Putin viajará a China en su primera salida después de la reelección para neutralizar la presión de Occidente
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Xi intenta contentar a Moscú mientras mantiene las relaciones comerciales con Washington y Bruselas
14 may 2024 . Actualizado a las 21:58 h.Cuando el máximo líder de China, Xi Jinping, reciba al presidente Vladimir Putin en Pekín el jueves y el viernes, habrán pasado más de dos años desde que los dos mandatarios declararon una asociación «sin límites» para contrarrestar lo que consideran intimidación de Occidente. Pero la visita del autócrata ruso también llega solo dos semanas después de que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, pusiese a prueba los límites de esa asociación con su propio viaje a la potencia oriental.
Xi está caminando sobre una cuerda cada vez más fina, bajo una creciente presión diplomática y económica para reducir el apoyo chino a Rusia y a su invasión de Ucrania. Estrechar lazos con Putin podría suponer que Occidente, un socio comercial clave, se distancie. «China ve en Rusia un socio estratégico importante y quiere darle a Putin el debido respeto, pero también mantener relaciones sólidas con Europa y EE.UU. por razones más allá de las económicas. Es un número de equilibrismo difícil», explicó Shen Dingli, un experto en relaciones internacionales con sede en Shanghái, a The New York Times.
Putin, por su parte, podría estar poniendo a prueba las ganas de riesgo de Xi, al mismo tiempo que intenta disuadir a las naciones occidentales de apoyar más activamente a Ucrania. La semana pasada, mientras Xi estaba en Francia reuniéndose con el presidente Emmanuel Macron, el autócrata ruso ordenó ejercicios con armas nucleares tácticas. Fue la advertencia más explícita hasta el momento de que Rusia podría usar fuerza nuclear en el campo de batalla, contra la cual Xi ha trazado un claro límite.
Este viaje de Putin será el primero después de su quinta toma de posesión, que lo convertirá en el líder ruso de los últimos siglos que más años se ha mantenido en el poder. Xi acaba de regresar de un viaje a Europa, durante el cual fue exaltado en Serbia y Hungría, y bebió y cenó en Francia. Abandonó el continente sin haber hecho concesiones importantes en materia comercial ni para la guerra de Ucrania, en la que fue mediador.
Ambos dirigentes se han reunido más de 40 veces. De hecho, suelen intercambiar felicitaciones de cumpleaños y se refieren el uno al otro como «viejo» o «querido» amigo. Los dos están dispuestos a liderar un sistema global alternativo destinado a erosionar la hegemonía estadounidense, y es esa solidaridad la que los convierte en blanco de la presión occidental.