo gobierno de Liz Truss. Desde la llegada de Sunak había quedado relegado a un segundo plano.
Avance populista y retroceso independentista
La caída de los tories se debe en parte al inédito avance de la formación populista de derechas Reform UK del antiguo eurodiputado eurófobo Nigel Farage, quien personalmente ha ganado un escaño en la Cámara de los Comunes después de siete intentos. Su formación entra en el parlamento pero consigue finalmente solo 4 escaños aunque las encuestas a pie de urna llegaron a darle hasta 13.
El Partido Liberal Demócrata de Ed Davey, que protagonizó una colorida campaña electoral llena de peripecias, vuelve a ser la tercera fuerza parlamentaria tras años en decadencia al conseguir 71 escaños, arrebatados principalmente a los conservadores en el sur de Inglaterra.
Otro batacazo significativo en estas elecciones es la del Partido Nacional Escocés (SNP), que suma apenas 9 diputados en los Comunes frente a los 43 que tuvo en la última legislatura.
Esto significa que los independentistas dejarán de ser la formación dominante en Escocia, en beneficio de los laboristas, si bien el SNP sigue al frente del Gobierno autónomo escocés en principio hasta las próximas elecciones regionales.
El exlíder laborista Jeremy Corbyn ha sido reelegido como diputado por la circunscripción de Islington Norte después de presentarse como independiente a las elecciones legislativas y mantendrá así el escaño que ostenta desde hace más de cuatro décadas, en 1983. Corbyn se ha hecho con 24.120 votos frente a los 16.873 del candidato laborista, Praful Nargund, después de que fuera apartado de la formación política, de la que se había desmarcado en los últimos años, por haber rechazado una investigación interna sobre antisemitismo, según él, exagerada por razones políticas.
«Este es para mí un mensaje rotundo de la gente de Islington Norte de que quieren algo diferente, aspirando a algo mejor», ha declarado durante su discurso tras la confirmación de los resultados, momento que ha aprovechado para criticar la campaña que han realizado los principales partidos políticos, asegurando que su «campaña no se ha metido en las cloacas de la política».
En las próximas horas, Sunak dejará la jefatura del Ejecutivo para dar paso a Starmer, que se convertirá en primer ministro tras recibir el «permiso» del rey Carlos III, como marca la tradición. Una vez en el número 10 de Downing Street, ya convertido en su despacho y residencia oficial, se espera que dé su primer discurso a la nación y empiece a designar a sus ministros.
El nuevo Parlamento se inaugurará el próximo martes con la elección del presidente y el 17 de julio el rey abrirá oficialmente el período de sesiones con un discurso en el que anunciará el programa legislativo del Gobierno.
Un vuelco histórico en Reino Unido
Juan Francisco Alonso
El anunciado triunfo del abogado especializado en derechos humanos Keir Starmer ha sido comparado con la primera victoria que el laborista Tony Blair logró en 1997, cuando inauguró lo que llamó el nuevo laborismo. Sin embargo, los expertos consideran que la abultada diferencia de escaños entre laboristas y tories es la única similitud entre un hecho y otro. ¿La razón? El optimismo en torno a la «nueva era de esperanza y oportunidades» que Starmer ha ofrecido dista mucho del que en su momento despertó la elección de Blair. Según una encuesta de YouGov, solo el 27 % de los consultados creen que el futuro premier da confianza, frente al 47 % que consideran lo opuesto.
Se espera que este mismo viernes el líder laborista se reúna con el rey Carlos III para que este le encomiende la tarea de formar Gobierno y así se produzca el cambio de Administración.
Del cielo al suelo
Los británicos han castigado con dureza los casi tres lustros que duró la era conservadora, en la que cinco primeros ministros ocuparon el 10 de Downing Street. En esta etapa, el país abandonó la Unión Europea; experimentó más desigualdad por las políticas de austeridad; vivió escándalos insólitos, como el de las fiestas ilegales que se celebraron en plena pandemia del covid-19; y, por supuesto, atravesó una crisis financiera autoinducida por un descabellado plan económico aplicado por el Ejecutivo.
De haberle entregado en el 2019 la mayoría más grande en tres décadas, casi cinco años después los ciudadanos han infligido al partido de los venerados Winston Churchill y Margaret Thatcher su peor derrota desde 1830. De nada valieron los ruegos que en plena jornada electoral hizo Sunak para que los británicos le dieran su voto y así «detener una supermayoría laborista que significará impuestos más altos durante una generación». «Catastrófico» y «durísimo» fueron algunos de los calificativos que tories como el exministro William Hague pusieron a los datos de los sondeos.
El «speaker», elegido sin competencia
Como es costumbre en el Reino Unido, el speaker de la Cámara Baja, Lindsay Hoyle, se presentó en su circunscripción —Chorley— como candidato independiente y sin competencia de ninguno de los tres grandes partidos. De las formaciones con representación, tan solo los verdes habían propuesto una alternativa a la candidatura de Hoyle, que ha revalidado su mandato con casi el 75 % del voto, frente al 13, 7 % de su rival ecologista. La tradición en la Casa de los Comunes dicta que el presidente del parlamento debe renunciar a su filiación política mientras ocupa la silla central de la institución. Por lo que Hoyle, anteriormente laborista, no pertenece ahora a ningún partido.