Texto de análisis
27 ene 2025 . Actualizado a las 14:31 h.El Real Sporting de Gijón se fue de vacío en su visita al estadio Nuevo Los Cármenes tanto en puntuación como, especialmente preocupante, en lo futbolístico. En esta ocasión no cabe hablar de merecimientos, pues los de Rubén Albés ofrecieron una versión muy alejada competitivamente hablando de la reciente en las últimas semanas, si bien el resultado fue prácticamente el mismo, ahondando en una nefasta dinámica sin ganar que ya se prolonga hasta los dos meses. Los rojiblancos fueron inferiores en lo individual y lo colectivo a un Granada que les pasó por encima especialmente en la segunda mitad. Analizamos en base a 4 claves tácticas destacadas el desempeño de los asturianos:
Correcta presión sobre primera línea rival
De lo poco rescatable a nivel colectivo en el partido estuvo la ejecución de la presión alta. Como viene caracterizando al Sporting de esta temporada, Albés volvió a plantear su fórmula habitual en presión, formando un 4-4-2 de partida con Queipo y Guille Rosas, en este caso, ocupados de los laterales y siendo Nacho Méndez el centrocampista liberado para saltar sobre el primer potencial receptor del rival por delante de la línea defensiva. A pesar de que el Granada trató de salir jugando, apenas consiguió asentar posesiones en campo propio, contabilizando varios errores forzados y pérdidas que dificultaban su salida en corto. Esto no fue un problema mayor, y es que en el juego directo, buscando sobre todo las recepciones de un inspirado Lucas Boyé, los de Fran Escribá sí que conseguían asentarse con balón en zonas alrededor de la divisoria, donde el Sporting encontró más problemas para imponerse.
Capacidad en los duelos y falta de activación
Fue precisamente en zonas intermedias donde se fue cocinando la superioridad del Granada ya desde un inicio. Los primeros minutos fueron de gran intensidad, con poco control del esférico por parte de ambos contendientes debido a la frecuencia de duelos y balones divididos que se daban en la zona de la medular. Ahí, la balanza se decantó prácticamente siempre en favor de los locales, tanto por tener un punto extra de intensidad en las disputas como al hacer valer su superioridad individual en acciones técnicas micro, pero que marcaron diferencias para que pudieran tener más continuidad en su juego. Una constante, la diferencia de nivel individual, que quedó patente con el paso de los minutos y especialmente en la segunda mitad, con el citado Boyé, Tsitaishvili, Weissman, Sergio Ruiz o hasta revulsivos como Villar tuvieron capacidad para superar en duelos individuales a varios pares sportinguistas con una suficiencia que no suele verse en esta categoría.
Equipo demasiado estirado y vulnerable en transición tras pérdida
Uno de los argumentos tácticos alejados de términos más abstractos como la ‘intensidad’ para explicar ese balance tan negativo en los duelos se encuentra en el posicionamiento y la activación. Algo que deja entrever que los jugadores del Sporting estuvieron demasiado lejos para anticiparse o al menos llegar a tiempo en muchas acciones. Esto se reflejó perfectamente en las mejores ocasiones de los locales, algunas de ellas finalizando en gol. A pesar de que el propio Albés advertía de la capacidad a la contra de los granadinos, que quedó patente bien pronto, los rojiblancos no solo no supieron contrarrestarlo, sino que incluso favorecieron a que el escenario fuera propicio para esas transiciones.
Los centrales estaban demasiado alejados, sobre todo en situaciones con balón, sin juntarse a tiempo (activación) tras la pérdida -que se dieron varias-, con amplios espacios interiores que los dos puntas del Granada aprovecharon muy bien trazando movimientos complementarios, sumando con facilidad y verticalidad efectivos a la causa con sus extremos para correr con muchos metros para hacerlo. Un partido de espacios concedidos, como el del 1-0, con un sencillo pase a la espalda que resquebrajó la zaga sportinguista, y también de activación, pues justo antes del pase hay 3 duelos a los que los asturianos llegan tarde. Acciones que decantaron el partido y que fueron sintomáticas de lo que iba ocurriendo tácticamente.
Dificultades para atacar bloque medio-bajo por dentro
Con balón, el partido también estuvo lejos de ser destacable. Como viene siendo habitual, el Sporting tuvo más amenaza cuando menos posesión sumó. Fueron las internadas por dentro de Guille Rosas y los envíos diagonales hacia el corazón del área buscando los desmarques de Otero y Dubasin las principales vías para llegar a portería rival. Jugadas que realmente no acabaron en remate, yendo al debe tanto en la toma de decisión en el último o penúltimo gesto, como en la ejecución de las situaciones donde corresponde finalizar.
Aun así, las dificultades se multiplicaron en el segundo tiempo, dando continuidad a algo ya visto en la primera parte. El Granada cedía espacios en zonas intermedias en su 4-4-2 que el Sporting no supo aprovechar. Si mentalmente trazamos un cuadrado que una en sus vértices a central y lateral con el banda y mediocentro de ese lado, esa era la zona vulnerable de los locales. Un espacio que se podía conquistar de diferentes maneras y que se intentó, especialmente, bien con las caídas por dentro de Queipo o alternando la presencia algo más alta de Nacho Méndez o de Gelabert -especialmente este último-. Al Sporting le faltó sacar más provecho de esta posibilidad, a la par que cuando encontraba ese pase, muchas veces el receptor no se giraba para verticalizar la acción, lo cual convertía la jugada en prácticamente inservible. El cambio de sistema al 4-2-3-1 del segundo tiempo, como también suele ocurrir, favoreció esa altura de los interiores, pero con el Granada ya más replegado y junto, esos espacios ya no eran tan evidentes y el Sporting naufragó en posesiones más largas, pero totalmente estériles.
Los cambios
Nacho Martín por Róber Pier. Cambio de sistema dejando a Olaetxea conformando una pareja de centrales y Nacho Martín por delante para sumar un efectivo más en el medio del campo. Tácticamente el partido lo demandaba por la necesidad de dar un paso adelante y sumar fases de posesiones más largas. Pier, además, arrastraba una amonestación desde el penalti. Aun así, su incidencia no fue especialmente destacable.
Campuzano por Queipo. Cambio de perfil para sumar frescura y dinamismo al frente de ataque, aunque apenas tuvo opción de intervenir.
Mbemba, Caicedo y Dotor por Olaetxea, Juan Otero y Méndez. Cambios ya en el tiempo de descuento con el marcador decidido.
Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico
Insuficiente. Si bien la diferencia más visible estuvo en el talento individual que había entre una y otra plantilla, en lo táctico el Sporting también se vio superado, siendo especialmente vulnerable ante una de las principales fortalezas del rival con sus transiciones ofensivas, y a la par prácticamente incapaz de encontrar o más bien aprovechar las debilidades que le podía presentar este Granada. Todo influyó para que se diera un resultado, esta vez sí, justo, pero nuevamente contrario a los intereses de un Sporting al que, como excepción, también han superado en lo futbolístico. Ahora el objetivo pasa por remontar en estos dos aspectos, para añadirle complejidad al asunto.