El Ejército se prepara para una guerra larga, delimita sectores de evacuación y deja casi 200 muertos más
01 dic 2023 . Actualizado a las 22:42 h.Los palestinos de la Franja de Gaza tuvieron una semana para respirar. Siete días de silencio, ayuda, reencuentros, en los que 110 rehenes israelíes y 240 presos palestinos vieron la luz. Pero, a las seis de la mañana de ayer, el enclave se tiñó de negro y la luz desapareció. Las sirenas antiaéreas volvieron a aullar mientras cientos de aviones israelíes que zumbaban por el cielo convirtieron el enclave en un cúmulo de colosales hongos de humo.
Israel culpó a Hamás. «Violaron el plan, no cumplieron con su deber de liberar a todas las mujeres secuestradas y lanzaron cohetes contra nuestros ciudadanos», declararon desde la oficina del primer ministro, Benjamin Netanyahu. Según Hamás, en cambio, fue Israel el primero en abrir fuego y reanudar una «agresión nazi» a la que plantarán cara con «firmeza» y «heroísmo».
Pero el Estado israelí está desplegando todo su poder. Medios palestinos informaban de que los ataques abarcaban el norte y el sur de la Franja, incluidas áreas residenciales, y ya habían causado al menos 178 muertos —entre ellos, cinco rehenes— y cientos de heridos. Además, los milicianos de Hamás se enfrentaban a las tropas terrestres en la carretera de Saladino, la que usaban los evacuados para desplazarse hacia regiones meridionales.
«Profundo pesar»
Catar, mediador clave entre las dos partes, no se rinde. A lo largo de todo el día de ayer seguía intentando promover un acercamiento entre las dos partes para restablecer la calma, aunque expresó un «profundo pesar» por los nuevos ataques israelíes. A sus lamentos se unió el secretario general de la ONU, António Guterres, con una publicación en X: «Aún espero que sea posible renovar la pausa que se estableció con la mediación de Catar, Egipto y EE.UU.».
Mientras tanto, el Ministerio de Sanidad gazatí alertaba de la situación «absolutamente catastrófica» que vivían los centros médicos. «Necesitamos garantizar la entrega de suministros y combustible a todas las instalaciones sanitarias de Gaza», manifestaba, pero intensos bombardeos en el paso de Rafah impedían la entrada de camiones. Los tres hospitales que siguen operativos «no pueden recibir a un gran número de heridos».
El Ejército israelí está preparado para una guerra de más de un año, en la que intentará matar meticulosamente a los principales líderes del movimiento islamista, señala el Financial Times. El foco de los ataques está ahora en Jan Yunis, al sur.
Paralelamente, la cúpula militar publicó ayer un mapa de Gaza con 620 sectores numerados «para que los residentes se orienten, comprendan las instrucciones y evacúen lugares específicos si es necesario», comunicó un portavoz, y recomendó a los palestinos que localicen en qué sector están.
La idea es una adaptación de lo que le sugirió Antony Blinken —secretario de Estado de EE.UU.— a Netanyahu el jueves: un plan que designase zonas seguras en el centro y sur de la Franja, donde los civiles puedan estar a salvo de la línea de fuego. «No queremos que se repitan las pérdidas masivas de vidas civiles y los desplazamientos, como ocurrió en el norte», dijo Blinken. Sus palabras se diluyen ahora entre varias explosiones que rodean el hospital Nasser, en el sur de Gaza. Y entre alarmas antiaéreas del lado Israelí, sobre Sderot y varios asentamientos en Cisjordania.
El proceso contra Netanyahu por corrupción se reanuda el lunes en Jerusalén
Benjamin Netanyahu se sentará el lunes en el banquillo por presunta corrupción. Lo hará en el Tribunal de Distrito de Jerusalén, después de cerca de dos meses de parón judicial en Israel.
Con el estallido de la guerra contra Hamás —el 7 de octubre—, el ministro de Justicia, Yair Lenin, había decretado una paralización casi completa del sistema. Pero ayer entró en vigor una nueva orden para que la mayoría de tribunales del país recuperen su actividad, incluido el que juzgará al líder israelí.
Netanyahu lleva tiempo imputado en hasta tres causas por una serie de delitos (fraude, aceptar sobornos...) que niega sistemáticamente y tacha de «persecución política». Sin embargo, los temas judiciales hasta ahora no le han ocasionado demasiados problemas y, de hecho, a finales del 2022 logró regresar al poder para su sexto mandato a pesar de que todos esos procesos ya estaban abiertos.
Una relación difícil
La relación del primer ministro con los tribunales nunca ha sido fácil. Hace unos meses, en verano, promovió una controvertida reforma que, según la oposición, limita el poder de los magistrados y deriva en un fuerte control gubernamental del poder judicial. El proyecto, aprobado solo con los votos del Ejecutivo, sacó a la calle a miles de personas en una histórica ola de protestas que se vio truncada —como todo lo demás— por la guerra.