
Texto de análisis
28 abr 2025 . Actualizado a las 11:18 h.Primera derrota de la etapa de Asier Garitano al frente del banquillo del Real Sporting de Gijón en un encuentro gris por parte del conjunto asturiano ante un Cádiz que con lo mínimo pudo quedarse los 3 puntos. Un partido sin demasiado contenido, en el que no se sufrió defensivamente, pero en el que tampoco se logró inquietar al rival, con la sensación de que el choque podía reproducirse durante horas sin que el marcador se moviera de ese 1-0 final. Analizamos en 4 claves tácticas destacadas el desempeño de los rojiblancos:
Dificultades interiores para defender a los extremos
En un partido sin excesivo trabajo defensivo, el principal desajuste se dio en los primeros compases, en la fase en la que el Cádiz tuvo algo más de protagonismo. El Sporting, como acostumbra desde la llegada de Garitano, intensificaba su presión una vez el balón llegaba al lateral rival o bien trataban de avanzar por dentro. Con dos 1-4-4-2 enfrentados en modo espejo, unos anulaban a los otros, si bien el plan rojiblanco pasó por dar una doble función a Gelabert, tapando el pase dentro al pivote y una vez logrado esto saltar sobre el central, todo ello para que Olaetxea pudiera estar más liberado de marca y pendiente de las caídas interiores de los extremos cadistas. Sin embargo, los locales consiguieron encontrarlos al generar esa línea de pase primero con sus pivotes, especialmente con Alcaraz (el del perfil de Gelabert) y a raíz de eso provocar el paso adelante de Olaetxea para cubrirlo. Su espalda era constantemente atacada por los extremos, Ontiveros y Melendo, que buscaban recibir dentro en una zona difícil de defender o bien sacar de sitio al lateral para que uno de los puntas atacase su espalda. Una situación que se repetía con frecuencia y que puso en dificultades a la retaguardia rojiblanca, si bien con el 1-0 el Cádiz fue poco a poco resguardándose.
Insistencia en una salida infructuosa por un único perfil
No varió el Sporting en su propuesta inicial con balón de lo visto en estos primeros encuentros con Garitano al frente. Los rojiblancos realizaban en salida una primera circulación de lado a lado para acabar generalmente por su perfil diestro y desde ahí, en botas de Kevin Vázquez, buscar un envío largo a la espalda de la defensa rival hacia las caídas de un Juan Otero incapaz de imponerse en una guerra demasiado solitaria y complicada. Una situación que se repetía una y otra vez, en bucle, sin que apenas alguna lograse prosperar. El Sporting insistía por ese costado, en alguna ocasión puntual con el pase saliendo de Maras o bien de Olaetxea. En una de estas jugadas, con el pivote buscando un pase intermedio, llegó una pérdida que se tradujo en el único gol del partido. Una acción en la que, además, quedó en evidencia la superioridad del Cádiz en los duelos en este encuentro.

Poca presencia en área en centro lateral
Fruto de las dificultades en salida de balón citadas anteriormente, al Sporting le costaba mucho progresar con el cuero controlado durante el grueso de la primera parte. A pesar de ello, el equipo lograba llegar a posiciones intermedias en campo rival a través de las bandas con los laterales (Cote y Kevin) encargados de otorgar la amplitud a los rojiblancos. A los de Garitano no les quedaba otra que buscar centros laterales desde esa zona alejada del área, con ventaja para la defensa rival. Además, los asturianos lo pusieron más fácil si cabe al sumar muy pocos efectivos en área para buscar el remate. Al equipo le faltó amenaza, e incluso en las pocas situaciones favorables para el remate, como un cabezazo de Dubasin o un disparo de Gelabert, acabaron mal definidos yendo mansos a las manos del guardameta. Muy poco del Sporting en esta faceta.
Nula profundidad en ataques posicionales
La segunda parte, sobre todo, fue de mayor control de balón por parte de los asturianos. Sin embargo, las ocasiones tampoco florecieron. Con el Sporting asentado en campo rival, los ataques posicionales eran su única vía para tratar de llegar. El equipo tuvo la posesión, pero le faltó el ritmo -por momentos- y especialmente la amenaza. Los atacantes rojiblancos estaban demasiado estáticos, con muchos movimientos de apoyo que favorecían el mantener el control del cuero, pero con escasos desmarques de ruptura que los complementaran. El equipo movía y movía el esférico, pero era incapaz de inquietar o amenazar. De hecho, en uno de esos pocos movimientos en profundidad llegó la jugada polémica del partido que perfectamente podía cambiar el signo del encuentro con el pisotón que se lleva Dubasin en área rival. Un Sporting demasiado inocente en la construcción de sus ataques.
Los cambios
Nacho Méndez y Pablo García por Nacho Martín y Cote. Mantuvo sistema e intenciones con sus primeros cambios, ambos aportando algo más a una fase ofensiva muy prolongada ya de cara a la última media hora. Aun así, ninguno consiguió marcar diferencias en el encuentro.
Campuzano y Queipo por Dubasin y Gelabert. Paso a un 1-4-4-2 más marcado por el cambio de perfiles en la delantera, que tampoco tuvo tiempo ni presencia como para alterar nada de lo ya visto hasta ese momento.

Nota a Asier Garitano y el resto del cuerpo técnico
Insuficiente. Plan de partido esperado, pero igualmente demasiado plano. El Sporting tuvo serias dificultades para salir con el balón controlado en un inicio, el plan del juego directo no resultó, no logró imponerse en los duelos y pagó muy caro el único acierto del rival. A partir de ahí, el equipo fue ganando en control, pero mantuvo intacta su nula amenaza. Un encuentro plomizo que se cayó en un mal inicio y que no se supo levantar con el trasncurso del encuentro ni con los cambios realizados. Primer paso atrás en esta nueva etapa en el banquillo.