Las 4 claves del empate del Sporting y el aprobado a Albés en el duelo táctico contra Sarabia
SPORTING 1905
Texto de análisis
19 ene 2025 . Actualizado a las 16:23 h.La historia se repite. El Real Sporting de Gijón volvía a El Molinón con la intención de reencontrarse con la victoria en una mala dinámica en general y a su vez pronunciada particularmente en casa. Con esa idea, los rojiblancos volvieron a desarrollar un partido correcto en sus diferentes fases ante un rival que atraviesa un momento de forma destacado y en el que a su conclusión se habla más de merecimientos que de realidades. Otra vez. Un punto insuficiente en lo clasificatorio y que eleva más si cabe la impotencia de los aficionados. Analizamos en 4 claves tácticas destacadas el desempeño de los de Rubén Albés:
Matizado el sistema con balón
Viendo la alineación en la hoja del partido en la previa no se atisbaba novedad alguna en cuanto a la organización táctica del equipo, con el habitual 1-5-2-3 de partida. Sin embargo, aunque pueda llegar a ordenarse así de forma orientativa, hubo determinados comportamientos en los futbolistas de ataque que acercaban el sistema a algo más parecido a un 1-5-3-2, que luego, una vez rueda el balón, obviamente varía hacia dibujos más indeterminados. Dubasin y Otero se juntaron en el carril central, algo ya visto durante la temporada, aunque con mayor cantidad de permutas entre uno y otro, situándose a la misma altura.
Algo acentuado por la movilidad de un Dani Queipo que intervino a mayor distancia en muchas ocasiones -sobre todo en salida de balón- de la última línea, otorgando mayor dinamismo al trío de ataque y generando espacios en zonas intermedias que al Elche le costó defender. Un esquema que quedó más definido si cabe en el segundo tiempo con el primer cambio y la entrada de Nacho Martín sustituyendo a Queipo, recolocando el centro del campo. Con una mayor acumulación por dentro de lo habitual, el protagonismo de los laterales, manifiesto en el caso de Guille Rosas, fue todavía mayor en fase ofensiva.
Presión alta para forzar el juego en largo del rival
Sabiendo que el juego del Elche pasa especialmente por su propuesta con balón a partir de largas posesiones y asociaciones en corto, Rubén Albés quiso cortocircuitar la propuesta de Sarabia desde su salida de balón. Y en buena medida lo logró cuando esto tuvo una mayor incidencia; básicamente durante el primer tiempo. La presión alta fue la habitual, con Otero y Dubasin haciendo una doble punta con los centrales, Nacho Méndez yendo al primer tercio con su pivote más móvil y Guille Rosas acudiendo a la presión al lateral zurdo rival.
La distribución de marcas por dentro entre el citado Méndez y Gelabert, y la libertad en zona de centrales para saltar a las posibles recepciones de uno de los atacantes ilicitanos permitieron una distribución individual por todo el campo que impidió una salida aseada a su rival, acumulando varias pérdidas en fase de inicio. Obligado a jugar en largo o en intermedias, las recepciones de Mourad podían presentarse como un problema, pero un excelso Olaetxea en los duelos impidió esa continuidad en su juego al ganar la partida individual.
Pequeños desajustes en las ayudas en posicional
Bien diferente fue el guion en la segunda mitad. Con ventaja en el marcador, el Sporting habitúa a variar su plan a algo más reactivo. Aunque no renuncia a la presión alta en salida para los saques de puerta, el bloque sí se sitúa a menor altura para estar más ordenado cuando el rival tiene el control en su primera línea. En ese contexto, si bien el Elche no consiguió inquietar de forma relevante al Sporting, sí merodeó el área de Yáñez con amenaza, aunque la zaga rojiblanca consiguió solventar alguna situación límite con apuros, pero sin apenas contabilizar ocasiones en forma de remates en contra.
Aun así, también hubo aspectos a mejorar y que no eran tan habituales, especialmente en las ayudas y las basculaciones, situaciones en las que se vieron descoordinaciones puntuales, sobre todo a raíz del comportamiento de Guille Rosas, con la orden de saltar a recepciones del lateral rival y que no siempre iban acompasados de los cambios de marca necesarios para compensar ese movimiento. Esto dejó en algunas jugadas situaciones de inferioridad, especialmente por los carriles exteriores, que pusieron en dificultades a la zaga cuando se daban estos desajustes colectivos puntuales. Ahí sí, un 1-5-3-2 claro sin balón, que se acercaba a un 1-5-4-1, que no terminó de ser todo lo consistente que se necesitaba.
Paso adelante para unas transiciones mal ejecutadas
A pesar de que la altura del bloque era inferior en el segundo tiempo, el equipo tuvo varios minutos en los que consiguió amenazar a través de transiciones ofensivas propiciadas por los robos en campo rival de los rojiblancos. Los de Rubén Albés mantuvieron el atrevimiento para dar un paso al frente en su presión cuando el Elche daba ese primer pase hacia atrás si no conseguía avanzar. Ahí, desde la insistencia incombustible de Otero y Dubasin, acompañados por el resto del bloque a sus espaldas, el equipo consiguió robar en situaciones propicias para salir a la contra prácticamente en igualdad numérica. Un argumento como para generar ocasiones suficientemente claras como para hacer el gol que sentenciara el partido. Sin embargo, el punto negativo estuvo en su ejecución, ya fuera por una mejorable toma de decisión en la elección del último pase o directamente en la definición. Un mal que ya viene siendo habitual esta temporada y cuya repercusión se nota de forma directa en los puntos obtenidos sobre todo el último mes.
Los cambios
Nacho Martín por Queipo. Cambio para acentuar la modificación del sistema con mayor presencia por dentro, modificando con ello la altura de Gelabert y Méndez tanto en las ayudas sin balón como a la hora de buscar las transiciones ofensivas.
Campuzano y Pablo García por Otero y Cote. Pieza por pieza en las mismas demarcaciones, con piernas renovadas en los esfuerzos con y sin balón que ya se percibían necesarias.
Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico
Bien. El partido contó con un buen plan de inicio, saliendo muy activos en ataque y sorprendiendo con la movilidad de las piezas de última línea, además de ejercer una presión alta que puso en aprietos la base identitaria del juego rival. El Sporting llevó el partido a su terreno y consiguió aventajarse en el marcador, pero el paso atrás no terminó de sentarle bien, con desajustes defensivos que no fueron a más esta vez, pero que conviene vigilar. A pesar de ello, las opciones de robo en campo rival para generar esas transiciones que pudieron sentenciar el partido fueron otro elemento positivo a rescatar. No se remató la faena y eso nos volvió a dejar a todos con cara de tontos. Hace falta un punto o dos más de acierto para conseguir lo que se dice merecer.