Texto de análisis
26 feb 2023 . Actualizado a las 18:20 h.Consiguió despojarse de sus miedos el Real Sporting de Gijón con una añorada y necesaria victoria. No lo hizo en su día más brillante, pero tampoco necesitó ayer más para obtener los 3 puntos. El equipo de Miguel Ángel Ramírez, con cambio de sistema incluido, fue efectivo cuando le tocó serlo y supo aguantar un triunfo cuyo peso vale quilates en este momento de la temporada. Analizamos en base a 4 claves destacadas los motivos de la victoria rojiblanca sobre el CD Tenerife:
Lo positivo y lo negativo del cambio de sistema
Ramírez decidió apostar de inicio por primera vez en liga por un sistema con línea de 4 en defensa; una apuesta que contó con muchos matices. En fase defensiva, el equipo formaba con un 1-4-1-4-1, con Rivera entre la zaga y la línea de mediocampistas. Con balón, el dibujo se asemejaba más al 1-4-3-3, aunque contando con un Cristo que gozó de amplia libertad de movimientos, dando asimetría al esquema rojiblanco. Con el añadido de sumar al propio Rivera en la zona entre centrales cuando el Sporting trataba de salir desde atrás, algo que se dio con frecuencia, pero que a su vez no tuvo gran exigencia dada la intención del Tenerife de esperar cerca de la divisoria y no tanto de buscar arriba a los asturianos. Eso facilitó el trabajo en salida de balón, pero no encontró la misma efectividad unos metros por delante.
Dificultad para girar el juego
La apuesta del Sporting ayer, a pesar de contar con dos extremos, figuras no tan habituales en los últimos partidos, volvió a pasar por sumar futbolistas en el carril central y dar consistencia a su juego interior. El objetivo, más marcado que en otros encuentros, era el de acumular líneas de pase por dentro y jugar con pases muy cortos en su avance hacia el último tercio. Si bien esto se desarrolló durante un largo tramo del encuentro, no siempre puso en ventaja a los rojiblancos.
Los asturianos sumaron varias pérdidas en esas combinaciones por diferentes imprecisiones en los controles y/o las entregas, lo cual favoreció alguna transición peligrosa del rival, pero lo que más costó, sobre todo, fue girar el juego y a la defensa canaria. Acumular gente en un lado para atraer al rival, combinar y, acto seguido, buscar el pase hacia el lado descubierto. Ese cambio de orientación no terminó de llegar más que un par de veces, lo que facilitó la tarea defensiva a los de Ramis. La acción del gol, de hecho, no tuvo esa continuación, pero no le hizo falta, pues sacó rédito de una gran combinación con esa acumulación interior.
Falta de intensidad general
Más allá de la renuncia a la presión alta, lo cual responde al plan de partido, al equipo se le vio falto de intensidad en muchas de sus individualidades. Una escasez en el esfuerzo que se evidenciaba cuando tocaba retornar defensivamente en las transiciones o hacer carreras a alta intensidad para acudir a la ayuda o la cobertura de un compañero. Eso dejó un desequilibrio defensivo importante en varias jugadas, algo que no se corrije desde la pizarra sino en la implicación individual de los jugadores, que están dejando a deber en ese aspecto, con varios comienzos de partido lejanos a su mejor nivel. El Tenerife no logró castigar esta falta de intensidad, lo cual no quita que sea algo a corregir. Donde sí estuvo más activo el equipo, siendo algo en lo que incide especialmente Ramírez y su cuerpo técnico, es en la presión tras pérdida cuando fue necesario.
Desajuste defensivo en los carriles exteriores
Si bien el Sporting no buscó arriba al Tenerife a través de la presión, sí que se organizó habitualmente en bloque medio, en torno a la divisoria. A pesar de ello, cuando el equipo trató de defender hacia adelante y apretar los primeros pases de los canarios, los de Ramis encontraron ventajas por fuera con la caída de su punta y la gran altura a la que se ubicaban los laterales. Esto dificultó las marcas, sobre todo sobre las incorporaciones de los mencionados laterales, mientras los extremos fijaban a los defensores rojiblancos. Una superioridad exterior en favor de los canarios que se dejó notar especialmente en el primer tiempo, con Ramírez teniendo sus aparte con Queipo y Otero para ir corrigiendo esta circunstancia sobre la marcha, paliando ese déficit en la segunda mitad.
Los cambios
Zarfino por Cristo. Refresco necesario por contexto en el centro del campo para sumar piernas en el trabajo defensivo cuando las fuerzas de Cristo comenzaban a decaer. Zarfino ayudó a dar consistencia en el mediocampo para aguantar el tramo final.
Jeraldino y Jony por Djuka y Otero. Cambios buscando generar un contexto final positivo para sentenciar el partido. Jeraldino entró para aguantar más el balón y dar pausa al juego, algo que logró cuando tuvo oportunidad, aunque tampoco llegase a aportar más allá. Jony se mantuvo a pie cambiado con la intención de poder ser un apoyo a las recepciones de Jeraldino, sin embargo, no logró entrar en juego lo suficiente.
Varane y Aitor por Pedro y Queipo. Cambios en los últimos minutos para refrescar la línea del centro del campo cuando ya solo quedaba aguantar los ataques canarios.
Nota a Ramírez y al resto del cuerpo técnico:
Insuficiente. Fue un partido extraño para calificar. Muchas cuestiones fueron mejorables, tal y como se desarrolló en el artículo, pero la cara fue lo suficientemente positiva por momentos para superar a un también desdibujado Tenerife. Como aspecto positivo está la reacción tras el paso por vestuarios y la gestión de los cambios para aguantar el resultado a favor, pero los problemas tanto en el planteamiento inicial como en el desarrollo del juego especialmente de cara al último tercio ayer hace que podamos esperar y demandar más a este equipo.
Solo así, yendo a más, se podrá establecer una dinámica positiva, aunque nada mejor que un triunfo incluso cuando no logras brillar para continuar trabajando buscando la mejora.