Texto de opinión
19 jun 2022 . Actualizado a las 10:45 h.Él mismo, Javier Rico, es el principal responsable de la planificación deportiva de la primera plantilla del Real Sporting de Gijón. Eso fue lo que no se cansaba de repetir el director deportivo en la rueda de prensa de hace unos días en la que tocaba hacer balance de la pasada temporada y sus planes de cara a un futuro inmediato. Una conferencia en la que si bien asumía responsabilidad, también la distribuía, con los jugadores como principal objetivo en su diana al considerar que "no estuvieron al nivel deseado". Parece una obviedad que es así, pero la coletilla terminó pareciendo tal chaleco salvavidas, que terminó chirriando a los presentes en la sala y a quienes lo escuchaban tras la pantalla o el transistor.
"Cuando el equipo iba líder no oía a nadie quejarse de la plantilla, sino todo lo contrario". Evidentemente, cuando las cosas van bien es más difícil ver el lado negativo, y ahí cabe autocrítica por la parte que nos toca a la prensa, pues en nombre de la afición ni puedo ni debo hablar. Pero no es menos cierto que algunas voces ya demandaban(mos) ciertos perfiles que a todas luces faltaban en la plantilla: un sustituto para el rol que desarrolla Uros Djurdjevic y un extremo diestro. El primero terminó llegando, de aquella manera, con la contratación de Eric Ramírez en invierno, el segundo nunca lo hizo, aunque sí se firmó a Jony en un movimiento más enfocado a revivir los ánimos de la afición que a reforzar una posición clave, que contaba ya con 3 efectivos.
Antes de que llegara el invierno, aunque terminara siendo tan autodestructivo como en Juego de Tronos, debemos volver a ese punto de esplendor en lo deportivo, donde 'lo malo' se camuflaba. En esos meses de septiembre y octubre no nos fijábamos en los jugadores que finalizarían contrato o en la dificultad económica que se avecinaba, con un número importante de jugadores cedidos que obligaría a buscar reemplazo este verano. Al director deportivo no le gusta mirar demasiado lejos, "las notas a final de temporada", casi como un carpe diem, déjenme disfrutar del ahora que ya me ocuparé de los problemas más adelante. Parece que no solo lo aplicó con las notas y valoraciones, sino también con las gestiones que le correspondían.
Y es que, por más que hasta 5 jugadores finalizasen contrato en el presente mes de junio, la dirección deportiva tiene todo el año para conversar, avanzar posiciones y planificar dichas renovaciones. Cuestiones que no se dieron en ninguno de los casos. Algunos sería por falta de interés, como el caso de Berto González o Marc Valiente, en otros se ha visto que había intención, pero con ello no fue suficiente, tal y como ejemplifican Borja López o Pablo Pérez. Sea como fuere, no es una cifra para llevarse las manos a la cabeza, aunque sí sorprende la mala planificación de tener tres centrales que finalizan contrato en la misma fecha y que el cuarto en discordia esté en calidad de cedido.
Ahí es donde se encuentra el otro gran problema de esta planificación: la excesiva preferencia por incorporar futbolistas cedidos. Es cierto que algunas gestiones se pueden catalogar como positivas si logras una opción de compra provechosa para el club, con el caso de Fran Villalba -otro que no se ha gestionado del todo bien- como ejemplo, saliendo muy económico su traspaso, pero no nos engañemos, la mayoría, como 'Puma' Rodríguez o Vasyl Kravets, eran operaciones prácticamente imposibles para la maltrecha economía rojiblanca. Una propensión a las cesiones que ya es reincidente en el caso del director deportivo, tapando con parches durante dos temporadas las necesidades de la plantilla tanto en el lateral izquierdo como en el extremo diestro; una lista en su hoja de Excel de la que tendrá que volver a echar mano para ver qué opciones se le presentan en el mercado.
Una planificación, si es que se le puede llamar así, que obliga al Sporting a acometer más de una decena de incorporaciones este verano entre las que figuran ¡4 centrales! salvo que se tire de un filial en horas bajas. Mientras, otros a los que se les busca salida, como Nacho Méndez o Víctor Campuzano, firmaron contratos por más de tres temporadas en su última firma, siendo jugadores que no forman parte de la columna vertebral del equipo. Otra gestión que dista de estar correctamente meditada y que ahora supone un problema. Lo inusual seguramente era que en todo el verano solo se hicieran dos traspasos como en la 20/21, pero, aunque a toro pasado todo sea más sencillo de analizar, a todas luces resalta que la planificación de plantilla del Sporting ha sido, como poco, deficiente.