Los últimos insultos al futbolista Vinicius, para algunos una simple muestra de borreguismo, para otros de xenofobia, señalan desde medio mundo a España como un país racista. Muchos lo niegan, como también lo hacían en países donde a miles de gallegos obligados a la emigración en los años sesenta o setenta los trataron como ciudadanos de tercera. Los testimonios de esa época nos sitúan ahora frente al espejo
Los cuatro detenidos de entre 19 y 25 años, hinchas del Atlético de Madrid, quedaron en libertad provisional acusados de delitos de odio y contra la integridad moral
En Inglaterra, el racismo hacia los jugadores tiene una consecuencia inmediata: la expulsión de los estadios y la pena de cárcel; mientras que en Croacia se han firmado acuerdos con organizaciones judías y gitanas para actuar contra la discriminación
El comentarista gijonés ha mostrado su disconformidad con que la opinión internacional defina al país como racista al confundirlo con «la falta de educación de un grupo de faltones»