PSOE y Unidas Podemos se lanzan los ataques más duros de la legislatura por la reforma de la ley, que los socialistas sacaron adelante con el apoyo del PP
08 mar 2023 . Actualizado a las 15:01 h.El Congreso vivió este martes una jornada sin precedentes en esta legislatura con la aprobación de la toma en consideración de la reforma de la ley del «solo sí es sí» con el voto en contra de Unidas Podemos, impulsora de la ley, y de ERC y EH Bildu, socios habituales del Gobierno. El inicio de la tramitación de la reforma que pretende acabar con el goteo de rebajas de condenas y excarcelaciones de agresores sexuales y violadores salió adelante gracias a que el PSOE recabó los votos a favor del PP, además de Cs, PNV, PDECat, Coalición Canaria, PRC y los dos exdiputados de UPN. Una extraña suma de sufragios pocas veces vista en el Congreso. Fueron al final 231 votos a favor, 56 en contra y 58 abstenciones.
En el hemiciclo se escucharon también los ataques más duros entre los dos socios del Gobierno de coalición. «Aquí no valen eslóganes», «estamos cansados de sus peroratas» y «dejen de lado la hipérbole», le dijo a Unidas Podemos la diputada socialista Andrea Fernández Benéitez, que defendió la necesidad de reformar «una buena ley» y advirtió «a quienes intentan ridiculizar la hoja de servicios del PSOE en materia de feminismo» de que «están haciendo el ridículo». Consideró evidente que la ley no está funcionando adecuadamente y por ello hay que corregir los «errores que han provocado dolor en las víctimas, alarma en la sociedad y que el PSOE lamenta profundamente».
Pero no menos duros fueron los reproches de Podemos, que acusó al PSOE de querer volver con su reforma «al calvario probatorio» para las víctimas. La diputada del partido morado Lucía Muñoz aseguró que los socialistas están «fallando a todas las mujeres de este país» al tratar de reformar la ley del «solo sí es sí» y afirmó que, a pesar de todo, Podemos está dispuesto a negociar una subida de penas.
ERC y Bildu escogen a Podemos
Consciente ya de que la reforma saldría adelante, Muñoz afirmó que el aplauso tras su aprobación «será el aplauso de la vergüenza». «No vamos a traicionar a las mujeres», sostuvo, asegurando que quienes votan a favor de la reforma están diciendo a las mujeres «que son ciudadanas de segunda» y que «defender sus derechos vale menos que aguantar las embestidas de la derecha».
Puestos en la tesitura de alinearse con el PSOE o con Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, socios preferentes del Ejecutivo, optaron por el partido morado. Ambos habían anunciado con anterioridad que no respaldarían una reforma de la ley que no contara con el voto a favor de la formación que la impulsó. La diputada de EH Bildu Isabel Pozueta reconoció que «la aplicación errónea que están haciendo algunos jueces» ha generado «alarma social». Pero añadió que lo que se necesitan son unos «retoques técnicos» y no «un cambio que nos devuelva al paradigma del Código Penal anterior». Pozueta pidió a los socios de la coalición que hagan un esfuerzo para llegar a un acuerdo. «Señorías del PSOE y de Unidas Podemos, volvemos a pedirles que actúen con responsabilidad», concluyó.
En parecidos términos se expresó la diputada de ERC Pilar Vallujera, que consideró «poco profesional» que haya «un supuesto Gobierno de izquierdas que tiene un ministerio que aprueba una ley y otro ministerio que arremete contra esa ley». «Las mujeres no se lo merecen», sostuvo, y apostó por dar tiempo a los dos socios de coalición para «entrar en razón». «Que se sienten y acuerden cuál sea la mejor solución», pidió. Admitió que algunos jueces han rebajado las condenas, pero aseguró que «no lo han hecho de manera inocente, sino con toda la determinación y el sentido político que tiene una gran parte de la judicatura» en España con una mirada «antigua».
Desde el PP, Cuca Gamarra aprovechó para asegurar que es «la primera vez que un Gobierno se censura a sí mismo». «Sí se puede, claro que se puede, se puede dimitir», le dijo a la ministra Irene Montero, al tiempo que acusó al PSOE de rectificar solo por «el desplome demoscópico de Pedro Sánchez». Mikel Legarda (PNV) defendió la necesidad de reformar una ley que ha creado un «profundo desconcierto y malestar social». También apoyó la reforma la diputada de Ciudadanos Sara Giménez, aunque consideró que «llega tarde». Lo mismo hizo la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas, que pidió perdón a las víctimas por el «inmenso error» de haber apoyado en su día esta ley. Y Carla Toscano, de Vox, afirmó que las mujeres españolas no quieren «protección a costa de los derechos de la mitad de la población», en referencia a los hombres.
El BNG ve un «retroceso inaceptable» y vota no, alineado con Podemos
El BNG tildó de «retroceso inaceptable» la iniciativa del PSOE para reformar la ley del «solo sí es sí». El diputado del Bloque, Néstor Rego, indicó que la ley «se puede y se debe revisar». «Pero no se puede volver al modelo anterior», añadió, alineándose así con Unidas Podemos al compartir el argumento de que la reforma supone retrotraerse al sistema en el que la víctima tenía que demostrar que había habido violencia para que se considerara delito.
La coalición de Gobierno queda muy tocada
En cualquier Gobierno, sin necesidad de que fuera de coalición, el hecho de que una ley impulsada por un ministro fuera profundamente modificada por otra parte del Ejecutivo para corregir sus defectos o sus consecuencias comportaría la dimisión o el cese inmediato del ministro o la ministra responsable de la ley. No es eso lo que va a suceder con Irene Montero, responsable última de la ley del «solo sí es sí», que ya ha anunciado que no piensa dimitir.
Lo ocurrido este martes abre sin embargo la mayor crisis que ha vivido el Ejecutivo de coalición desde su formación. Pese a ello, la posibilidad de que se produzca una ruptura ha sido descartada tanto desde el PSOE, en donde Pedro Sánchez ha dicho que «no se contempla» —y ha tenido que precisar que apoya a todos sus ministros «incluida la de Igualdad»—, como por Unidas Podemos. La proximidad de las elecciones autonómicas y municipales, que se celebrarán el 28 de mayo, hace impensable una ruptura de la coalición, que tendría efectos devastadores para los dos sectores del Ejecutivo.
Ello no implica, sin embargo, que la coalición esté blindada hasta el final de la legislatura. En el lado de Podemos, quien más presiona para que se produzca una ruptura antes de las generales de diciembre es el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, que sigue teniendo un ascendente muy grande sobre todo lo que ocurre en el partido. Hace no mucho, Iglesias advirtió al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, de que si aprobaba la reforma de la ley del «solo sí es sí» con el PP «lo pagará».
En el sector socialista, sin embargo, están convencidos de que Unidas Podemos no romperá la actual coalición en ningún caso. Entre otras cosas, porque la posición del proyecto que impulsa la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, quedaría muy debilitada.
Pero, después de lo ocurrido este martes, la coalición queda muy tocada. Lo esperable es que las discrepancias arrecien a medida que se acerquen las generales de diciembre. Uno y otro saben que el partido que rompa la coalición pagará un mayor precio electoral. Pero también conocen que es necesario que el PSOE y Unidas Podemos busquen espacios diferenciados, lo que no hace imposible una ruptura. Si lo ocurrido este martes hubiera sucedido dentro de seis meses, es muy probable que la coalición estuviera ya rota.