Historiadores consideran que tenemos una visión global de lo que pasó ese día, pero subsisten incógnitas sobre lo sucedido los meses y días anteriores
21 feb 2021 . Actualizado a las 12:29 h.Cuarenta años después del golpe que puso en peligro la democracia, aún subsisten incógnitas sobre lo que sucedió aquella noche, pero sobre todo acerca de los movimientos que se produjeron meses e incluso años antes. Dos libros, El 23-F y otros golpes de Estado de la Transición (Espasa), de Roberto Muñoz Bolaños; y Golpe de timón. España: desde la dimisión de Suárez al 23-F (Comares), de Alfonso Pinilla, proporcionan nuevos datos e interpretaciones.
Crisis gravísima
La «tormenta perfecta». En los 80 España sufre una situación gravísima, una crisis económica galopante como consecuencia de la subida de los precios del petróleo de 1979, que produce altas tasas de paro e inflación; un desencanto social creciente porque la democracia ha traído las libertades, pero no la prosperidad; y una crisis terrorista, los atentados de ETA crecen exponencialmente (92 asesinados en 1980), lo que genera «ruido de sables». Como dice Pinilla, «es una tormenta perfecta».
Antecedentes
La operación Armada. Desde 1977, un grupo de destacados políticos, militares, empresarios y periodistas conservadores van perfilando un proyecto para descabalgar a Adolfo Suárez de la presidencia y derechizar el proceso de cambio político. Ese conjunto de operaciones de la «transición paralela» cuaja en la llamada ‘solución Armada'», que aboga por la formación de un gobierno de concentración encabezado por el general monárquico, antiguo secretario del rey, con excelentes contactos con EE.UU. y el Vaticano.
El plan Golpista. El 23F
Supuesto anticonstitucional máximo. El plan de los golpistas era, en primer lugar, crear una situación grave, el asalto al Congreso por parte de Antonio Tejero, lo que los militares llamaban un «supuesto anticonstitucional máximo». Ante este acontecimiento desencadenante, que la División Acorazada Brunete ocupara Madrid y Jaime Milans del Bosch, Valencia, con la excusa de proteger a la población y mantener el orden. En ese escenario, los cálculos golpistas eran que el resto de capitanías generales se irían sumando. El último punto previsto era la presencia de Armada en la Zarzuela para presionar al rey, diciéndole que el golpe duro se había producido y procedía proponer un gobierno de concentración.
Las incógnitas
El Cesid, el rey, EE.UU. y el Vaticano. Sobre lo que sucedió el 23F tenemos una «visión global», aunque quede algún detalle por conocer, según Muñoz Bolaños. Pero hay zonas de sombra. Principalmente dos: hasta dónde llegó la participación de los servicios de inteligencia; y el papel del rey en los meses anteriores y durante el 23F. Si no solo conocía la «solución Armada», sino que también le dio el visto bueno, y si durante la noche del 23F autorizó al general a ofrecerse como presidente del Gobierno a los diputados. En tercer lugar, por qué Armada no se presentó a la investidura como candidato a la presidencia del Gobierno tras la dimisión de Suárez si al parecer contaba con apoyos políticos suficientes. Tampoco se conoce lo que sabían EE.UU. y el Vaticano acerca del la solución Armada y del golpe del 23F.
Trama civil
La «placenta». No hay trama civil, sino, según Muñoz Bolaños, «una operación militar desgajada de una civil, no tiene nada que ver con 1936, que fue un golpe militar con apoyo civil». Señala que «las operaciones de la ‘transición paralela' son civiles y tienen un brazo militar subordinado». Civiles son, en su inmensa mayoría, los que forman el gobierno Armada, que no consta que supieran que estaban en esa lista. Desde el 16 de febrero, «la operación queda en manos de los militares». Para Pinilla, «a lo largo del 80 se crea una gran placenta política del golpe».
Versión oficial del golpe
Tapar los contactos. El objetivo de la versión oficial que se establece en el juicio es, según Muñoz Bolaños, que «no se conociesen los contactos de Armada antes del 23F y cuáles eran sus apoyos».