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05 jun 2023 . Actualizado a las 00:53 h.Finalizó una agónica tarde que dio carpetazo final a la Primera División del fútbol español. Las miradas estaban centradas en lo que ocurría en Valladolid entre el conjunto blanquivioleta y el Getafe, dos de los 6 equipos involucrados en la lucha por la permanencia. El resultado en el José Zorrilla no se movería de un 0-0 que llegó a valer a los locales, pero el empate en el 87 del Almería en Cornellá ante el Espanyol en un loco 3-3 terminó condenando al Valladolid, que será el próximo curso rival del Real Sporting de Gijón.
El Valladolid vuelve a la categoría de plata apenas un año después al haber conseguido su último ascenso en la temporada 21/22 de la mano de José Rojo Martín 'Pacheta'. Uno de los rivales clásicos del conjunto rojiblanco que lleva consigo uno de los viajes más multitudinarios de la mareona sportinguista y en el que en sus filas está un ex del Sporting B como Manu Pozo, que llegó a debutar este año en la máxima categoría tras su breve paso por Mareo.
De esta manera, otros implicados con pasado rojiblanco como el Almería de Rubi y Diego Mariño, que llegó a pasar varios minutos en puestos de descenso, además del Valencia de Rubén Baraja y Diego López, el Getafe de Damián Suárez, el Cádiz de Luis Hernández y Jorge Meré y el Celta de Vigo de Christian Joel -que retornará este verano al Sporting- han conseguido el objetivo de permanecer una temporada más en la máxima categoría del fútbol español.
El conjunto tal se suma así al Elche, equipo descendido desde hace varias semanas, y al Espanyol, que serán los tres nuevos rivales del Sporting el próximo curso en Segunda División, contando todos ellos con un colchón económico importante gracias al plan de viabilidad de LaLiga que hará de ellos tres candidatos férreos a pelear por estar en la zona alta de la clasificación con el objetivo de retornar a Primera.
José Gragera será así por primera vez rival del Sporting después de haber salido de la entidad asturiana el pasado 31 de enero. El centrocampista ponía rumbo al Espanyol a cambio de 2,8 millones de euros por el 70% de su ficha, dejando en «propiedad» del Real Sporting de Gijón el 30% restante. Un porcentaje que en caso de una futura venta del centrocampista gijonés quedaría reservado para las arcas rojiblancas.
Sin embargo, ese 30% podría reducirse a la mitad convirtiéndose en un 15% en caso de que el Espanyol ejecute una de las opciones que formaron parte del acuerdo; la compra de un 15% extra por 1,5 millones de euros, algo que tiene como plazo máximo de ejecución hasta el verano de 2025.