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Los motivos de la «explosión» de Gallego contra Martínez y Rico

Francisco Rodríguez

SPORTING 1905

David Gallego
David Gallego Real Sporting

Un encontranazo que se fraguaba en los meses previos

07 may 2022 . Actualizado a las 17:12 h.

Después del empate cosechado ante el Huesca en el partido de la primera vuelta, el Real Sporting de Gijón sumaba su peor racha histórica en Segunda División: 3 puntos de 30. Este sábado los rojiblancos afrontan su segundo duelo de la temporada frente a los oscenses con la misma secuencia negativa en promedio: 6 puntos de 33. Esta última dinámica ha desencadenado en la destitución de Martí como entrenador y en la llegada al banquillo de Abelardo, mientras que la primera trajo consigo uno de los episodios más desagradables que se recuerda en la historia reciente de la SAD asturiana, como lo fue el fuerte encontronazo en los pasillos de El Molinón - Enrique Castro ‘Quini’ entre David Gallego, Javier Rico y Javier Martínez.

La escena ocurrió muy rápido y con la atónita presencia in situ de varios integrantes del equipo dirigido por Xisco Muñoz. A la finalización del encuentro disputado el pasado 10 de diciembre, cuyo resultado final fue de 1-1 con un gol visitante en los momentos finales, el vicepresidente Javier Martínez bajó al vestuario local para agradecer el esfuerzo de los jugadores. Es habitual que algún miembro del Consejo de Administración acuda a la caseta para dar la enhorabuena o el ánimo que corresponda en ese determinado momento. Martínez ejercía como máximo representante del club debido a que el presidente Javier Fernández se encontraba en Madrid participando en la firma del acuerdo CVC con La Liga.

Todo transcurría con cierta normalidad hasta que David Gallego, esperando en un apartado su paso a la sala de prensa, solicita al personal del club la presencia de Javier Martínez. Cuando el directivo llega a la posición del ex entrenador del Sporting, éste último, visiblemente alterado y nervioso, empieza con un tono de voz muy alto a invitarle a su destitución. Dándole palmadas entre el pecho y el hombro, le dice en repetidas ocasiones la frase: “Me lo prometiste”. Muy sorprendido por lo que estaba ocurriendo, el vicepresidente no recordaba en ese momento a qué promesa hacía referencia el técnico catalán. Días atrás, y durante una semana llena de rumores sobre un posible movimiento en el banquillo, ambos mantuvieron una charla en la que el ejecutivo le aseguraba al de Súria su continuidad si el equipo sumaba y mostraba una buena imagen ante el Huesca.

Uno de los motivos por la repentina alteración emocional de Gallego, además de la descarga de tensión tras un buen juego del equipo, a pesar de dejar escapar la victoria en los últimos minutos, también pasaba porque su entorno le había trasladado la información de que el Sporting sopesaba su destitución. El técnico quería tener asegurada su continuidad en el cargo antes de acceder a la sala de prensa. En medio de la discusión, aparece un Javi Rico que en vez de calmar las aguas intercede con una mayor vehemencia, llevándose a empujones al entrenador hacia el interior del vestuario local. Dentro de la caseta prosigue la fuerte discusión, pausada por la obligatoria presencia del catalán ante los medios de comunicación, pero que a la finalización de la misma se retoma con una mayor intensidad. Un encontronazo verbal habitual en el día a día de la relación profesional entre ambos, por los diferentes puntos de vista mantenidos, y por ser dos hombres de 'sangre caliente', pero las formas dejaron patente que fue la gota que colmó el vaso.

Meses antes de finalizar la temporada 2020/2021 Javi Rico le hizo saber a David Gallego que de cara a la actual campaña no se iba a contar con Javi Fuego. Tampoco seguiría Cristian Salvador, a quien en el mes de marzo se le ofreció una renovación muy a la baja. Entonces apareció el nombre de Christian Rivera, con quien ya tenía cerrado un acuerdo verbal. El sustituto del poleso nunca convenció al técnico catalán, sobre todo porque entendía que el equipo necesitaba un capitán de la casa y un hombre que pudiera servir de plataforma de crecimiento para jóvenes que estaban dando el salto como Pedro Díaz, Gragera, Gaspar, Guille Rosas y Pablo García. Rico quería realizar sí o sí el movimiento de Rivera para poder ganar más fuerza en el proyecto.

David Gallego se fue de vacaciones en el mes de junio de 2021 tras haber transmitido el mensaje de que era fundamental realizar un importante número de fichajes para no llegar tan apurados al final de temporada como ocurrió en su primer curso al frente. Rico le aseguró que iba a tener todas las posiciones dobladas, e incluso de que el club iba a hacer un esfuerzo por retener a futbolistas claves del proyecto que disponían de ofertas de Primera División, tales como Pedro Díaz, Gragera y Uros Djurdjevic. La entidad estuvo dispuesta a asumir el riesgo de no cerrar ventas beneficiosas con el claro objetivo de luchar por el ascenso.

