«Pedir la hora»

David Herrero García

SPORTING 1905

Afición Sporting
Afición Sporting LaLiga

Artículo de opinión

06 oct 2020 . Actualizado a las 22:40 h.

Nos gusta complicarnos la vida. El cerebro humano funciona por impulsos de lo más caóticos y así nos va. Estamos abonados al sufrimiento. La diferencia es que algunos lo muestran pagando la suscripción mensual de plataformas audiovisuales como HBO y otros observando con detenimiento los noventa minutos que su equipo les ofrece cada fin de semana. Aunque cada vez más tendemos a abrazar ambos dramas al mismo tiempo.

Ver el fútbol por televisión nos ha acomodado. Antes, si uno se organizaba bien, podía rellenar la agenda de un día entero cada vez que su equipo jugaba como local. El fútbol en vivo arrastraba una liturgia que convenía no saltarse. Con su camino de ida a pie hacia el estadio y su parada obligatoria en los bares colindantes. O su viaje de vuelta cuando era incluso más necesario detenerse a intercambiar opiniones en aquellos establecimientos que aún estuvieran abiertos. Ahora todo es distinto, solo hay que encontrar el canal que televisa el encuentro, tarea en ocasiones más complicada de lo que pudiera parecer, y sentarse frente al televisor un par de minutos antes para comprobar las alineaciones.

Disfrutamos viendo a gente más puteada que nosotros. Equipos trabajadores que de vez en cuando hacen alarde de su calidad pero que aún así necesitan sufrir horrores para llevarse la victoria. Ese es el fútbol que de verdad nos llena. Es el mensaje que buscamos reafirmar cada fin de semana: por muy bien que lo hagas, en cualquier momento todo se puede ir al traste. Cualquier córner tonto le amarga a uno la semana.

Lo que nunca cambiará es nuestra impaciencia. Nada define mejor al balompié que un alto y claro: árbitro la hora. Un estadio clamando por el fin del espectáculo por el que ha pagado. La incógnita en estos tiempos de fútbol televisado está en si pedimos la hora porque el resultado es favorable para nuestro equipo o porque queremos volver a sumergirnos en la serie de moda.

Y todo sin salir de casa.

Motivos para celebrar

Los rojiblancos siguen imparables y una jornada más han demostrado que saben sufrir cuando toca sufrir. La defensa sportinguista es un muro que aún nadie ha conseguido perforar. Como si de una partida de ajedrez se tratase, Babin y Borja López escoltan la portería asturiana obligando a los rivales a probar suerte desde fuera del área. Forzando a los atacantes a vérselas con Diego Mariño, uno de los guardametas más en forma del fútbol español, en condiciones de desigualdad. Y si hablamos de ajedrez de justicia es mencionar al ajedrecista. El técnico catalán, con un sutil movimiento de piezas, dio entrada al debutante Saúl García que no dudo en desequilibrar el encuentro poniendo el uno a cero en las botas de Uros Djurdjevic.

Repaso los números de este equipo que actualmente lidera la clasificación, con cero goles encajados tras cuatro encuentros y doce puntos de doce posibles sumados y no sé si creérmelo. Pero veo a los jugadores situados sobre el césped, con las ideas más que claras y haciendo gala de eso que tanto demandan los aficionados de este deporte, oficio y pundonor, e inevitablemente sale a la superficie mi vertiente más optimista. Con un equipo así, qué queréis que os diga, es imposible no ilusionarse.

De momento pedimos la hora al final de cada encuentro porque al fin tenemos motivos para celebrar: este curso hay plantilla y cuerpo técnico para gestionarla.

*El sistema de comentarios se encuentra más abajo de lo habitual, disculpen las molestias.