Elisa Cepedal, cineasta: «Me gustaría hacer una tercera película en las Cuencas y terminar la trilogía del carbón»

Marcos Gutiérrez ASTURIAS

ASTURIAS

Elisa Cepedal
Elisa Cepedal

La autora presenta en el Festival Internacional de Cine de Gijón «El Cine, 5», que narra la historia del pueblo minero de Barredos, analiza su presente, escudriña su futuro y, con él, el de un mundo que se despide lentamente

15 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Elisa Cepedal (Barredos, 1982) presenta en la sección «Retueyos» de la 61 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón «El Cine, 5», que narra la historia del pueblo minero de Barredos, desenterrando un relato de solidaridad y resistencia durante la posguerra y la dictadura franquista. Los testimonios orales de sus vecinos y el archivo fotográfico del abuelo de la autora ayudan a reconstruir la memoria colectiva de una comunidad que contrasta con el paisaje postindustrial presente.

-¿Cómo surge la idea de narrar la historia de Barredos en «El cine, 5»?

-Pues la verdad es que, justo después de terminar la anterior película que hice, tuve muy claro que quería contar la historia de Barredos por dos razones. La primera, porque me seguía interesando aproximarme a la historia de las Cuencas Mineras en Asturias y a la historia del movimiento obrero, de solidaridad entre los pueblos y seguir investigando un poco más allá la historia del carbón. La segunda de las ideas clave detrás de la película está en el hecho de que mi abuelo era el fotógrafo local, por lo que existe un archivo importante que tuve que ir recuperando.

-¿Fue complicado acceder a todo ese material?

-Yo no tengo todo el archivo, sino que son los vecinos de Barredos los que lo tienen. Entonces fue una labor un poco de ir recabándolo. Quería contar la historia de Barredos a través de las fotografías de mi abuelo y seguir también su legado de documentalista oficial del pueblo.

-En «El cine, 5» impera una sensación de adiós anticipado, de nostalgia por la muerte de un lugar, Barredos en este caso, que aún no ha desaparecido del todo ¿Comparte esta visión?

-Si, por supuesto. Me interesaba contar la historia del pasado de Barredos, porque me parece muy rica y muy interesante ese relato de solidaridad, de organización vecinal y de resistencia contra el franquismo, pero también me atraía contrastar esa historia con el presente y retratarlo. Desde el progresivo cierre de los pozos, que lo que trajo, no solo a Barredos sino a casi todos los pueblos de la Cuenca, fue una población que desciende y envejece, en un lugar donde hay menos oportunidades y más desempleo. Entonces yo creo que sí, que me interesaba reflexionar a través de esta asociación de imágenes del presente y del pasado. Me interesaba preguntarme por lo que sucede entre estos dos momentos en el tiempo, es decir, entre la época que retratan las fotografías y el periodo de 2020, 2021 y 2022, así como también reflexionar sobre el futuro.

-¿Diría que esa conexión pasado-presente-futuro es una constante en su cine?

-Desde que hice 'El trabajo, o a quién le pertenece el mundo' me ha interesado mucho una idea que propone el filósofo Gilles Deleuze. Él dice que después de la Segunda Guerra Mundial el cineasta político se ve en la imposibilidad de representar al pueblo, porque el pueblo ya no existe. Como las colectividades que se articularon y se representaron en el cine hasta entonces, podemos pensar en el cine soviético o el cine americano y los ideales democráticos, ya no están. Entonces la tarea del cineasta comprometido es la de contribuir a la creación de un nuevo pueblo, de nuevas colectividades. A mí esta idea me interesa mucho y yo creo que se refleja en esta búsqueda que empezó con 'El trabajo...' y que sigue con 'El cine, 5', de cómo se representa un pueblo que, en este caso, ya no existe.

-¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de rodar «El cine, 5»?

-Pues lo más complejo es que yo quería construir un relato y una memoria colectiva del pueblo. Este relato se articula a través de imágenes de archivo y testimonios en primera persona de la gente que aparece en las fotografías y que vivió en el pueblo en la época que cuentan esas imágenes. Yo creo que lo más difícil es el hecho de que ese relato que yo quería contar siempre va a estar incompleto.

-¿Por qué incompleto?

-Porque resulta imposible plasmar cada fotografía, cada testimonio o cada evento significativo o insignificante que ocurra hoy en Barredos. Yo creo que la labor de dar forma al material conlleva fundamentalmente y en primer lugar una tarea de selección. El montaje es la herramienta que articula ese relato y que pone de manifiesto lo que hay entre las imágenes. Entonces quizá lo más complicado a la hora de acercarme a construir este relato fue precisamente la cantidad de material que había y como yo lo intenté articular de alguna manera en la película que existe ahora.

-Estrenó en el FICX en 2019 su ópera prima «El trabajo o a quién le pertenece el mundo» ¿Cómo diría que ha evolucionado su carrera desde entonces?

-Hay ideas fundamentales que yo sigo investigando desde 'El trabajo, o a quién le pertenece el mundo', como el concepto del pueblo que falta y que me guía un poco en la investigación que hago. También la necesidad de intentar entender un poco el mundo en el que yo vivo y donde me posiciono yo en él. Sí que es verdad que el proceso creativo que se plasma en 'El cine, 5' es completamente diferente. Yo creo que 'El trabajo...' tenía pretensiones más ambiciosas y me interesaba abarcar grandes ideas, como la historia de los 100 años de industria del carbón o la del movimiento obrero en Asturias.

-¿Diría entonces que «El cine, 5» es más sintética?

-'El cine, 5' es una película mucho más humilde, en la que yo intento acercarme únicamente al pueblo de donde yo vengo y contar la historia de una manera bastante diferente. Por ejemplo, en 'El cine, 5' la escritura de la película no precede al rodaje y, sin embargo, En 'El trabajo...' sí que precedía el montaje. En 'El cine, 5' la película se empezó a estructurar en el momento en el que yo empecé a recoger testimonios. Creo que las preguntas fundamentales siguen estando ahí, pero el proceso creativo cambió bastante de una película a otra.

-¿Qué representa para usted el FICX?

-Estoy muy agradecida al FICX, porque siempre apoyaron mi trabajo, desde el primer corto que hice en la escuela de cine hasta mi primer largo... también me hicieron un foco en 2018. Agradezco mucho el apoyo que siempre tuve en el festival, así que me encanta volver y, especialmente, me gusta hacerlo ahora y estrenar en el Jovellanos, porque yo creo que esta es una película que se hizo en común con la gente del pueblo y poder mostrarla en un lugar como este y que vengan a verla pues, no sé, me llena de satisfacción.

-¿Qué próximos proyectos tiene en cartera?

-Yo ahora en lo que me quiero centrar es en la promoción de la película, en el circuito de festivales, en la distribución y una vez que pase un tiempo, unos meses, me gustaría sentarme y pensar en la siguiente, para la que ya tengo una media idea. Lo que me gustaría hacer es quizás una tercera película en las Cuencas y terminar por ahí la trilogía del carbón, pero aún no lo sé. Soy una de esas personas que no puede tener varios proyectos a la vez, porque tengo que terminar uno y luego ya empiezo con el siguiente.