El segundo, pero quizás gran punto de fricción entre Gallego y Rico llegó cuando los agentes del primero entablaron conversaciones e incluso intentaron cerrar la contratación del técnico catalán por el Granada. El director deportivo lo consideró como un acto de deslealtad hacia el proyecto. Rico había asumido toda la responsabilidad de su incorporación como líder de la nueva etapa a pesar de poseer una muy mínima experiencia en el fútbol profesional, y sobre todo ante la postura de un Consejo de Administración que era más proclive por fichar a un entrenador con un poco más de recorrido en la categoría. Entre otros surgió el nombre de Iraola, quien había firmado una notable campaña en el Mirandés y que acabaría ascendiendo al Rayo Vallecano.

La aceptación por parte de Gallego de escuchar durante varias semanas los cantos de sirena procedentes desde Primera División, cuando el Sporting estaba realizando un gran esfuerzo para hacer crecer el proyecto, tampoco gustó en la planta noble de Mareo. Tal es así que, unido a otros factores, como una mejorable gestión del día a día con la plantilla y el descenso de categoría del filial, ya desde el inicio de la presente temporada pusieron en entredicho la continuidad de Javi Rico de cara a la campaña 22/23. Si el equipo llega a Navidades con malos resultados o fuera de los ocho primeros clasificados se evaluaría seriamente el futuro del director deportivo. Dicho entre bambalinas y hecho también en secreto. Desde finales del pasado año, el club está tanteando la situación de diferentes profesionales.

Durante el último verano, el club le propuso a David Gallego la opción de ir sentándose para valorar la posibilidad de renovar un contrato que finalizaba el próximo 30 de junio. El entrenador prefirió dejarlo a un lado e iniciar las conversaciones más adelante. Ese momento llegó cuando el equipo estaba inmerso en la primera de las malas rachas de resultados, pero ahí fue la entidad rojiblanca la que decidió esperar hasta comprobar que realmente fuese capaz de revertir la situación y enderezar el proyecto, como finalmente no ocurrió.

Otro de los choques entre David Gallego y Javi Rico tenía como punto neurálgico del debate a las escasas oportunidades dadas a Christian Rivera. Y no solo al mediocentro asturiano, sino también a otros futbolistas de la plantilla que no saboreaban la titularidad. "¡Estamos pagando ocho contratos para que no jueguen nada!", se llegó a decir por Mareo. No se comprendía por qué el entrenador exigía una plantilla más amplia para que después tuviera muchos intocables. En la dirección deportiva, sobre todo, molestaba que hasta el mencionado partido ante el Huesca la gran apuesta por Rivera solo se haya visto 101 minutos sobre el campo.

La relación entre David Gallego y los futbolistas, sobre todo con los más jóvenes, se fue deteriorando con el tiempo, hasta el punto de que el entrenador no les dirigía la palabra más allá de lo justo y necesario. Los jugadores, entre otras cosas, le achacaban dos cosas. Una, que no asumiera su responsabilidad en los malos momentos. No gustaba que el técnico culpara en rueda de prensa a los errores individuales, de los cuales decía que él no podía hacer nada para corregirlos, pero que después en las victorias manifestara que el mérito fue su ‘plan de partido’. Y otra, que en los entrenamientos no daba con la tecla para hacerles sentirse fuertes. Perdieron confianza en sus posibilidades y capacidades. Una situación muy similar a la que le ocurrió en el primer equipo del Espanyol. Obviamente, en el club tampoco gustaba ver como algunas perlas de Mareo disminuían valor tanto en el campo como en el mercado.

Semanas de tensión hasta que llegó el partido ante el Huesca, donde después del mismo la olla a presión explotó. A Gallego no le había gustado que, unas horas más tarde de que Rico lo ratificase en el puesto ante los medios de comunicación, el director deportivo empezase a tantear a varios técnicos. Esto último lo vieron bien en el club al entender que Rico hacia su trabajo enfocado en un movimiento de prevención. Aunque con una buena intención se intentara desde el Consejo de Administración reconducir la relación entre los máximos responsables deportivos, después de aquella discusión en El Molinón - Enrique Castro ‘Quini’ la sintonía entre ambos no fue la idónea. Si los dos acababan la temporada, al menos uno no hubiera seguido para el siguiente proyecto. Casi una vuelta después de aquel episodio que dejó en mal lugar tanto la imagen de uno y otro profesional como la de la entidad, el Sporting se vuelve a enfrentar al equipo oscense en otra situación de máxima tensión.

Tertulia de Sporting1905 sobre la llegada del 'Pitu' Abelardo al Sporting (disponible desde el minuto 3, recuerda activar el sonido del vídeo y de tu equipo)

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