Francia se adentra en una campaña electoral con el partido de Le Pen como favorito

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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Macron, este lunes en una ceremonia por el 80 aniversario de la masacre nazi en Oradour-sur-Glane
Macron, este lunes en una ceremonia por el 80 aniversario de la masacre nazi en Oradour-sur-Glane LUDOVIC MARIN / POOL | EFE

El primer ministro Attal intentó que Macron no disolviera la Asamblea Nacional y aceptara, en cambio, su dimisión

11 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Tiene Francia «un loco en la cabeza del Estado»?, como dijo el domingo François Ruffin, diputado de La Francia Insumisa (LFI), ¿o se trata de un «genio»?, como insistían algunos macronistas una vez superado el shock tras la orden de Emmanuel Macron de disolver la Asamblea Nacional. El presidente de Francia considera que no tenía otra opción. Se trata de una apuesta a doble o nada, pero no podía hacer como si la Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), el partido de Marine Le Pen, no hubiera obtenido una histórica victoria (31,37 %), porcentaje que dobla el conseguido por la lisa macronista (14,60 %). Cifras reforzadas por una alta participación para unas elecciones europeas, un 51,49 %, lo que significa que los votantes no se movilizaron para poner freno a la extrema derecha sino para reforzarla

El estupor era total, incluso en el Consejo de Ministros que presidió Macron a las diez de la noche del domingo. Salvo unos pocos, como el ministro del Interior, Gérald Darmanin, todos ignoraban el secreto del presidente. En concreto, según Le Monde, solo unas diez personas trabajaban discretamente sobre la posibilidad remota de una disolución de la Asamblea ante la victoria esperada del candidato lepenista, Jordan Bardella. Finalmente, los desastrosos resultados del campo macronista precipitaron la decisión.

El primer ministro Gabriel Attal intentó convencer a Macron para que renunciara a tomar esta decisión, y ofreció su dimisión, pero no la aceptó. El presidente de la República optó por conservar a Attal para liderar la campaña a las legislativas.

El movimiento de Macron pilló completamente desprevenidos a todos los partidos que buscan desesperadamente alianzas en una campaña exprés de veinte días. Entre el 12 y 16 de junio deben presentar las candidaturas para la cita electoral a dos vueltas del 30 de junio y 7 de julio. 

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Para Bardella, director de campaña y candidato a primer ministro, el camino se presenta menos arduo. Los primeros sondeos auguran a Agrupación Nacional entre 235 y 265 escaños, lo que le permitiría obtener la mayoría simple. Pero para alcanzar la mayoría absoluta, 289 diputados, necesitarán otros apoyos. Ya ha mantenido un primer contacto con Marion Maréchal, la sobrina de Marine Le Pen, que milita ahora en el partido de Eric Zemmour, Reconquista.

«No hay nada definitivo, seguimos discutiendo», comentó Bardella tras la reunión. También dijo que está dispuesto a discutir con otras personalidades que quieran unirse a ellos, incluso procedentes de la izquierda y que tengan un discurso patriota, y tendió la mano a Los Republicanos, aunque las principales figuras de los conservadores han afirmado que no quieren ningún acuerdo con RN.

La izquierda quiere repetir la experiencia del 2022, presentarse todos juntos bajo unas mismas siglas, pero no las de Nupes, porque está pasó a mejor vida enseguida y además no dejó buen recuerdo. Ahora hablan de Frente Popular, y esta nueva coalición deberá tener en cuenta los resultados obtenidos por Raphaël Gluksmann, el candidato socialista a las europeas (13,8 %), superiores a los de LFI (9,89 %). Para Gluksmann, que esperaba un nuevo respiro de la socialdemocracia proeuropea, se ve de nuevo obligado a negociar con la izquierda radical para poder salvar los escaños del Partido Socialista en la Asamblea.

Macron por su parte quiere aplicar una «fórmula flexible», como la define uno de sus allegados: atraer al mayor número de diputados salientes conservadores y socialistas bajo la promesa de que conservarán sus colores.