Texto de análisis
26 feb 2023 . Actualizado a las 23:10 h.No parece casualidad. Miguel Ángel Ramírez volvió a apostar por un sistema con una línea de 4 defensores en el Real Sporting de Gijón por primera vez desde el partido de Copa del Rey frente al Valencia, para el cual llegaba con poco más de 24 horas en el cargo. Una vuelta a un dibujo familiar en el libreto del grancanario que se dio con la vuelta de Christian Rivera al once, que no sumaba minutos desde el duelo frente al Zaragoza del pasado 22 de enero. El gijonés actuó de base por delante de la defensa como pivote, en su rol ideal, pero durante el desarrollo del encuentro tuvo que ejecutar otros papeles de especial relevancia.
En un modelo de juego como el que pretende desarrollar MAR, con mayor tenencia de la posesión de balón y la construcción de los ataques a través de combinaciones en corto y la intención de salir desde atrás, Rivera suma un plus muy importante por adecuación a su rol y por representar un perfil que ningún otro futbolista de la plantilla desarrolla. Su papel con balón ayer así lo demuestra, siendo su segundo partido con más pases intentados de la temporada, solo por detrás del anterior encuentro con Ramírez frente al Zaragoza y empatado con un partido dirigido por Abelardo frente al Cartagena. 54 pases intentados con un elevado porcentaje de efectividad que subió hasta el 89% de acierto.
En ese plano con balón, Rivera tuvo una indicación clara durante el encuentro: acercarse a la línea defensiva en salida de balón, incrustándose entre ellos cuando lo considerara necesario para dar mayor ritmo a la circulación y generar esas superioridades que tanto busca Ramírez en su primera línea, y ya en fase de construcción, cuando el Sporting lograba entrar a campo rival, Rivera elevaba unos metros su posición por delante de la línea defensiva, pero era quien se encargaba de dar equilibrio al equipo para que Pedro estuviera más liberado que en los últimos partidos y que Cristo tuviera prácticamente libertad total de movimientos por delante de ambos.
Una progresión evidente respecto a lo visto en Leganés, cuando Ramírez probó algo similar en el centro del campo pero con Nacho Martín en el eje, Cristo con menos movilidad y el importante matiz de contar con una línea de 3 defensas por detrás. Alternando ayer esa salida con 3 atrás y el 1-4-3-3 asimétrico -por la movilidad de Cristo- más reconocible en campo rival, Rivera sumó un importante desgaste para abarcar todo el ancho de su zona en el pasillo central, algo que se reflejó en su mapa de calor del encuentro. Una movilidad no solo enfocada a abrir líneas de pase e intervenir en el juego, sino también en el aspecto defensivo.
En defensa su partido no fue tan brillante, si bien tampoco tuvo una gran exigencia más allá de lo posicional. En cuanto a duelos estuvo por debajo de su media habitual, realizando la mitad de lo que promedia este curso. Sin embargo, fue importante a la hora de ofrecer coberturas en las zonas donde más suelen sufrir los pivotes, cuando les atacan a sus lados y el rival obliga a saltar al central en una zona muy difícil de defender por la altura de los interiores. Mucho mejor en la lectura táctica para estar bien colocado que en el duelo directo, aunque también acusó el desgaste que le planteó el partido y se le vio acabar los 90 minutos con la gasolina justa.
Un tramo final en el que volvió a ser relevante en otro sistema más empleado durante el partido. Si bien en el grueso del mismo en defensa posicional el Sporting se organizó en un 1-4-1-4-1, con Rivera siendo el ancla por delante de la primera línea de 4, en el tramo final, con el objetivo de amarrar la victoria ante un Tenerife que no tenía más remedio que arriesgar, el gijonés pasó a ser un central más de manera definida en el 1-5-4-1 que ejecutó el conjunto rojiblanco en los últimos minutos. Ahí Rivera permitió sumar algo más de presencia aérea y fue capaz de sumar en área propia con algún despeje tal y como se necesitaba. Un partido completo del centrocampista, con margen para la progresión, al igual que el equipo, y que estará muy ligado a su estado físico para poder seguir sumando en un sistema de Ramírez en el que apunta a ser clave.