Texto de análisis
28 dic 2023 . Actualizado a las 15:14 h.Con el equipo a punto de retornar de sus vacaciones, el Real Sporting de Gijón de Miguel Ángel Ramírez llegó a este parón ubicado en la tercera posición en liga, a 4 puntos del líder y a 2 de la zona de ascenso directo. Todo ello gracias a los 35 puntos cosechados en estos primeros 21 partidos. Siendo, eso sí, eliminados de la Copa del Rey ante Unionistas. Los rojiblancos cimentaron esta primera vuelta a partir de ser un equipo reconocible y competitivo, con varias señas de identidad que analizamos a continuación a partir de 4 claves.
Adaptable al plan de partido: dominando diferentes registros
Algo que se destaca con frecuencia de este Sporting por parte de los entrenadores rivales es su capacidad para adaptarse a diferentes escenarios. Al conjunto de Ramírez lo hemos visto tener que llevar la manija en varios partidos o en largos tramos de los mismos, sin que eso supusiera inconveniente alguno. Es más, muchas veces el plan pasó voluntariamente por ahí. Construir cada ataque desde atrás, combinando y encontrando los espacios para avanzar a campo rival sin necesidad de un envío en largo. Lo hemos visto ser protagonista y vivir en la parcela del adversario con una gran presión tras pérdida, como también todo lo contrario. El Sporting ha mantenido su identidad competitiva cuando le ha tocado bajar el bloque, defender cerca de su área y construir los ataques o bien desde transiciones verticales o atrayendo al rival en los primeros pases para luego buscar un juego más directo a los puntas. Ser capaz de desenvolverte en todos esos registros te permite adaptarte semana a semana a diferentes contextos sin resentirte. Clave para un buen rendimiento.
Asimetría en el dibujo e imprevisibilidad ofensiva
Otro aspecto llamativo está en el dibujo que se ha utilizado mayormente durante el grueso de la temporada. Tanto en defensa como en ataque, Ramírez ha pedido diferentes comportamientos en fase con balón a los jugadores que ocupan los carriles exteriores, dotando de riqueza a la ofensiva rojiblanca. En la zaga el nombre propio es el de Pascanu. Lateral diestro cuando el equipo no tiene la posesión, es un central más a la hora de sacar el balón jugado -al menos en su forma más recurrente- y cuando el Sporting se instala en campo contrario. Alguna vez se ha incorporado al ataque, no es un robot programado para cerrar siempre, pero lejos está de representar el papel clásico de un lateral que suma llegando al último tercio. Cosa que sí sucede con Cote en el carril opuesto, beneficiado para poder subir sin muchas preocupaciones por el equilibrio que aporta el juntar al rumano con la pareja de centrales cuando el equipo se vuelca contra el área rival.
Relacionado con todo ello, la asimetría se mantiene también en la última línea. Hassan permanece muy abierto, dando amplitud al equipo y haciéndolo muy ancho, con Cote estirando casi a la misma altura por el otro lado. El extremo suele recibir al pie para encarar a su par -o pares- y así explotar su mayor virtud. Por izquierda, sin embargo, si miramos hacia la cal no encontraremos al otro extremo. Gaspar Campos, clave rojiblanca en esta primera vuelta, ha gozado de una libertad total para moverse entre líneas. Unas veces próximo a Cote, pero otras incluso pisando zonas cercanas a Hassan. Esto ha sido fundamental para dar movilidad al resto de piezas ofensivas, contando con delanteros de ese perfil como Djuka, Otero o Campuzano, y sumar una imprevisibilidad en ataque detalladamente deseada por Ramírez.
Presión alta, activación tras pérdida y defensa a campo abierto
En la fase sin balón, el Sporting sí ha mantenido diferentes cuestiones inamovibles que poco a poco se han convertido en seña de identidad. Todas ellas tienen que ver con una altura del bloque alta o intermedia y que le han dado mucho rédito a los rojiblancos. Desde la presión alta, esta de forma más puntual, a la activación tras pérdida y la defensa a campo abierto. En todos aquellos partidos que los de Ramírez han podido dominar esto ha sido fundamental. Línea defensiva alta, especial agresividad e intensidad al perder la posesión y un gran trabajo de los centrales tanto en la defensa del juego directo como a sus espaldas cuando el rival trata de transitar. Pocos reproches caben en ese sentido. El trabajo de los atacantes para dificultar el fácil avance del rival ha repercutido en darle ventajas a la línea defensiva para poder imponerse en un aspecto en el que todos los centrales que han participado se han mostrado especialmente dominantes.
La asignatura pendiente: las áreas
Sin embargo, si existe un margen de mejora es porque no todo ha terminado de carburar debidamente. Al Sporting le ha faltado en muchos partidos remachar un buen trabajo a partir de la contundencia en ambas áreas. Quizás en la contraria ha llamado más la atención, siendo capaz muchas veces de generar muchas situaciones de gol o llegadas a la portería rival y que no se definieron correctamente, aunque es algo que entra dentro de lo normal en el juego, a veces sí fue excesivo. Pero también en la propia, dentro de un gran trabajo coral en defensa, hubo aspectos como la defensa posicional por los costados, especialmente en el uno para uno en derecha o al defender la espalda por izquierda, que generó problemas en más de una ocasión. Sumado todo ello a una defensa del pase atrás, a partir del escalonamiento defensivo en el interior del área, que costó más de un gol. A pesar de ello, cabe señalar que con el paso de las semanas esos déficits defensivos se fueron atajando, restando su incidencia, y dejando el peso de la balanza de ese margen de mejora en el área rival, que sigue siendo esa guinda que falta para redondear una gran primera vuelta.
Nota a la primera vuelta del Sporting
Notable alto. El equipo ha mostrado diferentes señas de identidad, lo cual es indicativo de que se está trabajando y evolucionando en una misma dirección, y ha sido tan reconocible como competitivo en estos primeros meses de curso. Tanto en ataque como en defensa. Aun con ello, existe ese margen de mejora y aspectos que pulir que resultan clave para poder alargar esta dinámica en el tiempo. El reto para el equipo será poder dar ese paso al frente en lo que le queda por mejorar, así como ser capaz de mantener todo lo bueno que se ha hecho hasta ahora, lo cual será incluso más importante. Desde esa identidad competitiva debe crecer un Sporting que pueda confirmarse como candidato a todo.
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