Texto de opinión
31 oct 2022 . Actualizado a las 12:17 h.Un cambio de entrenador en la jornada 9 de Liga es sinónimo de que la temporada no ha empezado como se esperaba. Eso le ha ocurrido al Levante, candidato en todas las quinielas a luchar por el ascenso como el equipo recién descendido que es. Se fue Nafti, actuó de bombero interino el director deportivo granota y ex futbolista rojiblanco Felipe Miñambres, y ahora ha aterrizado Javier Calleja en el Ciutat de Valencia. Tres victorias consecutivas han cortado la hemorragia para de esa manera colocarse a la misma altura clasificatoria que el Real Sporting de Gijón. Al mismo tiempo que dicha racha positiva de resultados le ha trasladado cierta tranquilidad al técnico madrileño para poder implantar unas intenciones de juego significativamente opuestas a las impregnadas por el tunecino.
Alternativas en zona de inicio
A partir de un 1-2-3-2-3, el Levante apuesta por salir de forma combinativa desde el portero utilizando alternativamente el carril interior y los dos más exteriores con una distinta fisonomía en cada uno de ellos. En dicho sistema implementado en fase ofensiva, Pepelu e Iborra se van compartiendo la posición y rol de pivote único flanqueado en la amplitud por los laterales. Disponiendo de confianza y seguridad para avanzar en corto, el mediocentro, con o sin intención de entrar en contacto con el balón, prácticamente se puede acabar incrustando entre centrales para generar un 4vs3 en inicio. Si no, los laterales, también en una baja altura del campo, ofrecen ayudas por fuera. Estos seis jugadores son los encargados de diseñar y edificar una sólida salida de balón.
Es la opción que más riesgos conlleva, pero la que si sale bien más peligro genera y la que más intenta hallar el Levante con paciencia. Hablamos de la alternativa de que los centrales o el mediocentro busquen enlazar a través de un pase interior con los volantes que se sitúan a espaldas de los mediocentros rivales. Aunque a raíz de esta cuestión pueden acusar la baja por sanción de Rubén Vezo, tanto los centrales como el mediocentro, e incluso ambos laterales, tienen interiorizado ese pase fuerte, tenso, preciso y vertical hacia los movimientos entre líneas de los volantes o los hombres más adelantados. Con una alta visión de juego, los defensores acostumbran a nutrirse de las conducciones para fijar y localizar al hombre libre.
Por fuera manejan diferentes variantes. Sumamos muy poco tiempo para poder sacar conclusiones, pero da la sensación de que Calleja les insiste a sus jugadores a salir por la banda derecha mediante triangulaciones. Al respecto, de manera natural Pepelu se retrasa unos metros para ver de cara todo el campo rival y realizar cambios de orientación con una notable capacidad, mientras que el zurdo Montiel, si no ha encontrado la posibilidad de dejar a De Frutos en situación de 1vs1 por el carril exterior, busca el giro del juego cuando entra en contacto con el esférico en terreno contrario. Como podrán deducir, el costado izquierdo es el más directo en cuanto a la construcción y progresión por el mismo. Intentan dejar con espacio a un rápido lateral zurdo Álex Muñoz para avanzar de forma punzante y utilizar su excelsa habilidad en el disparo de larga distancia.
Juntarse para conquistar la profundidad
El nuevo Levante de Javier Calleja se presupone como un conjunto que busca viajar junto y siempre ofreciéndole al poseedor un número importante de diversas soluciones. Los granotas asumen el riesgo de en fase ofensiva colocar cerca a la mayor cantidad de hombres posibles por delante y en distintas alturas. Llevando la manija del esférico los centrales o el mediocentro, estos suelen disponer de hasta 7 líneas de pase a la cara. Corriendo el peligro de que los centrales queden 2vs2 con los puntas rivales, el resto sobre todo trabajan en la generación de superioridades numéricas y posicionales por dentro. El pivote se queda por detrás de la primera línea de presión rival ofreciendo una primera conexión y sobre todo estando concentrado en las vigilancias. Están próximos entre sí y por ende pueden reaccionar rápido frente a la pérdida, pero si el Sporting logra sacar velozmente la pelota de la zona de recuperación dispondrá de espacios para correr.
Se juntan y conectan con pases de cierta seguridad para acabar sorprendiendo atacando la profundidad. De Frutos, Bouldini y Brugué son unos atacantes que interpretan muy bien los espacios a espaldas de la línea defensiva rival. Además de ser muy rápidos, son cognitivamente inteligentes para elegir el tiempo y forma adecuado de sus movimientos. Alternativamente, uno de los extremos se va colocando a la altura del punta. Brugué, partiendo unos pocos metros por detrás de Bouldini, suele amenazar en diagonal el espacio entre central y lateral alejado a la pelota, mientras que De Frutos merodea por el perfil izquierdo del lateral izquierdo rival para amagar con ir a la amplitud y finalizar yendo a la profundidad. Realmente es un conjunto generoso en el ofrecimiento de desmarques de ruptura. Prueba de fuego para la defensa del Sporting en su misión de mantener la línea apoyándose en la regla del fuera de juego.
‘Guante’ de Montiel en el balón parado
Joni Montiel dispone del talento y la inteligencia necesaria para ser dañino en todo tipo de jugadas ofensivas a balón parado. No lanza por lanzar, sino que sabe cómo hacerlo causando un peligro real. Ya sea en córners o faltas laterales, el volante madrileño es capaz de con su zurda colocar la pelota donde mayores dudas causa al portero rival y donde los compañeros solo tengan que empujarla. Es decir, a ese espacio que separa al portero de la línea defensiva. Unos envíos que se van cerrando en su trayectoria y que buscan ser rematados por unos jugadores que llegan a zona de remate en carrera para atacar frontalmente la pelota. El primer paso para el Sporting será impedir este tipo de situaciones a lo largo del partido. Y el segundo el tener muy interiorizado entre Mariño y los defensores la manera de repeler o impedir que esos milimétricos centros no sean rematados por su marca. ¿Sacar la línea de atrás o meterla en el área pequeña?
Fragilidad defensiva cuando el lado débil es su banda derecha
Su lateral derecho Son posee un amplio margen de mejora cuando en labores defensivas y de equilibrio se encuentra lejos del balón y de la jugada. El sevillano tiene el mal hábito de reaccionar cuando el esférico ya está en su zona y no en activarse con anterioridad, de posicionarse inadecuadamente y en muchas ocasiones darle la espalda al balón. Realmente el defensor andaluz está acumulando problemas cuando tiene que actuar a 30 metros de la pelota. En el último partido disputado en Ibiza le pillaron la espalda con especial facilidad. Haría bien el Sporting en incidir en el hecho de progresar ofensivamente por su banda derecha para finalizar y desequilibrar por el lado contrario.