La derecha lusa atisba un triunfo electoral, pese a que solo Chega capitaliza la crisis política
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El PSD, de centroderecha, orienta su discurso económico hacia posturas más izquierdistas para ganar los votos que ha perdido Costa
29 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Portugal trata de comprender un escenario político nuevo, en el que los partidos todavía deben redefinir sus papeles de cara a las elecciones del 2024. Las últimas encuestas ofrecen dos conclusiones: la primera, que el Partido Socialista (PS) y el Partido Socialdemócrata (PSD, centroderecha) se disputan una primera posición que, en la práctica, es un empate técnico. La segunda, que ambos se desploman en intención de voto, algo que la ultraderecha Chega capitaliza mejor que nadie.
Una encuesta realizada por la Universidad Católica para Público sitúa por primera vez al PSD como el mejor posicionado en intención de voto, con un 29 % (un 2 % más de lo recibido en las elecciones del 2022), solo un punto por encima del PS, que sufre la mayor caída (desde el 41,2 % de su mayoría absoluta). En total, el bloque de la derecha moderada contaría con un 39 % de los votos, y podrían alcanzar una mayoría holgada de no rechazar una coalición con Chega, el que más sube en las encuestas, hasta un 16 %. Si en julio votaron a este partido de ultraderecha un 10 % de portugueses, ahora aglutina tantos apoyos como todos los partidos minoritarios de izquierda.
Giro de Chega y el PSD
En los últimos meses, pero especialmente desde la convocatoria de elecciones para el 10 de marzo del 2024, tanto Chega como el PSD han girado su discurso económico hacia posturas más de centroizquierda; especialmente en lo que atañe a las pensiones y sueldos públicos. Ese fue uno de los puntos fuertes del congreso que el PSD celebró este fin de semana.
En el evento, el líder socialdemócrata, Luís Montenegro, mostró un discurso en el que se posiciona como vencedor de las elecciones, intentando marcar distancias con Chega y situarse como opción más viable para los socialistas desilusionados. Ante todo, Montenegro definió la postura de su partido por contraposición a los demás. «No somos extremistas, ni radicales, ni ultraliberales», dijo, en alusión al PS, Chega e Iniciativa Liberal. «Más que de izquierdas o de derechas, el PSD es de las personas y para las personas».
Pese a que el PS todavía no ha elegido al sucesor de António Costa para concurrir a las urnas, Montenegro sí parece dar por hecho que su rival será el exministro de Infraestructuras Pedro Nuno Santos, del ala izquierdista socialista. Contra él ha dirigido la mayor parte de sus críticas, equiparándolo a los comunistas que gobernaron en 1974. «El país tendrá la oportunidad de volver a decir no al gonçalvismo», dijo, igualando a Nuno Santos y Vasco Gonçalves, jefe de los Gobiernos provisionales durante el proceso revolucionario, que terminó el 25 de noviembre de 1975. Esas palabras llegaron, precisamente, el pasado día 25, fecha que los conservadores tratan de imponer como el verdadero paso hacia la democracia (frente al consensuado 25 de abril de 1974).
Con un discurso sólido, Montenegro parece empezar a resolver las dudas que recaían sobre él: «Sé que se espera de mí más de lo que he demostrado».